Su nombre evoca épocas coloniales y la caída del gran imperio Inca, pero también se le asocia con la traición y deslealtad
La historia del Perú es un libro abierto que todavía tiene miles de historias para contar. Entre ellas, se encuentra el proceso de la conquista, un periodo que tuvo muchos protagonistas y un triste final para el imperio incaico. Entre estos personajes algunas veces sale a relucir el nombre de Felipillo.
Hoy en día se le asocia rápidamente con la idea de traición o deslealtad, sin embargo, es importante saber quién fue realmente este personaje cuya fama ha trascendido en el tiempo.
¿Quién era Felipillo?
Poco se sabe sobre los orígenes de este personaje, y menos aún sobre su año exacto de nacimiento, sin embargo, muchos cronistas aseguran que fue el norte del Perú, en una zona conquistada por el incanato.
Guamán Poma de Ayala aseguraba que era un indio Huancavilca, mientras que Garcilaso de la Vega precisaba que era de la isla de Puna. Algunos historiadores también mencionan que sería de origen tumbesino, de la etnia tallán.
Lo cierto es que a Felipillo no le corría sangre noble por las venas, ya que muchos coinciden en que era un plebeyo. Conforme a algunas narraciones del cronista Juan de Betanzos, por aquellos días los españoles podrían haber elegido jóvenes indígenas para enseñarles el español a fin de que hicieran las veces de traductores. Posiblemente fue así como el joven terminó desempeñando tal trabajo.
No obstante, ¿realmente hablaba el quechua Felipillo? Algunos estudios precisan que no necesariamente, ya que el quechua estaba reservado para las élites, por lo cual era complicado que llegara aprenderlo como era debido. En razón de esto también se conoce que tenía rivalidad con otro intérprete llamado Martincillo, de quien se sabe pertenecía a un curacazgo y tenía un mejor conocimiento sobre el idioma.
Lo cierto es que Felipillo se sumó a las filas españolas cuando aún era muy joven y junto a ellos recorrió más de un lugar, aprendiendo nuevas formas de ver el mundo, pero sin terminar de formar una identidad.
En ese contexto la historia nos lleva hasta el encuentro entre el cura Valverde y Atahualpa en la plaza de Cajamarca. Luego de esto, viene la captura del último monarca inca y es aquí donde nuevamente Felipillo salta a las luces de la historia.
¿Por qué se le recuerda como traidor?
El indígena, según algunos relatos, fue el traductor durante el tiempo de cautiverio de Atahualpa, pero antes de esto se habría involucrado sentimentalmente con una de las mujeres que acompañaban al inca.
Esto fue suficiente para dar traducciones erradas de las palabras del monarca a los españoles, expandiendo el rumor de que tenía un ejército listo para liberarlo y matarlos. Este engaño llevaría finalmente a la ejecución de Atahualpa y la caída del incanato. Por ello, muchos hasta hoy lo recuerdan como un traidor e incluso se usa el término para referirse a quienes son desleales.
Sin embargo, ¿realmente lo era? Existen estudios recientes que indicarían una dimensión un poco más profunda sobre el personaje. Su vida dependía del trabajo que realizaba, y conforme al inca Garcilaso, hablaba muy mal el quechua, pero también el español.
En ese sentido, se podría inferir que al joven Felipillo no le quedaba más opción que traducir lo poco que entendía, interpretar y hasta inventar para completar las oraciones. Asimismo, también se señala que él odiaba a Atahualpa, lo cual tiene cierto sentido si se considera que su pueblo había sido conquistado por los incas.
No obstante, hoy en día se cree que culpar al traductor de la muerte del Sapa Inca fue una forma de exculpar a los conquistadores, ya que en realidad hubo muchos factores que concluyeron con la ejecución del monarca inca.
Otro episodio que justificaría la fama de traidor de Felipillo fue la expedición que realizó más tarde con Diego de Almagro hacia Chile. Según los relatos de Agustín de Zárate y Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, el joven indígena reveló los planes y cantidad de hombres que tenía su amo a Pedro de Alvarado a fin de realizar un ataque. Aunque fue perdonado por esto, más tarde también conspiró en la rebelión del Cuzco y fue capturado.
Más tarde fue condenado a ser descuartizado. Hasta hoy su fama sigue siendo la de un traidor, aunque tal vez nunca se sepa con exactitud en dónde estaba su lealtad.