Las personas cercanas al mandatario comunicaron que Kishida envió la ofrenda ritual del árbol ‘masakaki’ con motivo del festival de otoño del templo, pero se espera que se abstenga de visitar el santuario en persona, como han hecho los jefes de Gobierno japoneses desde 2013, ya que estas actividades han suscitado duras críticas por parte de los países asiáticos, especialmente China y Corea del Sur.
Así, en 2013, el entonces primer ministro nipón Shinzo Abe acudió al templo, lo que provocó una fuerte reacción de Pekín y Seúl. Mientras, Washington también se mostró “decepcionado” por la acción de Abe, que, según EE.UU., exacerbaría “las tensiones con los vecinos de Japón.”
Establecido en 1869, Yasukuni guarda los nombres de todos los soldados que murieron sirviendo a Japón, cuyo número se aproxima a 2,5 millones. Los fieles creen que sus almas se convierten en ‘kamis’, dioses de la religión sintoísta, a los que se venera en el santuario.
La cifra incluye a todos los militares caídos, incluidos coreanos y taiwaneses alistados en las tropas del Imperio nipón durante la ocupación japonesa de esas tierras. Lo más importante es que conserva los nombres de 1.068 personas declaradas criminales de guerra en juicios tras la Segunda Guerra Mundial. De ellos, 14 son criminales de Clase A, que fueron juzgados por los aliados en los Procesos de Tokio, entre 1946 y 1948.
Fuente: RT China