Por fin ha vuelto el Mundial de Fórmula 1 después de un parón de casi un mes, y lo hace por la vuelta grande, estrenando un nuevo formato para los fines de semana al sprint en el Gran Premio de Azerbaiyán. Los equipos intentarán introducir todas las mejoras posibles en sus monoplazas para dar un paso adelante y alcanzar sus diversos objetivos, aunque para Aston Martin, Ferrari y Mercedes, Red Bull sigue pareciendo inalcanzable.
En los entrenamientos libres de Bakú, los únicos de todo el Gran Premio, la sesión fue absolutamente caótica. Red Bull dominó como siempre, pero Ferrari dio un paso adelante y peleó a escasas milésimas los mejores tiempos de Verstappen (Leclerc) y de Pérez (Sainz). En cambio, Mercedes ni siquiera pudo rodar en serio por problemas en ambos monoplazas, en el sistema electrónico de los frenos; y Aston Martin también sufrió, en especial Fernando Alonso, que ni siquiera llegó a montar los neumáticos blandos por un problema en el DRS, que no se abría.
Además, como era de esperar, hubo bastantes sustos entre los muros del circuito urbano. Sainz rozó en el vértice de una curva y dejó su marca en la pared; Tsunoda sufrió un pinchazo de lo más inoportuno que puso en peligro a todos; y el Alpine de Gasly directamente salió ardiendo. De hecho, el galo provocó una bandera roja que limitó aún más el tiempo de ensayo de los equipos, ya reducido de por sí en este fin de semana al sprint. A las 15.00 horas, la clasificación.
