HEFEI, 28 may (Xinhua) — ¿Cuánto puede cambiar una aldea montañosa en unos cinco años? La notable transformación de la aldea de Songjiahe, en la provincia de Anhui, en el este de China, puede proporcionar una respuesta.
De un remoto pueblo atrasado a un destino turístico de visita obligada, la trayectoria de transición de Songjiahe es asombrosa.
Ubicada en la antigua base revolucionaria de las montañas Dabie, Songjiahe recibió casi 100.000 turistas en 2021 a pesar de la epidemia, lo que le generó ingresos de más de 1 millón de yuanes (148.000 dólares).
Sin embargo, la historia era completamente diferente antes de 2016. Anteriormente, la principal característica del pueblo eran escarpados caminos montañosos y viejas casas en ruinas. Pero hoy Songjiahe está conectada con vías asfaltadas, lo que la convierte en un tesoro escondido en medio del arte prístino de la naturaleza.
“Las limitadas tierras de cultivo en la zona montañosa obligaban a los lugareños, especialmente a los jóvenes, a irse a buscar empleo en las grandes ciudades”, relata Cheng Hao, nativo de Songjiahe.
Debido a la precaria infraestructura de transporte en lo profundo de las montañas, la gente local se mostraba reacia incluso a ir a la cabecera distrital, distante 40 kilómetros, cuenta Cheng, de 33 años, y quien es uno de los artífices de la transformación de la aldea.
“Empecé a trabajar en la cabecera del distrito en 2011 después de graduarme de la universidad. Pero en 2016 tomé la decisión de regresar a Songjiahe y trabajar para mejorar mi pueblo natal”, explica.
Después de su regreso, Cheng se unió al negocio familiar del té y comenzó a incorporar sus propias ideas. Gracias al taller de producción de té estandarizado que instaló, los ingresos de los productores locales de la hoja aumentaron en 15.000 yuanes por familia, y en 2021 los ingresos de la aldea por la producción de té superaron los 10 millones de yuanes.
No obstante, Cheng entendió que el té por sí solo no era suficiente para lograr cambios fundamentales en la aldea, ya que su cultivo es estacional. Entonces continuó explorando soluciones más pragmáticas y viables.
Entonces este visionario y emprendedor formó un equipo de más de 10 personas, todas menores de 40 años, convencido de que las nuevas industrias requieren de energía juvenil. Muchos de ellos son de Songjiahe, y, al igual que él, han regresado a su pueblo natal después de un tiempo en las grandes ciudades.
Desde 2018, Cheng ha liderado a su equipo para trabajar en conjunto con la comunidad local, creando una empresa de turismo y explorando nuevas formas de integrar el desarrollo del turismo cultural, rural y ecológico.
Para atraer a los turistas, Cheng instaló modernas casas de familia de “cabina errante”. “Las compré en la provincia sureña de Guangdong el año pasado. Tienen una habitación de hotel estándar”, explica, y agrega que su equipo también construyó un proyecto de “rafting” en un tramo de un kilómetro del río que pasa por la aldea.
Con los viajes de larga distancia limitados debido a los rebrotes esporádicos de la COVID-19 a nivel nacional, acampar se ha convertido en una actividad popular de vacaciones entre los chinos. Cheng aprovechó la oportunidad y a comienzos de este año compró tiendas de campaña, toldos y parrillas para barbacoa. Durante las vacaciones del Día del Trabajo, a comienzos de mayo, Songjiahe llevó a cabo más de 20 actividades de campamento.
“Seguiremos enriqueciendo nuestro sector turístico para garantizar que Songjiahe atraiga a más visitantes”, asegura Cheng.