Un proyecto de 13 000 millones de dólares para un gasoducto que conecte gigantescos yacimientos de gas de Nigeria con Europa se ve amenazado por el reciente golpe de Estado en Níger.
El largo y discutido gasoducto podría abastecer a 11 países a lo largo de la costa africana en su camino a Marruecos y luego conectarse al sistema energético de España o Italia. Esta iniciativa recibió un nuevo impulso después de que el suministro de gas ruso a la Unión Europa (UE) se interrumpiera el año pasado.
En una reunión celebrada en Abuja, la capital de Nigeria, el pasado mes de junio, los ministros de Energía de Argelia, Nigeria y Níger acordaron acelerar las obras del gasoducto transahariano, que podría transportar 30 000 millones de metros cúbicos al año de exportaciones de gas desde los tres países a Europa.
Los comienzos del proyecto de gas
La idea de un gasoducto transahariano fue propuesta por primera vez en los años 70.
El 14 de enero de 2002, la Corporación Nacional Nigeriana de Petróleo (NNPC, por sus siglas en inglés) y la empresa nacional argelina de petróleo y gas Sonatrach firmaron un memorándum de entendimiento para la preparación del proyecto.
En junio de 2005, NNPC y Sonatrach firmaron un contrato con Penspen Limited para un estudio de viabilidad del proyecto.
En septiembre de 2006 concluyó el estudio de viabilidad, según el cual el gasoducto era técnica y económicamente factible y fiable.
En la reunión del 20 de febrero de 2009, NNPC y Sonatrach acordaron proceder con el anteproyecto de memorándum de entendimiento.
El acuerdo intergubernamental fue firmado por los ministros de Energía de Nigeria, Níger y Argelia el 3 de julio de 2009 en Abuya.
La crisis de los rehenes en In Amenas en 2013 suscitó una mayor preocupación por la seguridad del proyecto. Se ha avanzado poco desde entonces hasta que se firmó un nuevo pacto en 2022, que revivió las esperanzas.
Con una longitud de 4 128 km, el gasoducto uniría Warri en Nigeria con el principal yacimiento de gas de Hassi RMel en Argelia, pasando por Níger y ya se alcanzaron los primeros acuerdos con el antiguo régimen.
No obstante, las nuevas autoridades que asumieron la semana pasada no comparten el entusiasmo de sus predecesores por las relaciones con Europa.
Lucha por la influencia en África Occidental
El golpe en Níger se ha convertido en una lucha por la influencia entre los rivales de Oriente y Occidente en África.
El presidente derrocado, Mohamed Bazoum, estaba a favor de Europa, sobre todo de Francia, país al que proveía importantes recursos, incluido el uranio.
El nuevo líder de Níger, el general Abdourahmane Tchiani, exjefe de la guardia presidencial, está alineado con Rusia y ya ha recortado las exportaciones de productos básicos a Francia.
La UE ya está muy involucrada en la disputa y trata de mantener sus lazos comerciales con Níger, mientras que Rusia también ha sido muy activa en la promoción de sus relaciones con los líderes africanos, ofreciéndoles grano gratis y fondos con descuento para centrales nucleares, entre otros.
El golpe pone en riesgo las centrales nucleares francesas
Francia posee 56 plantas nucleares. El derrocamiento de Bazoum en Níger ha preocupado al presidente francés, Emmanuel Macron, que convocó un consejo de seguridad de urgencia.
Macron sabe muy bien que Francia necesita el uranio de Níger para hacer funcionar las centrales nucleares que suministran electricidad a todo el país.
París es la principal potencia energética nuclear en Europa. Además, más de la mitad de la producción –64,67 % del total de su electricidad– procede de la energía atómica.
El uranio es el principal combustible de los reactores nucleares de Francia, y Níger es el cuarto país del mundo con más reservas de uranio en su suelo.
En 2020, un tercio del uranio importado por Francia (34,7 %) provenía de Níger; Kazajistán representaba un 28,9 % y Uzbekistán un 26,5 %, según el Comité Técnico de Euratom (la agencia de la Comunidad Europea de la Energía Atómica).
El último aliado en el Sahel
Sin embargo, el interés francés y occidental por mantener controlado a Níger va más allá del vínculo económico y de abastecimiento de uranio.
Este país saheliano representa el último gran aliado occidental en la región, después de que las juntas militares de Mali y de Burkina Faso hayan expulsado a la política francesa de sus países y se hayan aproximado a Rusia.