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Medio Ambiente

¿Qué es una DANA y por qué es cada vez más frecuente en España?

A mediados de noviembre de 2021, el frío y la nieve llegaban a la Península. Una fuerte corriente de viento polar traía consigo el primer gran temporal invernal de la temporada, con nevadas por debajo de los 800 metros que cubrieron de blanco la provincia de Alicante. Las tormentas que arreciaban el este de nuestra península eran los primeros atisbos de una depresión aislada en niveles altos, conocida como DANA por sus siglas. El 29 de octubre de 2024, llegó un episodios que algunos calificaron como “la peor” del último siglo dejando más de 158 muertos en la mitad oriental de la Península.

“La borrasca asociada a este temporal invernal no es especialmente profunda, ni destacable por sus impactos directos, por esa razón no ha sido nombrada. El temporal destaca sobre todo por la brusquedad del cambio de tiempo, que nos lleva de otoño cálido a situación plenamente invernal”, informó en sus redes AEMET en noviembre de 2021.

El anuncio de la primera DANA de la temporada otoño-invierno 2023-2024 fue mucho más suave. “Durante el fin de semana del 1 al 3 de septiembre se espera la formación de una depresión aislada en niveles altos (DANA) sobre el oeste de la Península, provocando una situación de inestabilidad con precipitaciones y tormentas abundantes y generalizadas en la Península y en Baleares, así como un marcado descenso de las mercurios”, informó la agencia en su pronóstico publicado en su página web.

En la catástofre de octubre de 2024, la agencia meteorológica informó que en algunos puntos de la Comunidad Valenciana se registraron en ocho horas el equivalente a las lluvias de un año. “Acumulaciones extraordinarias en la provincia de Valencia: se llegaron a superar 300 l/m² en la zona entre Utiel y Chiva. En Chiva, de hecho, se recogieron 491 l/m² en solo ocho horas: prácticamente lo que puede llover en un año completo”, informó la AEMET en X (antes conocido como Twitter).

Tanto masa de aire de origen polar de 2021 como el cambio climatológico de finales de verano de 2023 iban a afectar al tiempo durante varios días en la península y las islas Baleares. “Las precipitaciones abundantes y tormentas continuarán al comienzo de la semana del 4 al 10 de septiembre”, continuaba la predicción del 1 de septiembre de 2023. Pero, ¿qué es exactamente este fenómeno meteorológico y por qué ocurre?

Una DANA es “un sistema de bajas presiones que se manifiesta sobre todo en capas medias y altas de la troposfera”, explica a National Geographic el portavoz de la AEMET Rubén del Campo. “Para entender su formación, hay que fijarse en el chorro polar. Se trata de una corriente de vientos muy intensa en niveles altos de la troposfera que circula de oeste a este y que separa el aire polar frío (situado al norte de esta corriente) del aire tropical cálido (al sur de la corriente)”.

A menudo, “el chorro polar se ondula, al igual que los meandros de un río, y la ondulación en ocasiones es tan intensa que la propia onda queda estrangulada y desgajada del chorro polar: en ese momento queda una especie de gran bolsa de aire frío rodeada por aire más cálido y ya tenemos la DANA formada”, explica del Campo.

Por tanto, una DANA se forma al desgajarse de la corriente en chorro una zona con aire frío rodeada de aire más cálido. Estos fenómenos no siempre se desplazan hacia el este como una borrasca ordinaria, sino que pueden permanecer casi estacionarias durante varios días, o incluso moverse de manera opuesta al flujo.

Aunque a menudo se piensa que son fenómenos meteorológicos diferentes, los términos DANA y gota fría son prácticamente sinónimos. La gota fría hace referencia a una ‘masa de aire que se desprende de una corriente muy fría y que desciende sobre otra de aire caliente produciendo grandes perturbaciones atmosféricas’, según el diccionario académico.

 “El origen del popular término gota fría viene de la traducción casi literal del término acuñado por la escuela alemana, que bautizó este concepto como kaltlufttropfen, que significa ‘gota de aire frío’”, explica del Campo. El problema es que el término “gota fría” se popularizó enormemente en los años 80 del siglo XX en España, y llegó a asociarse a cualquier episodio de lluvias intensas, estuviese implicada una DANA o no.

Por el contrario, una tormenta es un concepto completamente distinto: se trata de una tempestad de escala local. Una tormenta está producida por nubes de gran desarrollo vertical, llamadas cumulonimbos, en las que se producen descargas eléctricas atmosféricas visibles  como relámpagos o rayos y cuya manifestación audible es el trueno.

Los sistemas nubosos que generan las tormentas normales tienen por lo general una extensión de aproximadamente 10 kilómetros cuadrados y una duración de una hora, según datos de AEMET. “Obviamente, una DANA favorece la formación de tormentas, pero estas pueden aparecer sin el concurso de una DANA”, aclara del Campo.

Las DANA suelen ocurrir al sur de la corriente en chorro que las provoca, donde se encuentra situada España. El año pasado, un estudio de la American Meteorological Society detectó un incremento de las DANAs desde la década de 1960 a escala global. “A nivel geográfico, en el hemisferio norte, las zonas más favorables para la llegada de DANA son: el sur de Europa, la costa este americana, la región de China-Siberia, el nordeste del Pacífico y noroeste de América del norte. En el hemisferio sur son más frecuentes en Australia y Nueva Zelanda, extremo meridional de Sudamérica y sur de Asia”, afirma del Campo.

En España, los episodios de lluvias torrenciales son una constante en la historia nuestro clima, con riadas catastróficas en muchos puntos y épocas. “Las DANA forman parte del clima de nuestro entorno y en numerosas ocasiones han provocado problemas relacionados con las lluvias torrenciales, aunque no siempre que tenemos cerca una DANA se producen precipitaciones intensas, ya que depende de otros factores como su posición, la disponibilidad de aire húmedo en la superficie, etc”, explica del Campo.

Sin embargo, en los últimos años hemos asistido a eventos extremos en el Mediterráneo debido al efecto que han provocado grandes DANA al aproximarse al sur y este de la península. “Algunos estudios sugieren que en los días de precipitación más intensa llueve ahora más que en décadas pasadas”, afirma del Campo. “Es decir: las lluvias torrenciales son más torrenciales. Esto se ha observado especialmente en puntos de la vertiente mediterránea peninsular”.

Un caso reciente fue protagonizado por la borrasca Gloria en enero de 2020. “Estos temporales, catalogados como históricos por batir de forma consecutiva registros máximos de uno o varios fenómenos meteorológicos en zonas extensas, nos llevan hasta enero de 2017 y sus intensas nevadas en el interior de la Comunidad Valenciana y en provincias limítrofes, pasando por el verano de 2018, que batió el récord estival de descargas eléctricas”, afirma la AEMET. “En un contexto de cambio climático debido al forzamiento antropogénico, la evolución futura de las lluvias extremas en el Mediterráneo sigue siendo bastante incierta cuantitativamente”.

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