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Las Malvinas en otro campo de batalla con otras armas desde 1989: la diplomacia

Las islas Malvinas - Sputnik Mundo, 1920, 01.04.2021
Aunque Argentina y el Reino Unido hicieron esfuerzos para normalizar sus relaciones diplomáticas y comerciales siete años después de la Guerra de las Malvinas (1982), existe un “paraguas de soberanía” que permite a los argentinos mantener la batalla en el campo diplomático. ¿Cómo se enmarcan en la actualidad las relaciones entre los dos países?
Desde octubre de 1989, el conflicto entre Argentina y el Reino Unido por la soberanía de las Islas Malvinas —territorio en el Atlántico Sur reivindicado por el país sudamericano pero ocupado por los europeos desde 1833— abandonó el campo militar para centrarse en el diplomático. Así, diferentes acuerdos y gestiones diplomáticas han permitido a Argentina mantener su reclamo de soberanía por la vía pacífica sin sacrificar un normal relacionamiento con Londres.
El presidente argentino Carlos Saúl Menem (1989-1999) apenas había iniciado su primer mandato cuando, con Domingo Cavallo como canciller, designó al experimentado diplomático Lucio García del Solar como representante del Gobierno argentino en las negociaciones para la “normalización” de las relaciones diplomáticas con el Reino Unido, interrumpidas tras el conflicto armado de 1982.
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García del Solar ya había tenido un papel relevante para Argentina como representante del país ante Naciones Unidas en 1965, cuando el organismo nacional aprobó la resolución 2065 con la que la comunidad internacional reconoció la existencia de una disputa por las islas y la necesidad de “poner fin al colonialismo en todas partes y en todas sus formas, en una de las cuales se encuadra el caso de las Islas Malvinas”.
Apenas fue designado por Argentina, García del Solar inició contactos con el diplomático británico Crispin Tickell, representante permanente del Reino Unido ante Naciones Unidas. Las conversaciones prosperaron y permitieron, el 19 de octubre de 1989, firmar el Acuerdo de Madrid I, un documento rubricado por ambos países y que resumía el resultado de las conversaciones que las dos delegaciones habían mantenido los dos días anteriores en la capital española.
El primer Acuerdo de Madrid fue el punto de partida para que Argentina y Reino Unido comenzaran a trabajar en la normalización de sus relaciones diplomáticas y comerciales, especialmente en materia de pesca, así como la reactivación de las comunicaciones aéreas y marítimas entre los territorios.
De todos modos, el gran avance diplomático de aquel acuerdo fue lo que se conoció como “paraguas de soberanía“: una fórmula que permitía a Argentina retomar el diálogo con el Reino Unido sin renunciar al reclamo de soberanía.
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El artículo 2 del acuerdo dejó en claro que “nada en el desarrollo o contenido de la presente reunión o de cualquier otra reunión similar ulterior” podría ser interpretado como “un cambio en la posición de la República Argentina acerca de la soberanía o jurisdicción territorial y marítima sobre las Islas Mavinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes”. Una oración siguiente establecía lo equivalente para el Reino Unido.
El paraguas de soberanía se complementó con otro artículo que agregaba que “ningún acto o actividad que lleven a cabo la República Argentina, el Reino Unido o terceras partes como consecuencia y en ejecución de lo convenido en la presente reunión o cualquier otra reunión similar ulterior podrá constituir fundamento para afirmar, apoyar o denegar la posición” de cualquiera de los dos países sobre la cuestión Malvinas.
Otro de los puntos clave del acuerdo fue el que comprometió a los países a declarar que “todas las hostilidades entre ellos habían cesado” y atenerse al mandato de Naciones Unidas de resolver el diferendo “exclusivamente por medios pacíficos” y sin “la amenaza o el uso de la fuerza”.
El diálogo argentino-británico tuvo su segunda parte entre el 14 y 15 de febrero de 1990, también en Madrid. Allí Del Solar y Tickell estamparon su firma en el Acuerdo de Madrid II, que ratificaba el paraguas de soberanía acordado meses antes y consolidaba el diálogo entre los países en temas de pesca y situación del Atlántico Sur.
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El Reino Unido aceptó en el acuerdo “dejar sin efecto la Zona de Protección establecida alrededor de las Islas Malvinas“, al tiempo que los países acordaron un “Sistema de Comunicación Directa” entre las Malvinas y el territorio continental argentino para “reducir la posibilidad de incidentes”.
Los acuerdos permitieron la normalización de las relaciones entre argentinos y británicos, que desde entonces mantienen representaciones diplomáticas permanentes en embajadas y consulados. El Gobierno de Alberto Fernández ratificó las relaciones el 31 de marzo, al asegurar que son “totalmente falsas” las versiones que indicaban una posible intención de rever los acuerdos de 1989 y 1990.
Según el comunicado de Cancillería, “el Gobierno sigue con la política de Estado de grandes consensos convalidada por el Congreso”.
De esta forma, la cabeza del cuerpo diplomático argentino también rechazó la posibilidad de revertir formalmente el acuerdo Foradori-Duncan, concretado el 13 de septiembre de 2016 entre Buenos Aires y Londres y bautizado de esa manera por sus firmantes, el entonces vicecanciller argentino, Carlos Foradori, y el ministro para Europa y las Américas del Reino Unido, Alan Duncan.
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Si bien no se trató formalmente de un tratado, el acuerdo marcó un acercamiento entre los gobiernos de Mauricio Macri (2015-2019) y de Theresa May (2016-2019), que tenía como canciller al actual primer ministro británico Boris Johnson. El entendimiento promovía la cooperación de argentinos y británicos en el campo del comercio, la ciencia y la tecnología, el combate al narcotráfico, la seguridad internacional y defensa y el arte y la cultura.
Con respecto a la cuestión Malvinas, aquel acuerdo ratificaba el paraguas de soberanía de 1989 y apuntaba a “adoptar las medidas apropiadas para remover todos los obstáculos que limitan el crecimiento económico y el desarrollo sustentable de las Islas Malvinas, incluyendo el comercio, pesca, navegación e hidrocarburos”.
El acuerdo expresaba incluso la existencia de un acuerdo entre los países para retomar las conexiones aéreas entre las Islas Malvinas y terceros países con escalas mensuales en suelo continental de Argentina.
El Foradori-Duncan también alentaba el trabajo realizado para identificar a los soldados argentinos caídos en la Guerra de Malvinas que todavía no habían podido ser identificados.
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Ejercicios militares, stands y vuelos: los últimos reclamos argentinos

Los avances en el relacionamiento no impidieron que Argentina hiciera sentir su malestar, por vías con algunas decisiones del Reino Unido relacionadas con las Islas Malvinas adoptadas en los últimos tiempos.
Uno de los ejemplos son las comunicaciones de rechazo que Argentina extiende cada vez que el Reino Unido realiza ejercicios militares en las islas o territorios cercanos. El episodio más reciente se verificó en enero de 2021, cuando el Ejército y la Armada británica desplegaron soldados en las islas para realizar ejercicios militares junto a fuerzas armadas locales.
El 6 de enero la Cancillería argentina rechazó “en los términos más contundentes la realización de estas maniobras militares en territorio argentino ilegítimamente ocupado, que constituyen una injustificada demostración de fuerza y un deliberado apartamiento de los llamamientos de las numerosas resoluciones de las Naciones Unidas y de otros organismos internacionales”.
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Por vía diplomática, Argentina también ha condenado los intentos del Reino Unido por promocionar a las Islas Malvinas como un destino turístico o de inversión, dejando de lado la cuestión de la soberanía. Un ejemplo son los recurrentes reclamos argentinos contra el stand promocional que el gobierno británicos de las islas suele colocar en la Expo Prado de Montevideo, la principal feria agropecuaria de Uruguay. Allí, cada año se instala un puesto dedicado a promocionar a las Islas Malvinas como destino para visitantes, trabajadores e inversores agropecuarios uruguayos.
Los reclamos diplomáticos argentinos incluyeron también el campo deportivo. En febrero de 2020 el Gobierno de Argentina repudió la presencia del Falkland Islands bádminton team, un equipo femenino de bádminton en un torneo realizado en Brasil.
A pesar del acuerdo Foradori-Duncan, Argentina también ha hecho valer su diplomacia para evitar la proliferación de vuelos comerciales que conecten a las Islas Malvinas con otros países de la región.

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