La ONU llama a los agentes de seguridad de Birmania a respetar el derecho de los ciudadanos a manifestaciones pacíficas, declaró el coordinador de la organización en el país, Ola Almgren.“Llamo a los servicios de seguridad a que respeten los derechos humanos y las libertades fundamentales, incluido el derecho a reunión pacífica y libertad de expresión”, dice el comunicado.
Añade que “es inaceptable el uso desproporcionado de la fuerza contra los manifestantes”.
Medios locales informaron que seis personas resultaron heridas cuando la Policía intentaba dispersar una protesta masiva en la capital, Naipyidó.
Según el portal Irrawaddy, la Policía utilizó tanto balas de goma como de combate para dispersar a la multitud.
Decenas de miles de birmanos salieron a la calle este 9 de febrero desafiando a las fuerzas de seguridad en lo que es el cuarto día consecutivo de protestas contra la asonada del 1 de febrero.
El 1 de febrero, pocas horas antes de la constitución del nuevo Parlamento en Birmania, los militares dieron un golpe de Estado, detuvieron a numerosos líderes políticos, entre ellos el presidente Win Myint y la consejera de Estado Aung San Suu Kyi, y decretaron estado de emergencia por un año.
Los jefes militares, que habían gobernado Birmania durante varias décadas, justifican el golpe por las denuncias de fraude masivo en las elecciones generales de noviembre pasado, que dieron la victoria a la Liga Nacional para la Democracia (LND).
El comandante en jefe del Ejército, general Min Aung Hlaing, anunció que, después de cumplidas las tareas del estado de emergencia, entre ellas la investigación de las presuntas irregularidades, habrá nuevas elecciones y el poder será traspasado al partido ganador.
Las protestas masivas contra las autoridades militares continúan por cuarto día consecutivo en varias ciudades de Birmania.
Varios medios informaron de más de 20 detenidos durante la protesta en Naipyidó, y de más de 200 en Mandalay.