Rafa Nadal y Carlos Alcaraz están empeñados en ilusionar a los miles de seguidores que se desplazan día tras día hasta el Mutua Madrid Open. La presencia de ambos españoles, horas antes del pistoletazo de salida del torneo madrileño, pendía de un hilo que podía haberse roto en cualquier momento, pero la realidad es que tanto el manacorí como el murciano siguen más vivos que nunca en la competición.
Por un lado, Rafa, que volvió al ruedo durante el pasado Conde de Godó y fue eliminado en segunda ronda ante el australiano De Miñaur, decidió jugar en Madrid a pesar de tener ciertas dudas sobre su estado físico. “No creo que esté preparado para dar el cien por cien, pero es muy importante para mí poder jugar aquí por última vez y disfrutar de esta pista en la que he vivido momentos muy bonitos”, recalcó el ganador de 22 grandes, que se dejó llevar por el estado emocional para competir ante ‘su’ gente.
Sin embargo, hay ocasiones donde el corazón, contra todo pronóstico, puede con la lógica y la razón, y Nadal volvió a demostrarlo enfundándose la capa de superhéroe para doblegar, en primera ronda, a un jovencísimo Darwin Blanch y, en el segundo escalón, tomarse su revancha particular frente al ‘demonio australiano’ (Álex De Miñaur), que sucumbió ante el ‘rey de la tierra batida’ por 7-6 y 6-3. Durante este próximo lunes 29 de abril, el mallorquín tendrá la oportunidad, ante Pedro Cachín, de hacer disfrutar una vez más a los aficionados con un nuevo ‘tango’ en la Central de la Caja Mágica.
Carlos Alcaraz, por su parte, tampoco quería perderse la cita en uno de sus torneos “favoritos”. El murciano, en la rueda de prensa posterior a su primer partido en el Mutua Madrid Open, reconoció que no tomó la decisión de jugar en Madrid hasta el día antes de su debut, tras un entrenamiento con el ruso Medvedev: “Vine aquí sin saber qué iba a pasar. Poco a poco fui entrenando con más intensidad. Después de entrenar con Medvedev, al no notarme nada, me sentí preparado para jugar”.
No obstante, su juego e intensidad sobre la pista de la Manolo Santana ha ido en aumento en sus dos primeros partidos: el pasado viernes 26, ante Aleksandr Shevchenko (6-2, 6-1), el revés de Carlitos se convirtió en un auténtico ‘cañón’ para mimar, por un lado, a su brazo derecho y, por otro, desarbolar todo el plan inicial del jugador kazajo, que no pudo hacer absolutamente nada ante un ciclón llamado Alcaraz.
Dos días después, frente a Thiago Seyboth Wild (6-3, 6-3), el pupilo de Juan Carlos Ferrero subió un ‘puntito’ más la intensidad con su derecha en un encuentro que estuvo marcado, sobre todo, por el nulo ritmo de competición, una gran cantidad de errores no forzados y los pocos intercambios producidos entre ambos tenistas.
Tras el encuentro ante el deportista brasileño, Carlos tranquilizó a la grada de la Central de la Caja Mágica con unas palabras que han puesto en jaque, al mismo tiempo, al resto de los rivales para lo que queda de competición: “Para mí hoy era la prueba de fuego. Thiago le pega muy fuerte a la bola y tenía nervios porque no sabía cómo iba a responder mi antebrazo. No he tenido ninguna molestia. Me he sentido espectacular y he hecho golpes espectaculares con la derecha“. Carlitos, en los octavos de final del torneo, se citará con el alemán Struf para rememorar la final de la pasada edición del Masters 1.000 de Madrid.