El conflicto entre el jefe del ejército, Abdel Fatah al Burhan, y su exsubalterno Mohamed Hamdan Daglo, comandante de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), ha dejado decenas de miles de muertos, infraestructura destruida y una economía hecha añicos.
También causó el desplazamiento de más de ocho millones de personas, además de dos millones que habían abandonado sus casas antes del conflicto, lo que lo convierte en la mayor crisis mundial de desplazados.
“Millones de vidas y la paz y estabilidad de una región entera están en juego”, advirtió la directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain.
“Hace 20 años, Darfur era la mayor crisis de hambre del mundo y el mundo corrió a responder”, indicó en referencia a la vasta región del oeste de Sudán.
“Pero hoy, el pueblo de Sudán ha sido olvidado”.
Tanto las FAR como el ejército han sido acusados de bombardeos indiscriminados de áreas residenciales, de atacar civiles y de impedir la entrega de ayuda vital.
El PMA actualmente no puede acceder al 90% de quienes enfrentan “niveles de emergencia de hambre”, y solo 5% de la población sudanesa “puede pagarse una comida por día”.
En los campamentos de tránsito en Sudán del Sur, a donde han huido 600.000 sudaneses, “las familias llegan con hambre y se encuentran con más hambre”, advirtió el organismo de la ONU.
El PMA agregó que de cada cinco niños que cruzan la frontera, uno está desnutrido.
A lo largo de Sudán, 18 millones de personas enfrentan grave inseguridad alimentaria, y de ellas, cinco millones enfrentan niveles catastróficos de hambre, la clasificación de emergencia más alta antes de la hambruna.