La reunión de Mexico, Estados Unidos y Canadá celebrada la semana pasada en Washington dejó varios mensajes de fondo sobre la recuperación de una visión común en Norteamérica, la integración económica o la colaboración para paliar la migración. Pero uno de los acuerdos sellados en la cumbre, cuando todavía no se conocía la amenaza de la nueva variante ómicron de la covid-19, reforzó precisamente la estrategia de coordinación contra la pandemia. Las delegaciones encabezadas por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, el estadounidense Joe Biden y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, se comprometieron a actualizar el esquema de colaboración creado hace una década ante la crisis de la influenza H1N1. “Vamos a actualizar este marco para que tengamos un mecanismo más flexible que nos permita responder a una mayor gama de amenazas en materia de pandemia y de salud pública”, explica con vistas al futuro Roberto Velasco, jefe de la Unidad para América del Norte de la Secretaría de Relaciones de Exteriores.
En una conversación con EL PAÍS mantenida esta semana por videoconferencia. el funcionario repasa los hitos de la cita, conocida coloquialmente como Los Three Amigos, que llevaba cinco años sin celebrarse por el ninguneo del expresidente Donald Trump. Uno de ellos tiene que ver con la emergencia sanitaria y sus consecuencias económicas. En este y otros frentes los tres países tienen propósitos comunes. “Hay una alineación de intereses que hemos conversado mucho entre Canadá y México y ahora también con Estados Unidos, que es cómo podemos tener una mayor producción de vacunas en México y Canadá que nos permita ser menos vulnerables a tener vacunas de terceros países”, señala Velasco. “En cuanto al manejo de la pandemia, ¿qué pasó? Que nos dimos cuenta de que el mandato era muy estrecho y dirigido a la influenza y no fue suficiente para hacerle frente a una pandemia que era totalmente distinta”, agrega en referencia al coronavirus.
Los tres Gobiernos acordaron que seguirán “trabajando en fortalecer las cadenas de suministro de insumos médicos y buscar proteger las que ya tenemos” y, también para contener el impacto económico de la covid-19, el peor desde la Gran Recesión, se mostraron convencidos de la necesidad de profundizar la apuesta por la cooperación regional bajo el paraguas del tratado comercial T-MEC. “Norteamérica está nuevamente unida, hay una visión común y la intención de retomar este diálogo trilateral el próximo año en la Ciudad de México. El hilo conductor lo resumo en una frase que dijo el presidente López Obrador durante la reunión, que hablamos en distintos idiomas, pero el mismo lenguaje”, continúa el colaborador del canciller, Marcelo Ebrard.
En definitiva, resume Velasco, “fue una cumbre progresista donde hay tres Gobiernos que tienen aspiraciones muy similares y que están intentando alcanzar cosas muy similares: una mayor justicia social, mayor equidad, más oportunidades de trabajo, sobre todo para las clases medias y los grupos más vulnerables”. El planteamiento que defendió López Obrador entremezcla los desafíos económicos y los de la migración. A falta de concreción sobre el plan, Estados Unidos se comprometió a invertir en Centroamérica a través de un programa bautizado como Sembrando Oportunidades, similar al impulsado por México en el sur del país y conocido como Sembrando Vida.
“La voluntad de los Gobiernos de trabajar por una visión humanista de la migración y por promover una integración económica que tenga un efecto más amplio en la población de cada uno de los tres países. Y por supuesto, terminar con esta pandemia que ha sido tan costosa para nuestros países, pero sobre todo para los grupos más vulnerables”, enfatiza Velasco, que destaca la nueva implicación de Canadá en esta conversación. La declaración conjunta “incluye abrir más vías legales para la migración como un compromiso de los tres países, profundizar los programas de empleo temporal, como los programas agrícolas que hay con Canadá y también con Estados Unidos, ver hacia qué sectores se pueden extender y, en general, cómo se puede ordenar el flujo migratorio”. Para el Gobierno mexicano, “hay una parte que no se puede dejar de reconocer, que es que mientras haya una demanda de mano de obra, mientras haya una demanda de las actividades que realizan los migrantes, que son muy importantes, la disyuntiva es si queremos que esto ocurra de manera desordenada, irregular y peligrosa o queremos que ocurra de manera ordenada, regular”.
“Por supuesto”, añade el jefe de la unidad para Norteamérica, “falta mucho por hacer, es un inicio y yo lo quiero ver como un piloto, no una respuesta general, pero ya es algo concreto que los dos países vamos a poder hacer, analizar”. López Obrador hizo hincapié al comienzo de la reunión trilateral en cambiar el enfoque hacia los migrantes, pero también lanzó una alerta relacionada con el auge comercial de China. “La integración es una manera también de hacerle frente a otras regiones del mundo y de no perder dinamismo, de no estancarse. Lo que el presidente dice es una integración de ventajas competitivas de cada uno de los tres países”, señala Velasco, que incide también en el peso geopolítico de ese discurso. Es decir, si no se da una inversión de tendencia, en las próximas décadas puede haber un desequilibrio económico en el mundo. “Si no tomamos medidas para tener esta integración y para dinamizar nuestras economías, ese desequilibrio económico puede llevar y dimensiones de otra índole, incluso de carácter bélico”.
El encuentro abordó también, sin entrar en detalles, los retos en materia de seguridad. A principios de octubre México y Estados Unidos firmaron un nuevo acuerdo, llamado Entendimiento Bicentenario, que deja atrás la Iniciativa Mérida, un programa de la época de George W. Bush que contaba con ayudas millonarias. El plan propone un nuevo enfoque centrado en el apoyo a las comunidades más afectadas por el narcotráfico y en la lucha contra el consumo. “Anunciamos varias cosas importantes. Por ejemplo, un memorándum de entendimiento en materia de adicciones y salud mental, que era uno de los acuerdos del Entendimiento Bicentenario. También el hecho de que ahora va a haber enviados especiales de México para el tema de tráfico de armas en Estados Unidos y va a haber también un grupo de trabajo bilateral en la frontera para trabajar el tráfico de armas y así como también en delitos relacionados con ello”, repasa Velasco. “Este es un tema en el que nos faltan muchísimas cosas todavía, pero estamos trabajando a toda velocidad”, asegura.