China ha logrado un nuevo récord de producción de petróleo y gas. Los titánicos esfuerzos del gigante asiático están dando sus frutos, aunque estos ‘frutos’ son cada año menos accesibles y tienen menos ‘carne’. La producción nacional de crudo se ha situado de media en los 4,16 millones de barriles diarios, según los datos publicados por la televisión oficial del Gobierno de China. De este modo, el ‘gigante asiático’ sigue siendo el sexto mayor productor de crudo del mundo, auqne se acerca a Irak, que es el quinto mayor productor de petróleo del mundo con 4,3 millones de barriles diarios.
La producción de petróleo crudo de China aumentó hasta los 208 millones de toneladas métricas en 2023, equivalente a 4,16 millones de barriles por día. La cifra, que según cálculos de Reuters supone un aumento del 1,6% con respecto a los niveles de producción de 2022, supone un freno al crecimiento del bombeo, que venía mostrando tasas de variación superiores (2% de media anual entre 2018 y 2022, según CCTV). Este dato de crecimiento debería ser preocupante para las autoridades de Pekín ¿Por qué la producción de petróleo en China crece cada vez menos? Todo hace indicar que las compañías petroleras nacionales de China se están viendo obligadas a perforar y explotar yacimientos cada vez más profundos y más complejos para impulsar la producción, según explican los analistas de Reuters.
El petróleo ‘fácil’ se está acabando dentro de sus fronteras cuando China aún necesita millones y millones de barriles cada día. Por ello, las empresas estatales energéticas están optando por diversificar geográficamente su producción. Un último ejemplo es la adquisición de un mega-yacimiento de crudo en Irak. PetroChina se ha hecho formalmente con el yacimiento petrolífero West Qurna 1 en el sur de Irak, adquiriendo la participación mayoritaria. El problema de estas operaciones es que China debe compartir, normalmente, esos recursos con empresas nacionales de los países en cuestión, en este caso Irak. De modo que ese petróleo tiene un coste mayor para China y se contabiliza como una importación.
Grandes inversiones para extraer petróleo
Por ello, China está realizando grandes inversiones a nivel nacional para impulsar su producción de crudo. Un buen ejemplo de ello es la perforación y extracción de crudo del pozo más profundo de toda Asia. Aunque la rentabilidad de este proyecto se encuentra en cuestión (mucha inversión para extraer poco crudo), revela las intenciones de China: intentar ser lo más independiente posible en todos los campos y sectores.
Todas estas inversiones se están realizando con tecnología y empresas chinas: todo queda en casa. Volviendo al pozo más profundo de Asia, el encargado fue el gigante petroquímico chino Sinopec, que completó con éxito la perforación y extracción de hidrocarburos del pozo de petróleo y gas de 9.432 metros de profundidad en la Región Autónoma Uygur de Sinkiang (Xinjiang), en el noroeste de China, estableciendo un nuevo récord: este es el pozo direccional terrestre más profundo de Asia, según reveló la propia compañía.
No obstante, este pozo alcanzará una capacidad de producción diaria de unas 1.000 toneladas de petróleo (ahora mismo ha dado comienzo con 200 toneladas diarias), según han informado los medios chinos. Hasta la fecha, el pozo más profundo era de más de 8.800 metros de profundidad, también operado por Sinopec, y se encontraba en Sichuan.
En un intento por lograr una mayor independencia energética, China ha invertido en los últimos ocho años grandes cantidades de dinero para impulsar su producción de crudo. Esta estrategia ha tenido un éxito relativo. Es cierto que la producción de petróleo revirtió su tendencia a la baja, pero el incremento ha sido relativamente escaso, sobre todo si se tiene en cuenta el esfuerzo inversor, y encima está empezando a perder impulso, como demuestra el último dato.
Entre 2015 y 2018, la producción de petróleo en China cayó alrededor de un 12%. La razón es la expuesta anteriormente, mientras que los pozos y yacimientos más antiguos van ‘madurando’ (alcanzan su pico de producción y empiezan a declinar), los nuevos hallazgos no venían compensando esa decadencia. Sin embargo, China ha empezado a realizar exploraciones y perforaciones en el mar, lo que ha permitido, por el momento, reanimar a la industria del crudo. La producción offshore ha representado más del 60% del aumento del bombeo de crudo del país durante los últimos cuatro años, según los datos de CCTV. No obstante, parte de esas aguas están en disputa con países vecinos, lo que complica la misión.
¿Por qué obsesiona el petróleo a China?
Desde S&P Global señalan que este esfuerzo de las empresas chinas va de la mano de una estrategia de impulso desde el propio Gobierno del país. El motivo por el que desde Pekín están incentivando a las principales firmas a ampliar sus proyectos es debido a que a lo largo de este año, con situaciones como el ataque de Hamás a Israel (y la posterior escalada) y los ataques de piratas Hutíes a buques petroleros en el Mar Rojo, “han visto la necesidad de reducir su dependencia de las importaciones de regiones que pueden ser volátiles”.
De hecho, esta búsqueda de fuentes de suministro más estables se enmarca dentro del 14º plan quinquenal aprobado en 2021. En este documento muestran una gran preocupación por “una consumo de energía despilfarrador” y afirman que hace falta una “mejora de la seguridad energética” para depender en menor medida del exterior. Este plan salió a los pocos meses de que la Guerra de Ucrania mostrase a buena parte de países de Europa los riesgos económicos de que la energía dependa de naciones con su propia agenda geopolítica.
Al margen de los yacimientos de petróleo tradicionales, China también ha generado grandes cifras de producción gracias al ‘fracking’. La producción de crudo a través del esquisto ha sido un factor realmente importante debido a que ha podido alcanzar un máximo histórico de 4 millones de toneladas en 2023. Otras formas de obtener ‘oro negro’ alternativas, como los yacimientos profundos, también crecieron, dando a China 11,8 millones de toneladas de crudo y convirtiendo al país en líder mundial de este tipo de extracción.
“El mercado de China es un microcosmos del mundo. Lo que está sucediendo allí refleja cómo está cambiando el mercado petrolero mundial”, asegura Ciarán Healy, analista del mercado petrolero de la AIE.
Respecto al gas, este también habría sido un año récord para China, logrando disparar su producción un 5,6% respecto al año anterior. Para explicar esta mejora en los datos hay una explicación clara, los yacimientos de Sichuan, Ordos y Tarim, tres áreas clave que representaron el 70% el incremento de la producción de gas. Estos tres puntos son enclaves críticos que llevan años sumado al incremento productor del gigante asiático, pero la sorpresa de 2023 ha provenido del gas no convencional. Este tipo es el que proviene de rocas o sustancias cristalinas poco habituales cuyo proceso de extracción es más difícil. En 2023 habría superado los 96 BCM (millares de metros cúbicos), convirtiéndose en un verdadero pilar para sus reservas.
Una demanda enorme de crudo
En cualquier caso, China aún esté muy lejos de poder alimentar con su propia producción la enorme demanda de petróleo que necesita el gigante asiático para seguir en marcha. Según datos de la OPEP, desde septiembre la voracidad de este país se encuentra en máximos históricos a un récord de 17,1 millones de barriles diarios de consumo. Sin embargo, los esfuerzos de China por aumentar su músculo petrolero pueden ser determinantes para los precios mundiales del crudo, sobre todo si la demanda se enfría, mientras que la producción sigue siendo elevada a nivel global.
El propio cártel petrolero avisaba de que esperan que la demanda China se desmorone hasta los 16,41 millones de barriles diarios tan pronto como el primer semestre de 2024. Una caída del 4% desde sus niveles actuales debido a una vacilante recuperación económica y, particularmente, un PIB más débil por el contexto internacional, donde la subida de los tipos de interés se dejará sentir en las economías del mundo, golpeando al consumo y a la actividad empresarial. Aunque no todos coinciden con un enfriamiento de la demanda, desde la Agencia Internacional de la Energía (AIE) creen que se mantendrá en los 17,1 millones de barriles diarios de media durante todo 2024.
Desde Woodmac, van más allá en los motivos detrás de esta menor demanda y explican que una industria del ladrillo ‘a medio gas’, puede ser determinante. “El principal riesgo para la demanda del petróleo y el diesel viene de China” explican en su último informe. En el escrito explican que el sector de la construcción consume grandes cantidades de combustible para alimentar sus equipos, una situación determinante, pues las nuevas construcciones ya han caído un 15,2% según datos de su oficina de estadística (BNE) en octubre.
China es el segundo mayor consumidor de petróleo del mundo, representando, según la Administración de Información Energética de EEUU, cerca del 16% de toda la demanda mundial, solo por detrás de Estados Unidos (20%) y muy por encima del tercero en liza, India, que representa el 5%. “China es clave para el equilibrio mundial de los precios del crudo” explica el Banco Mundial en su último informe en el que explica que “la resiliencia China fue el factor clave para explicar los máximos históricos de consumo mundial en 2023”. De hecho, los analistas de la institución remarcan que “China representará el 75% del aumento de la demanda de crudo en 2023”. Sin embargo, “frente al riesgo al alza de las interrupciones de suministro de Oriente Medio, hay un poderoso riesgo a la baja en China, que podría tener un crecimiento menor de lo esperado”.