Al morir una lengua indígena, muere todo un legado cultural con ella. Muchas lenguas indígenas se encuentran en serio peligro de extinguirse completamente. Procesos de revitalización lingüística son necesarios.
Frauke Sachse, profesora del Instituto de Culturas Precolombinas y Etnología en Bonn, Alemania, tuvo la oportunidad de trabajar en Guatemala con los últimos hablantes de la lengua xinka, que se hablaba en el sur oeste del país. Lamentablemente, hoy en día, la lengua se encuentra extinta. Similares caminos parecen estar cercanos a la vista para otras lenguas indígenas en serio peligro de extinción, en toda América Latina.
Hablantes de entre 80 y 90 años fueron los últimos testigos de la lengua xinka. Trabajar con ellos fue lo que impulsó a Sachse a investigar más sobre las lenguas en peligro de desaparecer y cuáles eran los principales factores por los que las personas perdían su idioma o decidían pasarlo o no de generación en generación.
A pesar de la muerte del xinka se han llevado a cabo trabajos de revitalización de esta lengua, explica Sachse. Un estudiante guatemalteco produjo documentos en castellano que explican la formación de verbos, sustantivos, plurales, etc., en xinka para así tratar de revitalizarla con el apoyo gubernamental. Sachse comenta que, lamentablemente, a pesar de estos procesos el xinka nunca podrá llegar a tener un estatus de lengua viva, sin embargo, la revitalización de la lengua resulta importante en procesos de identidad, nos cuenta la docente.
¿Por qué mueren las lenguas?
Susanne Mohr, profesora de Sociolingüística de la Universidad de Bonn, y Sachse, coinciden en factores físicos, socio-políticos, así como socio-económicos en la pérdida de las lenguas indígenas. Entre los físicos se incluyen epidemias, enfermedades o catástrofes naturales. Entre los socio-políticos están muy presentes guerras civiles, colonizaciones, represión y opresión política. Períodos cuando los gobiernos no han permitido a los pueblos indígenas el uso de sus lenguas. En cuanto a los factores socio-económicos, Sachse comenta que, en muchas ocasiones, resultan ser los padres quienes no quieren que sus hijos hablen la lengua indígena de su comunidad por razones de discriminación o prestigio. “Ellos quieren evitar que sus hijos experimenten los que ellos han vivido”, añade.
A su vez, Mohr hace referencia hacia las actitudes lingüísticas de los nativo-hablantes. Es decir, ellos puedes presentar actitudes negativas hacia su propia lengua y cambiarla por el idioma dominante del país y así, integrarse en la sociedad dominante y abandonar su estilo de vida.
“Si la gente pierde su idioma, pierde mucho más que eso, se pierden conceptos religiosos, costumbres, historias”, señala Sachse.
¿Cómo se las puede revitalizar?
Lo más importante sería crear actitudes lingüísticas positivas en las sociedades hacia estas lenguas, impulsar proyectos de documentación de estas lenguas y, sobre todo, que se las enseñe en las escuelas, explican Sachse y Mohr. Estos factores resultarían cruciales en procesos de mantenimiento de las lenguas indígenas y revitalización; sin embargo, éstas representan mayormente decisiones políticas.
Igualmente, es crucial crear espacios en los que las lenguas indígenas puedan sobrevivir. Por ejemplo, utilizar los medios de comunicación para que den un impulso y una importancia real a estas lenguas. Sachse hace referencia a la existencia de páginas de Facebook en maya-quiche o hip hop en quechua. Es decir, los jóvenes ya utilizan estos espacios para usar su lengua en busca de un proceso de identidad, y también, con el objetivo de distinguirse de la generación de sus padres.
“La gente sí usa las lenguas indígenas, al mismo tiempo la globalización les permite comunicarse en su idioma. Hay esperanza, pero depende del país, la situación política, etc.”, comenta Sachse. De igual forma, es necesario promover seminarios sobre estas lenguas que impulsen el interés de todas las partes, así como crear centros que protejan y den apoyo a las lenguas en peligro, explica Mohr.
A su vez, dentro de las comunidades indígenas, es importante que los padres hablen con sus hijos en sus lenguas nativas. Esto contribuirá a que la lengua se mantenga, y a su vez, que se la trasmita de generación en generación, coinciden las docentes.
¿Es importante el rol de los gobiernos en procesos de revitalización lingüística?
“Sin los gobiernos no se puede hacer nada”, indica Sachse. Los gobiernos deberían ofrecer recursos y apoyar procesos de oficialización de las lenguas indígenas existentes en sus países. “Procesos como en Bolivia donde el quechua se ha oficializado contribuyen mucho”, nos cuenta.
En el contexto escolar, hay pocos países en los que se puede aprender a leer y a escribir en una lengua indígena. Mayormente se aprende el español y los niños no aprenden en la escuela su lengua materna. Sachse nos cuenta que México y Guatemala cuentan ya con proyectos de escuelas bilingües que enseñan a leer y a escribir a los niños en sus idiomas maternos, para después, aprender el castellano.
Contribución de estudiantes alemanes
Todos los estudiantes, durante sus estudios, deben aprender una lengua indígena, afirma Sachse. En el Instituto de Culturas Precolombinas y Etnología se enseña actualmente náhuatl, quechua (ayacuchano), maya yucateco y maya quiché. Los cursos duran por lo menos un año.
Sachse nos cuenta que es importante que gente de otros países también se interese en aprender estas lenguas, dado que si hubiera interés en el extranjero, las comunidades indígenas podrían ver que sus lenguas también son importantes para el mundo exterior, añade Sachse.
“Es un proceso de comunicación intercultural”, añade. Este aprendizaje, a la vez, es de suma importancia. Si más tarde, en sus estudios, los estudiantes deciden realizar trabajos de campo en distintas regiones, ellos podrán comunicarse con gente de la comunidad y mostrar respeto por su lengua, al poder hablarla, y así, respeto a los individuos de estas comunidades.