A punto de cumplirse el tercer aniversario del inicio de la pandemia, Kenia todavía no se ha recuperado de los estragos que la misma causó en sus finanzas. Tampoco de la sequía que asola la región desde 2020 ni del incremento de la inflación derivado de la invasión de Ucrania. Y mientras, el chelín keniano se ha depreciado casi un 20% y está a 128,99 por dólar. Los esfuerzos de la segunda mayor economía de África por frenar esta caída no parecen estar dando resultados y, además, han coincidido con los reembolsos de préstamos a prestamistas bilaterales y comerciales, lo que ha mermado los dólares estadounidenses de la nación africana hasta su nivel más bajo en ocho años y empeora todavía más la situación en la que se encuentra.
A día de hoy, las divisas del Banco Central de Kenia (CBK) se han reducido hasta rondar los 6.600 millones de dólares. Esta cantidad permite al país cubrir el pago de importaciones durante poco más de tres meses y le deja lejos de los cuatro meses de cobertura que establece la política de reservas de la Comunidad del África Oriental (CAO). En respuesta, la entidad ha hecho un llamamiento a la calma, aunque paralelamente también ha ordenado a los bancos comerciales que racionen los dólares para proteger sus escasas reservas, lo que se ha traducido en un tope diario a las compras de esta moneda de 5.000 billetes verdes.
La depreciación de la moneda local, la falta de dólares y el racionamiento de los mismos por parte de los bancos comerciales están dificultando a los importadores liquidar puntualmente sus obligaciones con los proveedores extranjeros, dejándoles con pocas alternativas a las que recurrir. Una de ella es el mercado negro, donde el chelín keniano está a 137 por dólar y el número de empresas de cambio de divisas casi se ha duplicado desde 2021. “Con esta tendencia, no me sorprendería que el precio llegará a 160 a finales de año”, señala un empresario de Nairobi a Quartz.
Por su parte, algunas de las principales compañías cotizadas han empezado a comerciar con dólares entre ellas, mientras que las que necesitan divisas se están fijando en los hoteles y las compañías de aviación. El problema es que esta solución a la escasez de billetes verdes infringe la ley de Kenia y, además, podría terminar desincentivando la inversión extranjera directa y reduciendo el mercado interbancario de divisas, según recoge Business Insider. Otras, en cambio, están optado por salir fuera para abastecerse de dólares, concretamente a los bancos de Tanzania y de otras naciones cercanas.
La escasez de dólares y la depreciación de la moneda local están encareciendo todavía más la vida en Kenia. En febrero, la inflación se situó en el 9,2%, dos décimas más que el mes anterior, aunque 4 décimas menos que en octubre, cuando alcanzó el nivel más elevado desde mayo de 2017, según datos del Gobierno keniata que publica Reuters. El año pasado, el CBK subió el tipo de interés de referencia 175 puntos básicos en un intento por frenar la escalada de precios. Está previsto que el comité de política monetaria de Kenia se reúna el 29 de marzo.