El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, ha advertido desde Nueva York de que “todas las posibilidades están abiertas” en el conflicto con Israel, incluso la de la guerra tras la muerte este viernes en un bombardeo israelí del líder del partido-milicia libanés Hezbolá, Hasán Nasrarlá, aliado de Teherán.
“Todo el mundo reconoce el peligro de una guerra en la región. Esta situación es muy peligrosa y todas las posibilidades están abiertas en este momento”, ha afirmado, según recoge la agencia de noticias iraní Fars. Además, ha subrayado que la muerte de Nasralá “no debilita a la resistencia” y que “la sangre del mártir Hasán Nasralá aumenta la fuerza de Hezbolá, su impulso y el crecimiento de sus efectivos”.
En cambio, las acciones israelíes en la región, en Líbano y Gaza, “han dejado a esta entidad sin ningún futuro en la región”. “Jamás tendrán paz, resultado natural de este crimen que acelera el declive de la entidad sionista”, ha remarcado.
Araghchi ha acusado además a Estados Unidos de colaborar en el “crimen” contra Nasralá. “Es evidente que la sangre de estos mártires no quedará sin venganza. Seguiremos apoyando firmemente a Líbano”, ha subrayado.
El ministro de Exteriores iraní se ha referido también a su encuentro con el secretario general de la ONU, António Guterres, al que ha pedido “que sea la voz de la comunidad internacional” y defienda la necesidad de “parar los crímenes sionistas” ante la “demostrada incapacidad del Consejo de Seguridad de la ONU para resolver los problemas”. “Estados Unidos hasta ahora ha obstruido todas las iniciativas en el Consejo de Seguridad”, se ha lamentado.
Además, el ministro de Exteriores también ha asegurado que este crimen nunca quedará “sin respuesta” y que utilizarán todos los medios posibles como venganza: “El aparato diplomático también utilizará todos los medios posibles, sus capacidades políticas, diplomáticas, jurídicas e internacionales para perseguir a los criminales y a quienes los apoyan”.
La advertencia de Araghchi es la más dura pronunciada hasta ahora por una autoridad iraní, que hasta el momento habían mostrado cierta cautela sin abogar por una respuesta directa de Teherán contra Israel. La propia Guardia Revolucionaria condenó la muerte de su militar, pero no hizo menciones a posibles venganzas.