El alto el fuego de 30 días en Ucrania, propuesto por Estados Unidos y aceptado ya por Kiev, permanece a la espera del sí de Putin, que no ha parado de imponer condiciones. En medio de este impás, las negociaciones de paz avanzan en dos bandos claramente diferenciados, y a distinta velocidad.
Por un lado, las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia se han intensificado en esta última semana con la visita el jueves a Moscú del enviado especial de la Casa Blanca, Steve Witkoff. Al término de esta reunión —la primera entre el líder ruso y un alto funcionario de EE UU desde el inicio de la guerra en Ucrania—, Putin subrayó que estaba a favor de la tregua, pero advirtió de problemas en su aplicación y verificación y consideró deseable hablar por teléfono con su homólogo estadounidense. Este domingo, Trump no quiso decir si ya había mantenido ese diálogo, pero sí apuntó que están tratando con él y que “va bastante bien”.
El sábado también hablaron por teléfono el secretario de Estado, Marco Rubio, y su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, para discutir los “próximos pasos” y “seguir trabajando para restablecer la comunicación” entre ambos países.
En una entrevista pregrabada y difundida el domingo, Trump consideró que la negociación con Rusia va bien, y se mostró confiado en que Putin va a aceptar el acuerdo muy pronto. “Creo que estará de acuerdo. Realmente lo creo. Creo que le conozco bastante bien y que estará de acuerdo”, dijo. Si no lo acepta, añadió, será una “mala noticia para el mundo, porque está muriendo mucha gente”. “Sabremos un poco más el lunes y con suerte será bueno”, agregó.
Su enviado especial, Steve Witkoff, también se declaró este domingo convencido de que Putin “acepta la filosofía del presidente Trump” de querer el fin de la guerra y confió en que la esperada pausa en los combates pueda ser en cuestión de semanas.
Más escéptico se ha mostrado, sin embargo, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, que está convencido de que Putin no quiere la paz, y ha puesto como prueba los más de 1.020 drones y 1.360 bombas guiadas que Moscú ha lanzado contra Ucrania en la última semana. “Quienes quieren que la guerra acabe lo antes posible no actúan de esta forma”, dijo este domingo.
Zelenski reclamó a los países alineados con Ucrania que continúen ejerciendo conjuntamente una presión sobre Rusia con “medidas decisivas”, como endurecer las sanciones a Moscú.
Este fue uno de los compromisos que el sábado alcanzaron los países de la llamada ‘coalición de voluntarios’ —entre ellos, España— en una cumbre virtual convocada por el primer ministro británico, Keir Starmer, y que tenía por objetivo acelerar los planes para apoyar un potencial acuerdo de paz y forzar al presidente ruso a negociar. “Tarde o temprano, Putin tendrá que sentarse a la mesa. Este es el momento de silenciar las armas”, proclamó Starmer.
A partir de este encuentro telemático, los países aliados, junto a representantes de la Unión Europea y la OTAN, han entrado en una “fase operativa”, como la definió Starmer, que echará a andar el próximo jueves, cuando los jefes militares de los países participantes se reúnan en suelo británico para empezar a perfilar el proyecto impulsado por Reino Unido y Francia de crear una fuerza de paz que despliegue tropas extranjeras en Ucrania. Italia ha sido el único país que, por ahora, se ha desmarcado de este plan de enviar soldados.
Previamente, los ministros de Exteriores de la Unión Europea se sentarán este lunes en Bruselas para tratar los últimos acontecimientos en Ucrania y sus necesidades “más acuciantes”, entre las que se incluye “el apoyo militar“, según indicaron fuentes comunitarias.
La oposición de la Hungría de Viktor Orbán, aliado de Putin, podría complicar que la UE llegue a materializar la propuesta de la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, de aportar a Ucrania entre 20.000 y 40.000 millones de euros de ayuda militar este año, por lo que la única vía para lograrlo sería a través de una ‘coalición de voluntarios’.
Al margen de estos dos bandos, tanto Zelenski como Trump han movido ficha a la hora de nombrar a sus respectivas delegaciones que encabezarán las posibles negociaciones de paz.
El equipo ucraniano está liderado por el jefe de la Oficina Presidencial, Andrí Yermak, y también forman parte de él el ministro de Exteriores, Andrí Sibiga; el titular de Defensa, Rustem Umerov, y el jefe adjunto de la Oficina Presidencial, Pavlo Palisa. La función de esta delegación ha quedado formalizada a través de un decreto presidencial: “Interactuar con los socios internacionales de Ucrania en el curso de un proceso de negociación para lograr una paz justa”.
Trump, por su parte, confirmó el nombramiento del general Keith Kellogg como enviado especial para Ucrania. Él será el encargado de tratar “directamente” con Zelenski y su equipo. “Los conoce bien y mantienen una excelente relación de trabajo”, dijo el presidente de EE UU.
Por lo pronto, la Administración Trump se muestra optimista de poder conseguir la paz, según consideró este domingo el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Mike Waltz. “Sabemos con quién estamos tratando en todos los lados y vamos a hacer un trabajo de diplomacia que involucrará la estrategia del palo y la zanahoria para lograr que ambas partes se sienten en la mesa, pero también para resolver esto de una manera que sea permanente y duradera”, sentenció.