El teniente general ruso Igor Kirílov, asesinado este martes por los servicios secretos ucranianos a los 54 años en un atentado con bomba en Moscú cuando salía de su domicilio, era uno de los rostros más públicos del alto mando de la Fuerzas Armadas de Rusia.
En su condición de jefe de la Defensa Radiológica, Química y Biológica de Rusia, cargo que desempeñaba desde 2017, ofrecía regularmente comparecencias de prensa, como la que tenía prevista para el día de hoy.
Ante los periodistas acusó repetidamente al Ejército ucraniano de emplear armas químicas en el conflicto en Ucrania. Concretamente, en agosto pasado denunció que Rusia detectó 400 casos de utilización de munición química.
“Se utilizaron sustancias tóxicas que solo podían sintetizarse en Estados Unidos. Porque otras industrias no están diseñadas para esto y nunca las han producido”, declaró Kirílov.
Dos meses después, aseguró que las tropas ucranianas emplearon armas químicas cuando irrumpieron en la ciudad de Sudzha, en la región rusa de Kursk, parte de cuyo territorio ocupan hasta el día de hoy.
Con anterioridad, Kirílov se refirió repetidamente a laboratorios biológicos extranjeros y sus posibles vínculos con la propagación de enfermedades infecciosas, incluida la covid-19.
En particular, el teniente general ruso denunciaba que Estados Unidos amplía su red de laboratorios biológicos fuera de su territorio, donde lleva a cabo investigaciones con bacterias y virus altamente patógenos.
De hecho, en 2023 aseguró que EEUU tenía planes de lanzar desde drones contenedores con zancudos infectados para contagiar a los soldados rusos que combaten en Ucrania y en enero de este año afirmó que altos cargos del Gobierno estadounidense obstaculizaron de manera premeditada la investigación de las causas de la covid-19 y manipularon la opinión pública.
La víspera del atentado que le costó la vida al teniente general ruso, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) lo declaró sospechoso de ordenar el empleo de armas químicas contra las fuerzas ucranianas.
“Desde el comienzo de la guerra a gran escala se han registrado más de 4.800 casos de uso, por orden de Kirílov, de munición química”, señaló el SBU en un comunicado.
Kirílov, bajo sanciones occidentales por la guerra en Ucrania, participó en la creación del lanzallamas pesado autopropulsado TOS-2, que tiene un alcance de hasta 6.000 metros y es capaz de cubrir una superficie de hasta cuatros hectáreas con una andanada de sus 24 bocas. Por último, entre otras muchas distinciones con las que cuenta, Kirílov fue galardonado con el título de Héroe de Rusia del Trabajo.