La inversión extranjera en la minería chilena, fue y sigue siendo absolutamente innecesaria e inútil, puesto que el Estado siempre tuvo los medios para desarrollar la minería del cobre.

En efecto, en el año 1973, las empresas nacionalizadas en 1971, producían 615 mil toneladas (T.) de cobre, lo que equivalía al 8,2% de la producción mundial que en ese entonces era de 7,5 millones de T. En el año 1989 la producción mundial llegó a 9 millones de T., había aumentado en 1,5 millones de T., de las cuales 628 mil T. de ese crecimiento mundial fueron producidas por Codelco, alcanzando el 13,8% de la producción mundial, es decir, aportó el 41,2% del aumento mundial de la producción de cobre entre 1973 y 1989, último año que gobernó la dictadura.

Este aporte del 42,1% del crecimiento mundial de la producción de cobre, entre 1973 y 1989, lo hizo Codelco, o sea el Estado de Chile, lo que constituye la prueba más irrefutable que Chile nunca necesitó inversión extranjera para desarrollar su minería. Lo repetimos: Chile nunca necesitó inversión extranjera en la minería. Sin embargo, las mineras extranjeras, que en 1989 producían solo 214 mil toneladas (T.), hoy día producen más de 4 millones de T., es decir, casi 20 veces más que en 1989, y más de 2 veces más que lo que produce Codelco en la actualidad.

Cabe pues la pregunta: ¿Cómo es posible que se haya autorizado esta nefasta inversión extranjera en nuestra minería, no habiendo ninguna necesidad de ella? Lo de nefasta lo demostraremos más adelante.

La respuesta es dolorosamente sencilla: la corrupción de nuestras élites políticas y económicas produjo esta colosal catástrofe de la innecesaria inversión extranjera en nuestra minería.

La gran masa de inversión extranjera en la minería chilena se inició a partir de 1990, bajo los gobiernos «democráticos» inaugurados por el de Patricio Aylwin. Es más, la Concertación 2, con la entusiasta ayuda de la derecha, legisló expresamente para que las mineras extranjeras no pagaran impuestos en Chile, al cambiar la tributación minera de renta presunta a renta efectiva, con la Ley 18.985 de junio de 1990.

1. Nula o mínima tributación

Con la renta presunta, establecida en dictadura, las grandes mineras estaban obligadas a pagar Impuesto a la Renta, puesto que este se pagaba en base del valor del mineral que se vendía, y por consiguiente, nadie podía evadir el pago del impuesto, puesto que se pagaba desde la primera tonelada de cobre u otro mineral que se vendiera, sin importar los costos o gastos incurridos en su producción.

Con la Ley 18.985 de junio de 1990 del gobierno de Patricio Aylwin, para la gran minería se cambió el Impuesto a la Renta, desde renta presunta a renta efectiva: el impuesto se paga solo si existen utilidades o se declaran utilidades o ganancias. Ahí es donde aparece la «contabilidad creativa», la doble contabilidad y otros trucos que hacen aparecer pérdidas ficticias, y por esta razón las grandes mineras extranjeras no pagaron Impuesto a la Renta desde el año 1990 hasta los años 2004-2005, salvo Minera Escondida, lo que fue confirmado por el Servicio de Impuesto Internos (S.I.I.). Hasta 2004-2005, las mineras extranjeras habían exportado más de 30 millones de T. de cobre, sin contar todos los otros minerales que contienen los concentrados3 que exportan. La nula tributación es el primer aspecto de lo nefasto y piratesco que es la inversión extranjera en la minería chilena. Es decir, se llevaron nuestro cobra completamente gratis, sin dejar nada en nuestro país.

2. La destrucción de los ingresos que el Fisco recibía del cobre

El otro aspecto de lo nefasto de la minería extranjera, y quizás más nefasto que lo anterior, es el hecho que con la sobreproducción que generaron a contar de 1990, al pasar de 214 mil T. en 1989 a 2,95 millones de T. en 1999, provocaron una colosal caída del precio del cobre de 1,47 dólares la libra en 1989, a solo 0,72 dólares libra en 1999. Esta sobreproducción mundial de cobre de mina, creada en Chile por mineras extranjeras, provocó una caída considerable del precio del cobre, generando a la vez una colosal disminución de los aportes de de la minera estatal Codelco al Presupuesto Nacional. En dólares de 1999, Codelco aportó 2.243 millones de dólares en 1989, y solo 274 millones de dólares en 1999. Es decir, Codelco pasó de aportar el 25,6% del Presupuesto Nacional en 1989, a solamente el 1,8% del Presupuesto Nacional diez años más tarde, en 1999. En la actualidad, los aportes totales de la minería, sumando Codelco y privadas, fue de solo 6,2% de los ingresos fiscales el 2019 y 5,9% el 2020, pero produciendo 3,6 veces más cobre que en 1989.

Expresado de otra manera, Chile pasó de recibir 60 centavos de dólar por cada libra de cobre producida en 1989, a solamente 5 centavos de dólar por cada libra de cobre producida en el año 1999. En 1989, con lo que aportaba una tonelada de cobre al Presupuesto Nacional, se podían pagar 24 pensiones mínimas de vejez de la época, mientras que en 1999, con una tonelada de cobre se alcanzaba a pagar solo una pensión mínima de vejez.

Podría pensarse que el espectacular aumento de la inversión extranjera en la minería en los años noventa del siglo pasado, tenían también algo positivo: el aumento del empleo en la minería. Sin embargo ello no fue así. Según las cifras de Cochilco, el personal ocupado en la minería metálica era de 59.282 personas en 1989, y bajó a solo 38.034 el año 1999. Esta baja en el empleo se debe al hecho que la baja del precio del cobre por efecto de la sobreproducción que generaron las mineras extranjeras, se explica porque desapareció gran parte de la pequeña y mediana minería nacional, que eran precisamente las mayores generadoras de empleo en la minería, disminución del empleo que era muy superior al empleo creado por las mineras extranjeras, puesto que, por un lado, llegaron con una gran intensificación tecnológica de sus explotaciones, y por otro lado, al producir y exportar mayormente concentrados, con muy poco valor agregado, tampoco crean mucho empleo.

3. El daño al medio ambiente

Según los Anuarios de Cochilco4, entre 1990 y 2021, las mineras extranjeras han sacado de Chile, la friolera de 93,8 millones de T. del equivalente de cobre fino. Pero esa es solo la exportación declarada por las mismas empresas en Aduanas, pero es de conocimiento público que la exportación real debe ser a lo menos un 20 a 25% superior a la cifra oficial, lo que daría que la exportación de cobre por parte de las mineras extranjeras sobrepasaría los 110 millones de T.

Pero esa extraordinaria producción de cobre ha generado miles de millones de T. de relaves en toda la zona norte del país, con un considerable daño al medio ambiente, con todos los productos químicos que contienen y que filtran hacia las napas subterráneas, contaminando las aguas. Por otro lado, contribuyen considerablemente al calentamiento global, puesto que al exportar principalmente concentrados, cada año salen de Chile más de 1.200 barcos con concentrados, que solo en alrededor de un tercio del concentrado contiene cobre y otros metales, y los otros dos tercios es solo material estéril, piedra molida sin ningún valor. Esto quiere decir que alrededor de 800 barcos cada año queman petróleo inútilmente, enviando miles de toneladas de CO2 a la atmósfera, sin ninguna necesidad real. Las mineras «chilenas» no solo contaminan en Chile sino que a todo el planeta, lo que es perfectamente evitable si esos concentrados se fundieran y refinaran en Chile.

Para terminar este análisis de la innecesaria inversión extranjera en la minería, ingresada a Chile principalmente a partir de 1990, haremos una comparación entre la minería existente antes de la Nacionalización de 1971, y la ingresada a contar del año 1990.

4. Minería extranjera antes de la nacionalización de 1971, y después de 1990

Cuando se nacionalizó la gran minería extranjera en 1971, todas empresas estadounidenses, no se pagaron indemnizaciones a estas empresas, porque las indemnizaciones calculadas eran inferiores a las utilidades extraordinarias que estas empresas habían obtenido, sin embargo, dichas empresas aportaron al Estado incomparablemente más, que las mineras que ingresaron a Chile a partir de 1990, como lo demuestra el siguiente cuadro, donde se compara la producción, la tributación y el respectivo porcentaje de esa tributación a los ingresos del Fisco.

China
Fuentes: Luis Maira Las posibilidades de una nacionalización inmediata, Parte 3, cifras de 1960-1966. Oficio del S.I.I. a diputada Claudia Mix, cifras de 2010 a 2016 y Anuario Cochilco 1999-2018.

Las mineras norteamericanas nacionalizadas en 1971, producían en promedio casi 6 veces menos que las de ahora, sin embargo, aportaron en promedio el 16% de los ingresos fiscales, casi 8 veces más que las actuales mineras extranjeras. Además, es necesario tener en cuenta que en los años sesenta del siglo pasado, toda le educación universitaria era completamente gratuita, y Chile tenía en esa época casi el 1% de su población estudiando en las universidades, porcentaje similar al existente en países desarrollados. A ello contribuyó la tributación de las mineras extranjeras, que sin embargo fueron nacionalizadas en 1971. En la actualidad, la educación universitaria es pagada, siendo que ahora las mineras extranjeras producen seis veces más que hace 60 años. Un desastre para nuestro país.

En este cuadro comparamos la tributación de la gran minería de los años sesenta del siglo pasado, con parte de los 6 mejores años de las tributaciones de las mineras extranjeras en la actualidad, y la diferencia es colosal respecto de las mineras nacionalizadas en 1971. Pero, si las comparáramos con la tributación de las actuales mineras entre los años 1995 y 2005, cuando dichos aportes a los ingresos fiscales fueron cerca de cero, la diferencia sería aún más catastrófica.

Pero además, es necesario tener en cuenta, que las mineras norteamericanas que llegaron a Chile hace ya más de un siglo crearon fundiciones, refinerías, caminos y ferrocarriles desde el yacimiento hasta el mar, campamento mineros (verdaderas ciudades como Sewel) con casas de muy buena calidad, con hospitales, cines, teatros canchas de deportes, pulperías, etc. Nada de eso han hecho las mineras extranjeras que ingresaron a Chile a partir de 1986 (Minera Escondida) y principalmente a partir de 1990, cuando comenzó el desastre para nuestro país, con la muy nefasta minería extranjera.

A pesar que la minería extranjera anterior a 1971, era varias veces más beneficiosa para nuestro país, que la ingresada a partir de 1990, fue nacionalizada en 1971 por el presidente Salvador Allende, lo que se transformó posteriormente en el mayor éxito económico de toda la historia de nuestro país. Con mayor razón y necesidad imperiosa se impone nacionalizar las actuales grandes empresas mineras, y la oportunidad más propicia para hacerlo, era en la Convención Constitucional, que entregó su Propuesta el pasado 4 de julio, y que el pueblo chileno debe aprobar o rechazar en el plebiscito que se realiza este 4 de septiembre.

En la Convención Constitucional, gracias a la unión de los convencionales de la derecha conservadora y de los convencionales de los partidos que hoy conforman el gobierno de Gabriel Boric, salvo los del Partido Comunista y del Partido Federación Regionalista Verde y Social, rechazaron nacionalizar constitucionalmente las empresas de la gran minería del cobre, del litio y del oro, pero además rechazaron la aprobación de una regalía minera (royalty) ad valorem, es decir, en aplicación del valor de mercado de los minerales que producen estas grandes mineras. Este rechazo, es un claro indicio que la corrupción también hizo su entrada en una gran parte de la Convención Constitucional.

Nada justifica que no se hayan nacionalizado las innecesarias y nefastas empresas mineras extranjeras.

Notas