LONDRES (AP) — A una delegación del gobierno chino se le negó el permiso de las autoridades de la Cámara de los Comunes para asistir a la mentira de la reina, abriendo una nueva brecha diplomática con Beijing.

La presidenta de la Cámara de los Comunes, Lindsay Hoyle, dijo a sus colegas que rechazó una solicitud para que se permita a los funcionarios chinos acceder al Westminster Hall, donde la difunta reina permanecerá en estado hasta su funeral el lunes, dijo a POLITICO una figura parlamentaria de alto rango familiarizada con el asunto. La oficina de Hoyle dijo que no hizo comentarios sobre asuntos de seguridad.

Todos los jefes de Estado que visiten Londres para el funeral han sido invitados a asistir a la mentira en Westminster Hall antes del servicio del lunes, y a firmar un libro de condolencias en Lancaster House.

Sin embargo, Westminster Hall forma parte del Palacio de Westminster, sobre el cual los oradores de los Comunes y los Lores tienen autoridad. El año pasado, los oradores de los Comunes y los Lores prohibieron al embajador chino, Zheng Zeguang, ingresar al parlamento después de que Beijing impusiera sanciones a varios políticos británicos que han criticado su trato a los musulmanes uigures en Xinjiang. Esa prohibición sigue vigente mientras esas sanciones permanezcan.

En ese momento, Hoyle dijo que era inapropiado que Zheng “se reuniera en el estado de los Comunes y en nuestro lugar de trabajo cuando su país ha impuesto sanciones contra algunos de nuestros miembros”. El gobierno del Reino Unido dijo que el acceso al patrimonio parlamentario era un asunto que debían decidir las autoridades parlamentarias.

Un funcionario parlamentario cuestionó si los oradores de los Comunes y los Lores conservan la autoridad total sobre el acceso a Westminster Hall durante la Operación Marquee de cinco días, el nombre utilizado para referirse a los arreglos para la mentira de la reina en el estado, dado que los funcionarios del Palacio de Buckingham y Whitehall están involucrados en la logística.

Pero la respuesta de Hoyle abre la posibilidad de que altos funcionarios chinos asistan al funeral de la reina en la Abadía de Westminster como representantes del presidente Xi Jinping el lunes, pero se les prohíba ingresar a Westminster Hall para presentar sus respetos a pocos metros de distancia.

Y expone una clara división entre el parlamento del Reino Unido y el gobierno del Reino Unido, con el primero una vez más adoptando una postura significativamente más dura contra Beijing.

Las invitaciones al funeral de la reina fueron redactadas por la Oficina de Relaciones Exteriores, Commonwealth y Desarrollo la semana pasada. Xi recibió una invitación oficial como jefe de Estado de China, aunque no se espera que asista en persona. El South China Morning Post informó el jueves que es probable que el vicepresidente de China, Wang Qishan, vaya en su lugar, llegando a Londres este domingo. Wang firmó un libro de condolencias para la reina en la embajada británica en Beijing esta semana y guardó un minuto de silencio, según la agencia estatal de noticias china Xinhua.

Helena Kennedy, una compañera laborista que se encuentra entre los políticos sancionados por Beijing, dijo: “Siento firmemente que los funcionarios del gobierno chino deberían tener prohibido participar en esta ocasión en la que la nación de Gran Bretaña está celebrando la vida de nuestra reina”, dijo. Están atacando nuestro sistema parlamentario y constitucional a través de miembros de nuestra legislatura”.

Es probable que las actitudes del gobierno del Reino Unido hacia China se endurezcan en los próximos meses. Liz Truss, quien se convirtió en primera ministra a principios de este mes, indicó durante la contienda por el liderazgo conservador que será más agresiva con Beijing que su predecesor Boris Johnson.

Ella ha sugerido que está dispuesta a reconocer formalmente el tratamiento de los uigures como genocidio, y planea actualizar la revisión integrada del gobierno del Reino Unido, su estrategia exterior y de defensa a largo plazo, con un lenguaje más fuerte sobre China. Durante la contienda atacó a su rival Rishi Sunak por buscar lazos económicos más estrechos con China como canciller del Reino Unido.

Como secretario de Relaciones Exteriores en agosto, Truss convocó al embajador chino por la agresión de Beijing hacia Taiwán y dijo que había habido “un comportamiento y una retórica cada vez más agresivos de Beijing en los últimos meses, que amenazan la paz y la estabilidad en la región”.