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Economía

Gabriel Lozano, economista jefe de JP Morgan para México: “El país está en un círculo virtuoso”

La combinación de un mayor consumo e inversión fija ha generado una inercia importante que seguirá durante la primera mitad del próximo año, pero caerá en el segundo trimestre, según el analista

ISABELLA COTA

Gabriel Lozano (Ciudad de México, 1974) es uno entre muchos economistas a quienes la fuerte expansión de la economía mexicano lo tomó por sorpresa este año. Si bien se esperaba un impulso inicial post pandemia (México fue el último país en América Latina en recuperar el Producto Interno Bruto (PIB) pre pandemia), ha sido la inversión fija la que “tuvo un brinco impresionante”, explica Lozano, quien lleva 11 años trabajando con el mayor banco de inversión en el mundo, JPMorgan Chase.

Doctor en Economía por la Universidad de Warwick en el Reino Unido, Lozano empezó su carrera en el Banco de México antes de llegar a economista jefe para México y Centroamérica en JPMorgan, liderado por el banquero más influyente del mundo, Jamie Dimon. En un momento en que en México solo se habla del nearshoring, Lozano destaca por su punto de vista amplio y cauteloso del fenómeno de moda.

El banco estima que el PIB mexicano cerrará este año 3,5% por encima que el anterior. La combinación de un mayor consumo y más inversión fija ha generado una inercia importante que seguirá durante la primera mitad del próximo año. Pero la segunda mitad no promete igual y Lozano espera que México se desacelere a crecer solamente 2,7% en 2024. Es difícil que la inflación baje hasta el 3%, meta del Banco de México, y la expectativa es que, para marzo, este esté listo para recortar la tasa de interés objetivo, dice Lozano en entrevista.

Pregunta. El crecimiento de la economía mexicana ha sorprendido positivamente. ¿Qué está pasando?

Respuesta. Esta narrativa optimista tiene que ver con una combinación del consumo y la inversión. Se habla mucho de que México había estado apuntalado por el tema del consumo, pero esa fue la historia en la primera etapa de la pospandemia. Pero en los últimos trimestres, más puntualmente desde mediados de 2022, la inversión fija tuvo un brinco impresionante que proviene de varias fuentes. Primero, había una demanda adormecida. Llegó el momento en que los inversionistas voltearon a ver las condiciones necesarias para invertir y se dieron cuenta de que estaban presentes. Ya existe un acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá, ya había claridad con respecto a cómo funciona este Gobierno en términos de políticas públicas. Hay mensajes contradictorios, algunas políticas erráticas, pero ya sabes cómo opera. Ese entendimiento te permite poner a trabajar tu dinero de nueva cuenta. Esto se dio en el contexto de la rotación de las inversiones globales. Además, hay un factor de inversión pública que tuvo un impulso adicional marcado por la necesidad del Gobierno de completar los proyectos prioritarios como el Tren Maya, la refinería en Tabasco, entre otros.

Todo se compaginó y estamos en una especie de círculo virtuoso. Para nosotros es importante hacer una distinción entre lo que se espera para la primera mitad de 2024 y la segunda. Esta inercia seguirá durante los primeros seis meses del próximo año, pero vemos un cambio de la expectativa con un segundo semestre mucho menos optimista. Ahí entrará una restricción al gasto gubernamental que es la Ley de Responsabilidad Hacendaria y el presupuesto reducido que va a llevar a dos posibilidades: o frenas el gasto de una manera muy agresiva o impulsas una reforma fiscal, que en ambos casos son políticas restrictivas que te ayudan a contener la economía.

Gabriel Lozano
Gabriel Lozano, durante la entrevista.AGGI GARDUÑO

P. Se habla mucho del nearshoring, pero la mayoría de la inversión extranjera directa (IED) es reinversión de empresas que ya están en México, y no de empresas nuevas. ¿Cómo se explica esto?

R. Lo que hemos visto es inversión de grupos que ya existen aquí en México, porque es lo natural. Si tú ya conoces cómo funciona un gobierno, la infraestructura, dónde hay agua, electricidad, dónde están los problemas de transmisión o de generación, vas a invertir más. Creo que sí hay algo de inversión nueva, pero va a tardar más tiempo. Estamos hablando de un panorama de 10 años. Nosotros hemos sido muy cautos con respecto al tema de la reubicación de inversiones por lo mismo. No me gusta usar el concepto de nearshoring, yo hablo mucho de la reubicación de inversiones porque esto lo hemos visto desde hace 20 años. El TMEC les da a los inversionistas un paraguas de protección en el cual operan con tranquilidad.

Este momento se asemeja a uno que vimos entre 2011 y 2013 en el que llegaron las empresas de autopartes y automotrices. Ese fue un brinco muy importante que se parece bastante y si revisas los números de crecimiento promedio entre 2011 y 2012, este fue de 3,5%. Justamente los niveles de crecimiento que estamos viendo ahora. Es decir, no es nada nuevo, simplemente es el segundo pie que se pone en el piso. También, para muchos inversionistas, a pesar de que hay incertidumbre, con la elección presidencial de 2024 llega una posibilidad de un cambio, de una salida, que para muchos es optimista. Si el próximo Gobierno tuviera mayor apertura a los proyectos público-privados que la actual Administración, eso sería un buen impulso adicional.

P. México ha estado en boca de legisladores y políticos en EE UU, quienes se han quejado de temas comerciales y de seguridad. ¿Cuáles serán las implicaciones para México de la elección presidencial en EE UU en 2024?

R. En su momento, en el 2016, cuando Donald Trump empezó a figurar como un candidato dentro de los republicanos, no se conocía su perfil. Fue una sorpresa casi absoluta en términos de sus posturas económicas o su plan de gobierno. Hoy por hoy, ya conocemos más de cómo ha actuado un presidente como Trump en el pasado. Por otro lado, él fue quien firmó el TMEC. Este es su acuerdo comercial, no va a querer destruirlo, a lo mejor va a querer modificarlo, hacer cambios o aprovechar las condiciones que prevalezcan. La narrativa parece ir por ahí: el acuerdo que existe fue firmado por alguno de los candidatos y los demócratas mismos lo avalaron. Desde el punto de vista del acuerdo comercial, creo que va a empezar a acelerarse esta narrativa conforme nos acerquemos más a temas de migración, o temas como la participación de algunos otros países en la inversión de México, que tocó Janet Yellen en su visita. Se habló de la inversión China en México, aunque no hay conocimiento definitivo porque por ahora son planes. Creemos que este será un tema en el mediano y largo plazo.

P. Quizás el foco en las elecciones ya no será económico, sino de seguridad.

R. Ese es un punto, pero hay que estar pendientes de algunos paneles de controversia. El posible panel en materia energética es importante. Si le preguntas a una empresa ¿cuál es su mayor preocupación? Te van a decir que soluciones en energía, de transmisión y generación de electricidad, para poder reubicar sus plantas y entrar de lleno a México. Este verano hubo apagones, imagínate lo que va a ocurrir con la llegada de las empresas grandes al norte o al Bajío. Es interesante que a pesar del incremento en inversión en general, hemos visto desinversión en el sector de energía.

P. Habla de un deterioro fiscal el próximo año por varios factores, incluyendo los programas de asistencia social y las pensiones. ¿Qué pudiera hacer el Gobierno en México para abordarlo?

R. Esta es una gran discusión. Siempre hay mucho cortoplacismo en términos de los planes de un año al otro. El nuevo equipo económico tendrá que homologar su evaluación de las condiciones económicas con el plan de gobierno. Es muy difícil pensar que las condiciones que están reinando ahorita van a continuar en el 2024 y 2025, precisamente porque hay que conocer primero el plan de gobierno y las condiciones económicas y los choques posibles que pueden venir tanto de fuera como domésticos. Pensar a largo plazo es crucial. Se ha hablado mucho de planes multianuales fiscales que te permiten hacer planeación. No puede ser planeación cuando vas cambiando cada año.

P. En el año electoral que se viene, ¿cómo espera que se comporte el tipo de cambio?

R. Esto refiere al ciclo político de negocios que aplica en todo el mundo, no solo en México. Hay una relación muy cercana entre la economía y el cambio de gobierno. Por cierto, las condiciones económicas están sentando las bases para un triunfo del oficialismo: crecimiento potencial en el corto plazo, tasa de desempleo por debajo del promedio histórico, inflación que, quizás, no bajará al 3%, pero bajará con respecto a los últimos tres años y un tipo de cambio más fuerte. Nuestra estimación es que el próximo año se deprecie modestamente a cotizar en 18 pesos por dólar. La historia con el tipo de cambio es interesante porque están los dos factores, el doméstico y el externo. En lo doméstico: si vemos que hay una desaceleración importante o hay un choque del petróleo, por ejemplo, la Ley de Responsabilidad Hacendaria obliga al Gobierno a bajar el gasto para llegar a un equilibrio. Eso exacerba la caída de la actividad económica. En lo externo, el mercado reaccionará a la tasa de interés del Banco de México. El tipo de cambio ya se ha depreciado un poco y eso tiene que ver con la expectativa de que Banco de México va a empezar a recortar la tasa.

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