Analistas y la Cepal calculan el incremento en la mitad, pero la economía da su primer salto después de haber sufrido siete años la contracción productiva más grave de su historia
Después de seis años de espectacular contracción, y un 2021 de estabilización en el foso, la economía venezolana ha crecido durante 2022. El Banco Central de Venezuela anunció que el Producto Interno Bruto (PIB) en 2022 registrará un crecimiento de 18,70% y agregó que este es “el mayor de América Latina durante cuatro semestres seguidos”. Es la primera vez que se publican unas cifras oficiales después de que el Gobierno chavista se había negado a darlas durante los últimos años. El presidente Nicolás Maduro se felicitó por la circunstancia y afirmó que este resultado “es producto del esfuerzo del trabajo nacional, de la unión y la articulación”.
Aunque nadie niega la recuperación, analistas y firmas independientes, e instituciones internacionales, como la Comisión Económica para América Latina (Cepal), ubican la tasa de crecimiento de la economía nacional en un rango mucho menor. La mayoría de los economistas venezolanos la calculan del 9%, mientras la Cepal la ubica en un 10.
Los expertos explican que la recuperación de la economía venezolana acusa los efectos de un rebote productivo luego de varios años de una caída libre que parecía indefinida en el tiempo y es, en buena medida, consecuencia de la reorientación estratégica del Gobierno bolivariano hacia los fundamentos de la economía de mercado y la búsqueda desesperada de capitales, vigente desde 2019.
Asdrúbal Oliveros, economista y socio directivo de la firma Ecoanalítica, afirma que la recuperación de 2022, aunque evidente, “es bastante débil, desigual e insuficiente”. Sostiene que está muy asentada en el ámbito de la capital, y está fundamentada en la recuperación del comercio, en parte gracias a la medida de dolarizar parte de la economía. “Es un crecimiento focalizado en pocos sectores, unos nueve en total, principalmente alimentos, salud, cuidado personal, tecnología, empaques, medios, comercio, transporte. El aumento de la actividad productiva se ha concentrado en Caracas, el eje Lara-Portuguesa, o Lechería, con enormes diferencias en el ingreso”, añade.
Oliveros considera que la circunstancia es producto del aumento de los ingresos del Gobierno, que según Ecoanalítica se han recuperado en un 90%, “y de la actividad del sector privado y del estímulo a las importaciones”. Las remesas de la diáspora son también protagonistas del aumento del ingreso nacional.
“Hay un impulso fiscal producto del aumento de los ingresos petroleros, cuyo precio ha aumentado a causa de la guerra en Ucrania”, afirma José Manuel Puente, economista de la Universidad de Oxford y el Instituto de Estudios Superiores de Administración, IESA. “La pregunta es cuan sostenible, y de qué calidad es ese crecimiento”. “La verdad es que en Venezuela no se publican las cuentas nacionales, ni la balanza de pagos, ni la posición internacional de la inversión desde 2019″, observa Roland Balza, académico de la Universidad Católica Andrés Bello, quién afirma no desconocer la recuperación, pero se muestra dudoso sobre la magnitud de las cifras. “No hay información completa ni transparente. Desde 2016 no se publica el Presupuesto Nacional. Sin una información detallada es complicado tener estimaciones sobre el PIB, o lo que pueda ocurrir el año próximo”.
Aunque las cifras ofrecidas tienen entusiasmado al Gobierno, los expertos consultados comentan que habrá que trabajar mucho, y durante varios años, para que el aparato productivo nacional retome su antigua fisonomía luego del derrumbe económico vigente en Venezuela desde 2014, cuando Maduro asumía funciones, y que concretaron un crack del 80% del PIB local en 2019.
Las dificultades estructurales del servicio eléctrico le colocan un techo a la actividad industrial; sigue habiendo muchas áreas con una enorme desinversión, y la actividad petrolera, que en sus buenos tiempos podía producir hasta 3.500.000 barriles diarios de crudo, hoy apenas alcanza los 700.000. La escasez del crédito bancario sigue siendo un cuello de botella a resolver.