En el marco de su 14º aniversario, Perú LNG, empresa que opera la primera planta de procesamiento de gas natural licuado de Sudamérica, inauguró su segunda estación de carga en Pampa Melchorita (Cañete). Esta nueva instalación, diseñada para atender la creciente demanda nacional, tiene una capacidad para abastecer a 18 camiones diarios y 126 semanales.
La incorporación de esta infraestructura complementaria a la planta de procesamiento existente, permite duplicar la capacidad de oferta de la compañía y llegar a un total de 36 camiones diarios, lo que equivale aproximadamente a 18 millones de pies cúbicos/día por punto de carga, detalló Jaime Risco, gerente general de Perú LNG, durante la ceremonia de inauguración.
“Tenemos la firme convicción de que [el gas] debe continuar como principal fuente de energía”, aseguró.
El gas natural, continuó Risco, que desde hace casi 20 años se produce en los campos Camisea —uno de los yacimientos de gas más grandes de la región— tiene un enorme potencial para mitigar las diferentes formas de pobreza, generar bienestar, impulsar el crecimiento económico, inclusión social y el cuidado ambiental. Además, la nueva infraestructura beneficia a más de 250.000 usuarios residenciales y comerciales en el norte (Lambayeque, La Libertad, Áncash, Cajamarca, Ucayali y San Martín) y sur (Arequipa, Moquegua, Tacna y Cusco) de Perú.
“El consumo a nivel nacional ha representado un ahorro para el país de más de US$ 110.000 millones a la fecha”, señaló.
El ejecutivo de Perú LNG subrayó la importancia de promover tanto el consumo como la exploración del gas natural licuado, destacando su papel clave y crítico en la transición energética. Asimismo, resaltó su contribución en la generación de ingresos para el desarrollo de la salud y la infraestructura en el país.
El camino hacia la transición energética es particular por país. No obstante, Jaime Risco argumentó que, en el contexto del trilema energético (sostenibilidad, seguridad y asequibilidad), el gas natural licuado cumple con los estándares necesarios, desempeñando así un papel crucial en la búsqueda del equilibrio energético.
“En generación eléctrica hemos avanzado muchísimo. Hoy en día tenemos la matriz más limpia de Sudamérica utilizando gas natural y energía hidroeléctrica”, dice Martin Mejía del Carpio, director general de Cálidda. “El nuevo terminal ayuda a transformar el sector transporte, que produce el 15% de las emisiones de CO2 en el país” aseguró a AméricaEconomía.
La compañía, que se dedica a la distribución de gas natural en Lima y Callao, cuenta con 1.800.000 conexiones residenciales y 17.000 kilómetros construidos, faltando solo 3.000 en los distritos socioeconómicos altos para terminar con toda la ciudad.
“Un camión que consume gas natural en lugar de diésel, y recorre 8.000 kilómetros al mes, podría ahorrar US$ 21.000 al año”, agregó.
Además, el gas natural licuado es la mejor opción para llevar a cabo el proyecto “7 regiones” (Apurímac, Ayacucho, Huancavelica, Junín, Cusco, Puno y Ucayali) propuesto por el Gobierno en 2021 y que aún no se ha terminado porque, al no poder llegar a esas provincias con gasoductos, resulta “oneroso”.
“Un solo camión que transporta GNL puede llevar la misma cantidad de gas que cuatro camiones de GNC (gas natural comprimido)”, afirmó.
Al llegar a su provincia de destino, se regasifica y distribuye a hogares, estaciones de servicio (grifos) y comercios. Por ende, es más eficiente en términos de volumen y costo, concluyó Mejía del Carpio.
Entre las últimas novedades, el proyecto del Corredor Camisea GNL está cobrando vida en el sur de Perú. Esta iniciativa, liderada por el Consorcio Camisea y EVA —empresa conformada entre la peruana Lima Gas y la española HAM Criogénica—, permitirá a los transportistas abastecerse a lo largo de la Panamericana Sur y prestar servicios hasta Tacna, ofreciendo una autonomía de 1.000 kilómetros gracias al uso de este combustible que es entre el 40% y 50% más barato que el diésel, además de ser más limpio y amigable con el medio ambiente.
Con la reciente inauguración de la primera estación en Mala, y dos más en camino en Nazca y Arequipa, se marca el comienzo de un cambio significativo en el panorama del transporte de carga en la región.