Através de la georreferenciación o geolocalización es cómo los productores cacaoteros ecuatorianos deberán demostrar a sus clientes europeos que el cacao que destinan para ese mercado no proviene de áreas afectadas por prácticas de deforestación o degradación forestal, según Merlyn Casanova, directora ejecutiva de la Asociación Nacional de Exportadores de Cacao de Ecuador (Anecacao).
De lo contrario, esas exportaciones estarían en riesgo por la aplicación, desde diciembre próximo, del Reglamento Europeo sobre Productos Libres de Deforestación (EUDR).
Esta nueva normativa incluye a siete productos básicos, entre ellos el cacao, que no podrán ingresar al mercado europeo si provienen de áreas deforestadas, aunque el bloque analiza un pedido presentado el martes pasado por la Comisión Europea para aplazar por doce meses la aplicación de esa ley.
Los otros productos que se incluyen en este reglamento son soja, carne de vacuno, aceite de palma, madera, café y caucho.
De acuerdo con Casanova, esto cobra una especial relevancia para el sector debido a la falta de cifras oficiales que puedan demostrar actualmente cuánto cacao del que se exporta a la UE está libre de deforestación, sobre todo en un contexto en el que las exportaciones del grano han presentado un crecimiento inédito en este año al bloque.
Según las cifras de Anecacao, los envíos de Ecuador crecieron en un 351% en divisas y un 73% en volumen entre enero y agosto de este año, en comparación con el mismo periodo de 2023.
En los primeros ocho meses del año, Ecuador exportó cacao por US$ 768,4 millones, mientras que en 2023 fueron US$ 170,4 millones.
No obstante, pese a no contar con cifras oficiales, Casanova resalta que, cuando se han publicado estudios de la UE acerca del tema, siempre se destaca que en Ecuador hay muy poca deforestación en comparación con el resto de países de la región. Sin embargo, es una carrera contra el tiempo para demostrar eso.
Según el bloque, la deforestación o degradación forestal es la principal causa del cambio climático y la pérdida de la biodiversidad.
Añade que entre 1990 y 2020 se destruyó globalmente una superficie de masa forestal mayor que la de la UE y cerca del 10% es atribuible al consumo europeo.
Para Casanova, de confirmarse la prórroga que deberá ser aprobada por el Parlamento Europeo y por el Consejo de la UE (que representa a los Estados miembros), instituciones que aprobaron en su estado actual la ley contra la deforestación en 2023, sería un respiro para el sector.
“Esta extensión del plazo representa un alivio para la cadena del cacao, ya que brinda una oportunidad crucial para aclarar varios temas clave en los que los diferentes actores de la cadena han avanzado hasta ahora bajo su propia interpretación”, señala la directora ejecutiva de Anecacao.
Añade que este tiempo adicional permitiría a los actores públicos y privados implementar estrategias eficaces y eficientes que faciliten la recopilación de la información y aseguren el cumplimiento de las exigencias del reglamento sin comprometer los volúmenes o la posición del país ante el mercado europeo.
“Nosotros podremos culminar proyectos pilotos, socializar a más actores de la cadena sobre la necesidad de implementar el reglamento EUDR y mejorar procesos internos en los exportadores”, señala, pero advierte que el trámite que deben realizar los exportadores de cacao para demostrar que el producto no proviene de áreas deforestadas es muy demorado.
Como ejemplo, la dirigente explica que un exportador que trabaja con 400 productores debe sacar georreferenciación o geolocalización de cada plantación y de cada productor e ingresarla a un sistema aprobado por la UE, donde se evidencie que esa finca no está deforestando y está sembrada en un lugar que no se ha deforestado a partir de diciembre de 2020. “El tema de demostrar esto es complicado y no hay data oficial porque todos están haciendo eso ahorita”, reconoce Casanova.
Pese a que cada exportador maneja sus propios tiempos y algunos ya han empezado el levantamiento de información antes que otros, Casanova estima que por el momento cerca del 60% de exportadores, de los que encuestaron y contestaron, ya tiene la información disponible para la UE.