Los arqueólogos de la Universidad Nacional de San Marcos de Perú creen que los restos de esta momia pertenecen a un hombre que tenía entre 18 y 30 años en el momento de su muerte. La momia estaba dentro de una estructura funeraria subterránea ovalada de unos tres metros de largo, a la que se accedía por una escalera de siete peldaños.
Las excavaciones fueron realizadas en Cajamarquilla, a unos 25 km al este de la capital, Lima. La zona abarca unas 167 hectáreas y es uno de los mayores yacimientos arqueológicos del país.
La momia fue encontrada en una tumba subterránea, estaba sentada en posición fetal y estaba atada con cuerdas, con las manos cubriendo su rostro. La momia da una impresión de que el hombre fue asustado o torturado al momento de su muerte, pero los investigadores aseguran que esta posición del cuerpo y de las extremidades era común en los rituales funerarios del altiplano peruano.
En el apogeo de la cultura lima, la ciudad de Cajamarquilla era un importante centro comercial. El lugar donde se encontró la momia, en el centro de la plaza, sugiere que el hombre podría haber tenido un estatus aristócrata o haber sido un importante comerciante.
Junto a la tumba se encontraron las conchas de varios moluscos marinos. Primero se pensó que esto porque Cajamarquilla está ubicada a 25 km de la costa, aunque los arqueólogos concluyeron que se trataba de ofrendas a los difuntos.
En las cercanías se esparcieron huesos de cuyes y llamas, lo que también confirma la versión de los rituales. En el antiguo Perú, los familiares llevaban carne a la tumba para ‘compartir’ una comida con el difunto.
Según los arqueólogos, Cajamarquilla pudo tener entre 10.000 y 20.000 habitantes. Gran parte de su población procedía de las tribus locales ichma y chakla.
La ciudad se construyó en torno al año 200 a. C., pero fue abandonada antes de la conquista española alrededor del año 1500 debido al cambio climático, los terremotos y otras catástrofes naturales. La ciudad floreció durante su existencia, como demuestran los restos de las pirámides de los templos, las amplias calles, las plazas ceremoniales, los cementerios, los graneros subterráneos, los canales y muchos otros elementos ya excavados por los arqueólogos.