Resultados de las elecciones en Ecuador: el correísmo encabeza la carrera para la segunda vuelta seguido del empresario Noboa
Zurita, el candidato que sustituyó a Villavicencio, asesinado 10 días antes de la votación, quedó en tercer lugar seguido por Jan topic
Los primeros resultados oficiales empezaron a despejar el panorama electoral en Ecuador. La candidata del correísmo, Luisa González, se mantiene en cabeza (33%), aunque lejos de una victoria en primera vuelta, tal y como habían medido las encuestas. El empresario Daniel Noboa dio la sorpresa de la jornada, al colocarse en segunda posición y ganarse un puesto en la segunda vuelta (24%), según los primeros datos. Noboa, el más joven de los candidatos con 35 años, dio por hecha su participación el próximo 15 de octubre y anunció que dará la batalla frente al correísmo.
Christian Zurita (el sustituto del asesinado Fernando Villavicencio) y Jan Topic, el llamado bukele ecuatoriano, se quedan en tercera y cuarta posición, aunque casi 10 puntos por debajo de Noboa, lo que los aleja de seguir en la contienda. El primero en sacarse de la carrera electoral a la vista de los resultados preliminares fue Otto Sonnenholzner, exvicepresidente de Lenín Moreno, que con apenas el 10% de las actas publicadas salió ante sus seguidores para reconocer su derrota. Poco después, Topic y Zurita hicieron lo mismo.
El éxito de Noboa no se vio venir, ni las encuestas ni el radar electoral le habían puesto mayor atención y lo dejaban fuera de una segunda vuelta. Su participación en el debate presidencial del pasado fin de semana, días después del asesinato de Villavicencio, pudo catapultar su candidatura al recibir el aplauso de algunos analistas. El joven empresario, miembro de la élite económica ecuatoriana, es hijo del millonario Álvaro Noboa, que intentó llegar a la presidencia hasta cinco veces sin éxito.
Una vez que finalice el escrutinio comenzará una nueva campaña electoral en la que se medirán dos modelos de país, algo parecido a lo que pasó en 2021. De un lado, el correísmo, del otro, la élite económica y empresarial. Hace dos años la batalla la ganó el banquero Guillermo Lasso, pero tanto el país como el correísmo estaban en momentos muy diferentes al actual. La Revolución Ciudadana del expresidente Correa está en su mejor momento después de años de caída, como reflejó su victoria en las elecciones regionales y municipales de febrero. El país, por su parte, atraviesa la mayor crisis de inseguridad de su historia.
En medio del estado de excepción, la jornada electoral transcurrió sin incidentes, aunque los candidatos tuvieron que acudir a votar en medio de fuertes medidas de seguridad. El asesinato de Villavicencio, un magnicidio que sacudió la campaña y mostró a los ecuatorianos la cara más real de una violencia que no cesa, empañó la campaña y le otorgó un componente emocional a su candidatura, que continuó en su nombre su amigo y periodista Christian Zurita, que votó vestido para el frente de guerra, rodeado de militares y escudos, con casco y chaleco antibalas.
El presidente Guillermo Lasso, que no se presentó a una reelección, aseguró que con estas elecciones anticipadas le devolvía al pueblo el poder que le dio para gobernar. Lasso decidió acortar su mandato por sorpresa el pasado mes de mayo, cuando anunció la disolución de la Asamblea y la convocatoria electoral. El presidente estaba entonces inmerso en un juicio político por presunta corrupción. El mandatario que venza en las urnas en octubre gobernará solo hasta finalizar el mandato de Lasso, es decir, 18 meses.
Un año y medio que se hace corto para los retos que tiene por delante Ecuador y que han quedado en evidencia en esta campaña. La inseguridad ya es la principal de todos los ciudadanos y atajarla no parece fácil. En estos últimos tres años, la violencia ha crecido de la mano a la mayor presencia de grupos narcotraficantes de Colombia y México, que se han establecido en el país y luchan por el control de las zonas, sobre todo en la costa del Pacífico. En lugares como Guayaquil, algunos colegios electorales amanecieron blindados para asegurar la seguridad de unos ciudadanos que hace ya tiempo que han dejado de andar por las calles con tranquilidad.