EE.UU. busca crear un nuevo sistema comercial destinado a reducir las emisiones de carbono, protegiendo sus subsidios verdes y los de sus aliados. No obstante, esta iniciativa podría ser un golpe mortal contra la propia estructura comercial creada por Washington.
Estados Unidos tiene la intención de crear un nuevo sistema comercial destinado a reducir las emisiones de carbono de los intercambios globales y de las manufacturas, protegiendo los subsidios verdes en el país y en sus aliados tanto de desafíos legales como de la llamada ‘fuga de carbono’. Así lo anunció este martes el enviado climático de la Casa Blanca, John Podesta, en una conferencia organizada por el Centro de Política Energética Global de la Universidad de Columbia en Nueva York.
No obstante, Bloomberg advierte que se trata de una nueva arma comercial contra China que además podría suponer un golpe mortal a la Organización Mundial del Comercio. Según la agencia, la iniciativa es la “voluntad más clara” de la Casa Blanca de cambiar las reglas comerciales globales, que el propio Washington fomentó después de la Segunda Guerra Mundial, para lograr su doble objetivo de limitar las emisiones de carbono y el dominio chino de industrias clave.
“En este momento, nuestras políticas comerciales existentes y las reglas internacionales que las rigen no prestan suficiente atención a las emisiones incorporadas en los bienes comercializables“, declaró Podesta. “En cambio, necesitamos un enfoque inteligente del siglo XXI hacia la política climática y comercial que lance una ‘carrera hacia la cima’ para la acción climática”, agregó.
“Las reglas del comercio global incentivan la fuga de carbono: cuando las emisiones relacionadas con la manufactura de un país con políticas climáticas más sólidas se trasladan a un país con políticas más débiles”, afirmó. La llamada ‘fuga de carbono’ hace referencia a cuando un país que pone precio a este recurso dentro de sus fronteras, elevando el costo de hacer negocios allí, ve como sus fabricantes se ven perjudicados por la llegada de importaciones más baratas desde naciones con políticas ambientales más relajadas.
“No hay penalización por lo que me gusta llamar ‘dumping de carbono’, cuando las altas emisiones en la producción se exportan de regreso a países con políticas climáticas más estrictas”, aseveró Podesta. “Esas son malas noticias para el clima“, subrayó.
En ese sentido, criticó las políticas chinas por arrebatarle el dominio de la producción de aluminio a EE.UU. La nación norteamericana “era antes el mayor productor de aluminio del mundo. Pero después de décadas de subcontratación y comportamiento no comercial por parte de algunos países, ahora solo quedan cuatro fundiciones primarias”, expresó.
“Hoy en día, más de la mitad del aluminio del mundo se fabrica en China, donde la tonelada promedio de aluminio produce un 60 % más de emisiones que en Estados Unidos”, se lamentó, agregando que eso es una “mala historia” para los trabajadores y comunidades que se perdieron.
“Pero también es malo para el mundo en su conjunto. A nivel mundial, la producción de aluminio es sustancialmente más sucia de lo necesario”, advirtió.