La agencia brasileña de protección del medio ambiente Ibama impuso multas por 365 millones de reales, unos US$65 millones a empresas de ganadería y frigoríficos, entre ellos el mayor del mundo, JBS, por criar o comprar ganado en tierras deforestadas ilegalmente en la Amazonia.
Ibama informó que había identificado 69 propiedades que habían vendido 18.000 cabezas de ganado criadas en tierras deforestadas, y 23 frigoríficos que habían comprado el ganado en los estados de Pará y Amazonas.
La operación de control tenía como objetivo frenar la deforestación en la Amazonia mediante el seguimiento de la cadena que produce o vende ganado procedente de zonas deforestadas ilegalmente, dijo Ibama.
JBS añadió en un comunicado que su sistema de seguimiento geoespacial garantiza que la empresa no adquiere animales de explotaciones implicadas en la deforestación ilegal, la invasión de tierras indígenas o áreas de conservación medioambiental.
La ganadería extensiva, junto con la roturación de tierras para vender madera o cultivar soja, están provocando la deforestación de la selva amazónica.
En 2013, varios frigoríficos firmaron compromisos con la fiscalía por los que se comprometían a no comprar ganado procedente de explotaciones que hubieran sido desbrozadas ilegalmente o que estuvieran en la lista negra por delitos contra el medio ambiente.