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Economía

La sombra de la recesión se abalanza sobre el segundo trimestre en la eurozona tras los PMI de junio

Los datos entrantes de abril y mayo hacían pensar que la eurozona saldría de la recesión técnica (no por mucho, eso sí) en el segundo trimestre del año tras las contracciones del 0,1% del PIB de la región en el último cuarto de 2022 y el primero de 2023. Esa esperanza se ha desvanecido un poco más este miércoles con las lecturas finales de los PMI (índices de gestores de compras) de junio. La encuesta de S&P Global y el Hamburg Commercial Bank constatan una contracción en la actividad de la que es importante culpable el progresivo deterioro en un sector servicios que ha sujetado a la economía tras la recuperación post-pandemia.

En las estimaciones flash o preliminares de los PMI de junio, publicadas hace un par de semanas, el PMI compuesto de la eurozona arrojaba una caída de 52,8 puntos en mayo a 50,3 puntos, una zona muy cercana al estancamiento (en los PMI los 50 puntos marcan la barrera entre la expansión y la contracción). En la lectura final conocida este martes, el dato se ha revisado a los 49,9 puntos, la más baja de todo 2023. Con un PMI manufacturero hundido en la recesión (43 puntos), el retroceso del sector servicios ha sido clave. La potente lectura de 55,1 puntos en mayo dio paso a una estimación flash de 52,4, que se ha revisado hasta los 52.

Según explica el informe en el que se publica el dato, la economía de la zona euro se paralizó al final del segundo trimestre, poniendo fin a una sólida secuencia de crecimiento encabezado por el sector servicios observada desde principios de año. Si bien el crecimiento de la actividad comercial del sector servicios continuó, esta se desaceleró hasta su mínima de cinco meses en junio. Además, el incremento de la actividad en la economía dominante del sector servicios se vio contrarrestada por una fuerte y acelerada disminución en los volúmenes de producción de las fábricas en junio. “Los últimos datos de la encuesta continuaron mostrando diferencias significativas en el resultado según el sector, al observarse una caída cada vez más profunda en la producción de las fábricas en comparación con una expansión sostenida, aunque más débil, en la actividad del sector servicios”, incide el comunicado.

Los datos de la encuesta revelan que la trayectoria de la tendencia fue en general a la baja para los cinco países de la zona euro estudiados, ya que el índice PMI compuesto disminuyó en España, Irlanda, Alemania, Italia y Francia. En particular, estos dos últimos países experimentaron una contracción de la actividad total del sector privado por primera vez en seis y cinco meses respectivamente.

El crecimiento se mantuvo en el país más grande de la zona euro, Alemania, pero se ralentizó notablemente desde mayo, acercándose a la zona de estancamiento (50,6). Otros indicadores, como el Ifo, sugieren que la economía alemana se contrajo en el segundo trimestre después de caer en la recesión técnica en el cambio de año.

Francia profundiza en la contracción hasta los 47,2 puntos. “Además de los factores generales como son las condiciones financieras más estrictas y una situación de demanda más débil, es probable que las protestas por la reforma de las pensiones y las huelgas de los últimos meses hayan pasado factura en este país”, apunta el informe de los PMI.

España registró el mejor resultado, tal y como ha sido el caso desde febrero pasado; si bien la incetidumbre electoral ha pesado en el frenazo de los servicios en junio. Italia, que no tenía lectura preliminar, cae de 54 a 52,2 en el PMI de servicios y de 52 a 49,7 (entra en zona de contracción ya) en el PMI compuesto.

Las cifras reflejan que la actividad económica se vio restringida en junio por la disminución de la entrada de nuevos pedidos, que cayeron modestamente y por primera vez desde enero pasado. Las condiciones de la demanda en el sector manufacturero fueron considerablemente débiles, y las ventas de productos de la zona euro cayeron al ritmo más rápido en ocho meses. La demanda de servicios aumentó, pero el ritmo de crecimiento se ralentizó por segundo mes consecutivo, hasta su mínima de cinco meses.

“En el sector servicios, cuya situación económica había cobrado impulso a principios de año tras un débil último trimestre de 2022, la coyuntura económica de todos los principales países de la zona euro ha vuelto a perder un impulso considerable”, sintetiza en la nota Cyrus de la Rubia, economista jefe del Hamburg Commercial Bank. El experto ve “bastantes indicios de que la desaceleración del crecimiento continuará en los próximos meses”.

“La revisión a la baja del PMI compuesto de la eurozona para junio, de 50,3 a 49,9, lo dejó en consonancia con el estancamiento de la economía, en el mejor de los casos, a finales del segundo trimestre. Dado que el PMI exageró el crecimiento en el primer trimestre y que otros datos han sido más débiles recientemente, creemos que es probable que la economía haya seguido en recesión en el segundo trimestre”, afirma en una nota Jack Allen-Reynolds, analista de Capital Economics.

Centrándose en la debilidad sector manufacturero, el economista considera que “cualquier apoyo a la actividad derivado de la reducción de las interrupciones del suministro, la bajada de los precios del gas y el hecho de que las empresas estén trabajando en la cartera de pedidos está siendo compensado con creces por las fuertes caídas de la nueva demanda”.

Sin embargo, ¿será suficiente esta debilidad en los datos para que el Banco Central Europeo (BCE) detenga las subidas de tipos? Los PMI arrojan una relajación a tener en cuenta en los precios, pero parece que no será suficiente para frenar al banco central. Por el lado de la inflación en el sector manufacturero, aunque los índices precios de los insumos y la producción también cayeron por debajo de 50 en junio, “estos están estrechamente correlacionados con la inflación de la energía -por debajo de cero-, que nos dicen poco sobre las presiones subyacentes de los precios que no sepamos ya”, expone Allen-Reynolds.

Por el lado de los servicios, plantea De la Rubia, “la presión de los precios en el sector, a la que el BCE está prestando especial atención, se ha atenuado un poco, pero los costes siguen aumentando considerablemente según los estándares históricos y las empresas de servicios aún pueden repercutir al menos parte de estos aumentos de costes, algunos de ellos debidos a salarios más altos, a los clientes finales”. “Esto se refleja en una inflación subyacente persistentemente alta, razón por la cual es probable que el BCE continúe subiendo los tipos de interés”, adelanta.

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