A nueve meses del inicio de la aplicación del cuarto refuerzo contra la covid-19, las metas de vacunación no se han alcanzado ni siquiera entre los grupos etarios priorizados, y las brechas en las personas con comorbilidades son preocupantes. Las razones, de acuerdo a los especialistas consultados, son la falsa sensación de seguridad, el agotamiento pandémico y estrategias insuficientes por parte del Ministerio de Salud para motivar a la población a continuar vacunándose. A estos problemas, en los próximos meses se sumará un desafío adicional: la posible preferencia por las dosis bivalentes frente a las monovalentes, en un contexto en el que más de 8 millones de estas últimas vacunas vencerán entre febrero y octubre.
Apesar de los pronósticos pesimistas del segundo año de pandemia —cuando las vacunas covid-19 todavía eran un bien escaso y los países ricos estaban acaparando los primeros lotes de vacunas—, Perú alcanzó rápidamente la cobertura de vacunación en las primeras y segundas dosis contra el nuevo coronavirus.
Sin embargo, a medida que se iba avanzando en este objetivo, aumentaron las dificultades para llegar a la población que todavía se mostraba reticente a las vacunas y, también, para alcanzar coberturas similares con terceras y cuartas dosis.
A nueve meses del inicio de la vacunación con el cuarto refuerzo, no ha habido ningún avance significativo: solo el 25% de la población objetivo en el ámbito nacional ha recibido esta dosis. Además, en ninguna región ni grupo etario se ha alcanzado la meta del 70% de personas vacunadas.
Consultada sobre el tema, María Elena Martínez Barrera —directora de inmunizaciones del Ministerio de Salud (Minsa)— explicó a OjoPúblico que las poblaciones priorizadas para estas dosis son los adultos mayores de 60 años y las personas con comorbilidades.
DESDE QUE SALIÓ LA BIVALENTE, DE VERDAD, TENEMOS QUE HACER MUCHOS ESFUERZOS PARA QUE SE VACUNEN”, AFIRMÓ MARÍA ELENA AGUILAR.
No obstante, en estos grupos tampoco se han logrado avances importantes. En todo el país, solo el 42,82% de los adultos mayores de 80 años han recibido la cuarta dosis. Coberturas similares se alcanzaron en los mayores de 70 años (49,77%) y mayores de 60 años (42,36%).
En tanto, la cifra de personas con comorbilidades que recibieron la tercera y cuarta dosis es inferior a la de quienes recibieron la primera y segunda dosis. Por ejemplo, solo el 16,5% de personas con enfermedades raras y huérfanas que recibieron la segunda dosis se ha aplicado la cuarta.
El escenario es todavía más crítico, si comparamos los datos de quienes recibieron la segunda dosis frente a los que se inocularon con la cuarta, en las personas con trastornos mentales y del desarrollo (7,6%), con síndrome de down (7,8%), y con hemodiálisis (11,5%). Las personas en espera o con trasplante de órganos y los pacientes oncológicos son las que muestran un mayor avance, con apenas 27% y 20%, respectivamente.
Esto ocurre en un contexto en el que, en teoría, las dosis contra el nuevo coronavirus son más accesibles: la población apta para recibirla incluye a bebés a partir de seis meses, el tiempo de vida útil de las vacunas Pfizer se amplió, hay un nuevo stock de vacunas bivalentes y un mayor stock de dosis monovalentes en los almacenes del Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud (Cenares) y en los Gobiernos regionales. Pero, en la práctica, más de 15 millones de dosis con las que cuenta el país no llegan a la población.
DESCENSO. Aunque hay una mayor disponibilidad de vacunas, la aplicación de dosis ha caído desde hace más de seis en todos los grupos etarios.
Foto: Andina
Más de una razón detrás de la baja cobertura
Esta baja cobertura de vacunación se asocia, de acuerdo con el exviceministro de Salud Percy Minaya, a la falsa sensación de seguridad percibida por la población, al advertir la importante caída de casos severos y muertes relacionadas a la covid-19.
En esa línea, Valerie Paz-Soldán, especialista en salud pública, explicó que existe una teoría de comportamiento relacionado a la salud que sostiene que si la gente no percibe riesgo ni severidad, no se moviliza. “Esa combinación de que ya no perciben que están vulnerables podría explicar por qué no se está viendo una alta demanda”, indicó.
Además, Percy Minaya señala otras razones, como el agotamiento pandémico y el surgimiento de un rechazo a las medidas de prevención, en paralelo a la expansión de los discursos antivacunas.
“Otro factor que ha contribuido a esta sensible baja en la cobertura es la falta de estrategias de comunicación que brinden orientación y provean respuestas a la población que rechaza la vacuna”, añadió el exviceministro.
Valerie Paz-Soldán señaló, también, que las campañas están siendo menos comunicadas. “Todavía hay algunos puntos de vacunación que siguen abiertos, pero ya no hay tanta difusión sobre dónde tienen que vacunarse”, afirmó.
A NUEVE MESES DEL INICIO DE LA VACUNACIÓN CON CUARTAS DOSIS NO HAY NINGÚN AVANCE SIGNIFICATIVO”.
Las estrategias desplegadas por el Minsa desde abril del año pasado —mes en el que inició la aplicación de cuartas dosis— comprendieron ampliar la disponibilidad de los establecimientos con un vacunatón de 36 horas ininterrumpidas y visitas casa por casa por parte de brigadas de vacunación, según lo comunicado por la cartera. Sin embargo, no destaca ninguna campaña de comunicación que impulse a las personas a aplicarse las cuartas dosis.
¿Cuál es la estrategia del Minsa para cerrar las brechas de vacunación? En conversación con OjoPúblico, la directora de Inmunizaciones explicó que, además de continuar con las brigadas de inmunización y con las campañas de comunicación en lenguas indígenas —que se realizan desde 2021— desarrollarán dos estrategias con este objetivo específico.
La primera de ellas consiste en llevar las vacunas contra la covid-19 a todos los establecimientos de salud del país, para que las personas puedan vacunarse en el centro en el que se atienden. Y la segunda, en paralelo, consiste en conversar con los colegios profesionales del país para capacitarlos y resaltar la importancia de que se continúe con la vacunación.
Valerie Paz-Soldán afirmó que los mensajes en lenguas nativas son un buen comienzo, pero no basta solo con eso. “Creo que es importante tomar un paso para atrás y resaltar la importancia de que el personal de salud tenga respeto hacia la población con la que está trabajando. Hay que reaccionar a la situación política actual”, dijo.
La especialista destacó que es necesario evaluar qué es lo que está fallando para, luego de ello, optar por las estrategias más adecuadas. “Tiene que haber más que una hora de capacitación, antes de ponernos a hablar de cómo llegar a las poblaciones vulnerables. Tienen que aprender a ser más empáticos y a escuchar más activamente. La situación actual nos dice que esto [la empatía] es un tema contundente en este país y tenemos que mejorarlo”, explicó.
BRECHAS. Las bajas tasas de vacunación responden, en parte, a la falta de interés de la población por recibir las cuartas dosis contra la covid-19.
Foto: Andina
Estrategias insuficientes
Un recuento de los avances de inmunización en cuartas dosis y las estrategias comunicadas por el Minsa evidencia que se necesitan mayores esfuerzos para cerrar las brechas.
En abril pasado, cuando se inició la vacunación con el cuarto refuerzo, la directora de Inmunizaciones informó sobre el despliegue de tres estrategias: “Vamos a tu Encuentro”, “36 horas ininterrumpidas de vacunación” y la de barrido de vacunación también conocida como “Es tu oportunidad”. Todas orientadas a llevar las dosis a los hogares y a ampliar la disponibilidad del servicio de inmunización a 36 horas.
En julio de 2022, también se informó sobre la realización, de lunes a domingo, de la estrategia denominada “Barrido sanitario de vacunación contra covid-19”. Sin embargo, desde esa fecha, los avances de inmunización con cuartas dosis se han desacelerado. Y, aunque hubo un ligero repunte en noviembre de 2022, a partir de ese mes volvieron a caer.
En diciembre, luego de ese repunte, el Minsa actualizó el Plan de Contingencia Nacional para detener el incremento de casos covid-19. El mismo contempló, como principal medida, la vacunación y destacó el despliegue de 3.473 brigadas en el territorio peruano, además de la presencia de 6.713 puntos de inmunización en todo el país (364 en Lima Metropolitana y 6.349 en regiones).
Desde que comenzaron (en abril) hasta la quincena de diciembre, la entidad informó que se habían aplicado 6’081.106 cuartas dosis. Es decir, se vacunó al 24,36% de la población objetivo. No obstante, no se ha evidenciado ningún avance destacable, pues a la fecha se ha vacunado a 282.882 personas más respecto a esa última actualización. En otras palabras, la cobertura ha aumentado solo en 1,13 puntos porcentuales.
Cuenta hacia atrás
Los lentos avances en la inmunización ocasionan que más población esté expuesta a nuevos contagios. La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) resalta que la aplicación de dosis contra la covid-19 ayudan a aumentar los niveles de protección, los cuales disminuyen con el paso de los meses, y a proteger a las personas de las consecuencias graves del virus Sars-cov-2 junto a las posibles secuelas a largo plazo, producto de la infección.
A este problema, se suma el hecho de que más de 8 millones de dosis monovalentes vencerán este año. Un informe de la Contraloría General de la República sobre las vacunas disponibles en Cenares hasta octubre pasado reveló que 3’197.210 dosis de Pfizer tienen como fecha de vencimiento el 28 de febrero de este año. De ese total, 1’898.910 son vacunas para adultos y 1’298.300, pediátricas.
STOCK. Hay más de 8 millones de vacunas monovalentes en el almacén de Cenares y casi 4 millones de dosis bivalentes próximas a llegar.
Foto: Andina
Asimismo, el informe recoge que hay 1’499.900 dosis pediátricas de Moderna que vencen en mayo, y 360.235 de Sinopharm con fecha de caducidad en octubre próximo.
OjoPúblico accedió a una actualización, a enero de 2023, sobre el stock de vacunas en Cenares que evidencia que hay 2’088.900 de dosis pediátricas de Pfizer que vencerán el próximo 28 de febrero y 307.200 del mismo tipo, el 31 de marzo.
Además, hay 2’936.100 dosis pediátricas del laboratorio Moderna que expirarán en mayo, 3’112.590 dosis de Pfizer para adulto que vencerán entre abril y junio, y 352.735 de Sinopharm que tienen como fecha de caducidad octubre. En síntesis, hay más de 8 millones de vacunas que deben ser utilizadas este año o se perderán.
Percy Minaya considera que frente a la baja intención de la población a recibir la vacuna y sin estrategias fuertes que la motive a recibirlas, lo más probable es que esas vacunas se pierdan. “No va a ser posible evitar el vencimiento de todas las monovalentes. No hay un escenario epidemiológico que impulse a la población a requerirlas”, afirmó.
Nuevas vacunas, nuevos retos
El viernes 20 de enero, el Minsa anunció la llegada de 403.200 dosis de vacunas bivalentes. En total, hay 956.160 dosis bivalentes, pues en noviembre pasado llegaron 552.960 dosis que, inicialmente, no fueron informadas por el equipo de la exministra Kelly Portalatino al Gobierno actual, cuya cartera de Salud está liderada por Rosa Gutiérrez Palomino.
Dichas vacunas serán aplicadas al personal de salud y a los adultos mayores de 60 años. Después, conforme lleguen los más de 4 millones de dosis bivalente de Moderna —entre el primer y segundo trimestre del 2023— la población objetivo se irá ampliando, según informaron las autoridades sanitarias.
Estas dosis se distinguen de las más de 8 millones de monovalentes disponibles en Cenares por las cepas que se utilizaron para fabricarlas. Las monovalentes, explica la FDA, se crearon a partir de la cepa original de covid-19 identificada en China. Mientras que las bivalentes se produjeron con la cepa original y los linajes BA.4 y BA.5 de la variante ómicron, con el objetivo de que ofrezcan una mejor defensa contra las nuevas variantes y otorguen un período de protección más prolongado.
MÁS DOSIS. El Minsa confirmó la existencia de más de 900.000 dosis bivalentes en el país: 403.200 dosis llegaron esta semana y 552.960 en noviembre pasado.
Foto: Minsa
La llegada de las vacunas bivalentes supone un desafío para el Minsa. La viceministra María Elena Aguilar expuso ante el Congreso de la República que existe el temor de que la población prefiera optar por las bivalentes antes de cerrar las brechas en cuartas dosis con las monovalentes.
La funcionaria asistió al parlamento en representación de la ministra Rosa Gutierréz, quien fue citada para explicar las razones por las que su gobierno no informó sobre la existencia de más de 500.000 dosis de vacunas bivalentes desde noviembre pasado.
“Desde que salió la bivalente, de verdad, tenemos que hacer muchos esfuerzos para que se vacunen y cerremos las brechas de terceras y cuartas dosis”, afirmó María Elena Aguilar ante el Congreso.
El protocolo del Minsa establece que esta vacuna se aplicará dos meses después de la última dosis recibida. Por el momento, solo los adultos mayores de 60 años podrán aplicarla luego de haber recibido la tercera dosis, como mínimo. En tanto, para el resto de los mayores de 18 años se pedirá que cuenten con la cuarta dosis antes de recibir la bivalente.
LA VACUNACIÓN EN NUESTRO PAÍS ES DINÁMICA Y VA A DEPENDER DE CÓMO SE ESTÁN COMPORTANDO LOS CASOS”, SEÑALÓ MARÍA ELENA MARTÍNEZ.
Sin embargo, las vacunas bivalentes no tienen una indicación específica por parte del laboratorio. “En realidad, la vacuna bivalente, desde el punto de vista científico, no tiene requisito de tener dosis previas. Pero, en Perú, hemos optado por el requisito de tener cuatro dosis para propiciar su uso”, explicó Percy Minaya.
La directora de Inmunizaciones afirmó que esto se estableció por una recomendación del Comité de Expertos basados en la epidemiología que se ha dado en el país, es decir, el número de casos y muertes registradas. No obstante, la especialista dijo que esto podría cambiar.
“La vacunación y el proceso de vacunación en nuestro país es dinámico, y va a depender mucho de cómo se están comportando los casos, cuántas hospitalizaciones tenemos y si hay pacientes que llegaron a la UCI. Es decir, va a ser de acuerdo con el comportamiento epidemiológico. Por ahora, esto [las cuatro dosis] es lo que tenemos dentro del protocolo que se ha aprobado”, explicó a OjoPúblico.
Percy Minaya destaca que, aunque no hay una justificación científica para requerir las cuatro monovalentes previo a la bivalente, se espera que las personas se apliquen las dosis monovalentes, pues según la evidencia disponible estas vacunas aplicadas de modo repetido son capaces de reducir el riesgo de enfermedad severa y muerte, y podrían ser suficientes.
No obstante, resaltó que es de igual importancia la aplicación de bivalentes en la población vulnerable, para que se protejan de posibles nuevas variantes.
“No solo es la introducción de la vacuna bivalente la que afecta el ritmo de vacunación con monodosis. Desde mi punto de vista, es la falta de monitoreo y el tejido de estrategias que se desarrollen con las regiones. Es probable que se sigan perdiendo vacunas y dinero, en la medida que se mantenga la inercia de las estrategias”, concluyó.