La seguridad energética de Colombia pasa por el gas. Con el tiempo en contra y la demanda en aumento, Ecopetrol ha dado un paso clave: adjudicó y firmó su primer contrato de servicios de regasificación en la costa pacífica con la empresa PIO SAS (Puertos, Inversiones y Obras S.A.S).
Este proyecto permitirá contar con 60 millones de pies cúbicos diarios (MPCD) de gas natural regasificado, lo que supone una alternativa crucial para abastecer al país mientras avanzan los desarrollos de producción costa afuera. La operación comenzará en el segundo trimestre de 2026, con una infraestructura que conectará el puerto de Buenaventura con la planta de regasificación en Buga, Valle del Cauca.
La decisión no es fortuita. Ecopetrol ya había alertado sobre el déficit de gas que enfrentará el país en los próximos años y busca soluciones para evitar una crisis energética.
El gas natural es la segunda fuente de energía más importante del país, utilizada tanto en hogares como en la industria y la generación eléctrica. Su ventaja sobre otros combustibles fósiles radica en que es menos contaminante y más eficiente.
Sin embargo, las reservas nacionales son limitadas. El 20 de febrero, Ricardo Roa, presidente de la petrolera, informó que a finales de 2024, Ecopetrol reportó reservas probadas de 1.893 millones de barriles de petróleo equivalente, de los cuales solo 6,7 % corresponde a gas natural. Esto significa que, al ritmo actual de consumo, el país tiene asegurado gas para poco más de seis años.
En octubre pasado, el gerente de gas de Ecopetrol, Álvaro Casanova, enfatizó en la necesidad de ampliar las fuentes de abastecimiento. En 2025, la empresa aportará 550 gigas de gas, lo que representa entre el 60 % y 65 % de la demanda no térmica del país. Sin embargo, para mantener el equilibrio del mercado necesitará comprar 40 gigas adicionales para la producción de combustibles líquidos y 370 gigas más para atender la demanda nacional.
Urgencia de nuevas soluciones
A pesar de los esfuerzos, el gas sigue siendo el punto débil en la matriz energética del país. Ecopetrol logró en 2024 un índice de recuperación de reservas de 104%, es decir, repuso más hidrocarburos de los que consumió. Aunque la vida media de las reservas de gas sigue reduciéndose en comparación con los combustibles líquidos.
El año pasado, la empresa sumó 260 millones de barriles de reservas probadas, de los cuales 244,3 millones fueron de petróleo y solo 15,3 millones de gas. Esto refleja la urgencia de acelerar el desarrollo de nuevos yacimientos.
Por ahora, Ecopetrol ha identificado ocho o nueve alternativas privadas para abastecer el mercado en los próximos años. Actualmente, el país cuenta con una sola planta de regasificación en Cartagena, pero su capacidad es insuficiente para cubrir el déficit proyectado.
La planta de regasificación en el Pacífico permitirá importar gas natural licuado (GNL) y convertirlo en estado gaseoso para su distribución a través del sistema nacional de transporte. Este modelo es utilizado en varios países para garantizar un suministro estable sin depender exclusivamente de la producción interna.
Con este nuevo contrato, Ecopetrol busca dar estabilidad a un sector que afronta incertidumbre. Sin medidas como esta, el país corre el riesgo de enfrentar escasez de gas en un futuro cercano, afectando tanto a los consumidores como a la industria.
El problema del gas no es solo de disponibilidad, sino también de infraestructura. Ecopetrol no descarta importar gas desde Venezuela, aunque reconoce que esto implica desafíos en términos de logística y regulación.
La apuesta por garantizar el suministro de gas no se limita a la regasificación. La Junta Directiva de la petrolera aprobó un paquete de inversiones de US$ 1.000 millones para el período 2024-2026, con el objetivo de fortalecer la producción en tierra firme y expandir la exploración en el Caribe.
En paralelo, la empresa trabaja en nuevos proyectos de exploración que podrían añadir 55 gigas adicionales a la oferta de gas en 2026.
