Juan Lehmann
Tras un primer trimestre signado por la confrontación con los gobernadores y con el Parlamento, donde fracasó su ambiciosa ley ómnibus, el mandatario se dispone a relanzar sus iniciativas en medio de un drástico ajuste económico. “La pregunta no es qué quiere Milei, sino qué es lo que puede hacer”, dijo a Sputnik el politólogo Lucas Romero.
Una devaluación del 50%, una ambiciosa ley ómnibus de más de 600 artículos, un mega Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y un ajuste draconiano de las cuentas públicas constituyeron el esqueleto de los primeros 100 días de Gobierno del presidente Javier Milei. Tras el fracaso de la iniciativa legislativa -y el rechazo en el Senado al DNU-, el Gobierno optó por un pacto con la oposición dialoguista.
El naufragio de una de las medidas fundantes de la administración de La Libertad Avanza parece haber marcado un punto de quiebre, tras el cual el mandatario decidió convocar a un Pacto de Olivos con los gobernadores provinciales de peso en el Congreso -al cual Milei había tildado de ‘nido de ratas’ pocos días antes-.
Tras una vertiginosa primera etapa de gestión, marcado tanto por la confrontación con la oposición como por el fuerte ajuste fiscal -complementado con la devaluación que llevó a la inflación acumulada del 71% en apenas tres meses-, la Casa Rosada recalibró su brújula para subsanar ciertos errores no forzados producto de diversos factores ligados a la condición de ‘outsider’ del mandatario.
“Los primeros 100 días de Milei exhiben las carencias del Gobierno en materia tanto de la estrategia política como de la praxis. Esos factores son los que plantean interrogantes sobre la gestión”, dijo a Sputnik Lucas Romero, politólogo y director de la consultora Synopsis.
Según el analista, el tratamiento de la fallida Ley Ómnibus, que fue retirada de la Cámara de Diputados incluso antes de su votación, constituye “un claro ejemplo del accionar del Poder Ejecutivo, que fue a discutir una ley importante sin tener planificado lo que podía ocurrir. Parte del fracaso original de la iniciativa se debió a ese problema”.
“En esta primera etapa, el Gobierno no ha sabido manejarse con los negociadores con los que contaba, a quienes desautorizaba, agredía y desacreditaba en plenas conversaciones”, apuntó Romero.
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14 de marzo, 00:50 GMT
El diagnóstico sobre la intransigencia del oficialismo -que cuenta con apenas 37 diputados sobre los 257 que integran el recinto, y con apenas siete de los 72 senadores- resulta unánime entre los especialistas. Consultado por Sputnik, el analista político Marcos Novaro advirtió que “Milei intenta escapar al diálogo, optando por instrumentos que le permitan prescindir de la concesión de ciertos ejes centrales”.
“El presidente prefirió que la Ley Ómnibus fracasara antes de ceder partes que él consideraba centrales. Pareciera ser que el oficialismo quiere gobernar solo, minimizando a todo el resto de actores que no controla”, apuntó Novaro.
Una incógnita llamada gobernabilidad
El revés que recibió la Ley Ómnibus, sumado al rechazo en el Senado del DNU -que sobrevivirá en caso de ser aprobado por Diputados- dieron cuenta de uno de los desafíos centrales del Poder Ejecutivo: la gobernabilidad para poder aplicar sus medidas.
Romero lo planteó sin eufemismos: “La pregunta central no es qué quiere Milei, sino qué es lo que puede hacer. Ese interrogante es el rasgo más destacado de este proceso político: evidentemente, este es un Gobierno con una fenomenal dificultad para implementar sus decisiones”.
“Todos los objetivos de política económica de Milei requieren de un respaldo legal, y por eso el diálogo con el Congreso es fundamental. En la medida que ese respaldo legal no exista, va a ser difícil que haya credibilidad respecto del potencial éxito del programa de Gobierno”, agrega.
“Desde el año 2000 hasta hoy, el presidente que más había tardado en aprobar una ley había sido Mauricio Macri, que demoró 28 días. Milei lleva 100 días de Gobierno y no hay en el horizonte ninguna perspectiva de que sus proyectos sean aprobados”, indicó el consultor.
Sin embargo, el choque con los límites de la confrontación directa con la oposición -a cuyos legisladores Milei acusó públicamente de recibir coimas-, parece haber devenido en un camino radicalmente distinto. La convocatoria a gobernadores y referentes de todos los espacios políticos a un ‘Pacto de Mayo’ para alcanzar acuerdos da cuenta de un cambio en la dinámica narrativa del oficialismo.
Según Romero, “en el discurso del 1° de marzo pareció emerger una nueva dinámica centrada en la apuesta por el diálogo, lo cual es un dato favorable en esta coyuntura. Resta ver si efectivamente va a materializarse sin quedar en una cuestión meramente discursiva”.
“Lo central del Pacto de Mayo será si existe o no un consenso respecto al contenido de las reformas, más allá de la idea del diálogo en sí misma. Ahí creo que se definirá la supervivencia de la iniciativa”, apuntó el especialista.
La tolerancia al ajuste
Si bien es cierto que Confederación General del Trabajo (CGT) llevó a cabo una huelga general a menos de 45 días de la asunción de Milei, convirtiéndola en la medida de fuerza más temprana contra un Gobierno recién asumido, también lo es que el menú económico desplegado por La Libertad Avanza es inédito en la historia reciente.
Por fuera de conflictos sectoriales —con los gremios discutiendo los aumentos salariales por separado—, lo concreto es que no se percibe un atisbo de resistencia social al ajuste económico reflejado en la caída del poder adquisitivo tras la inflación trimestral más alta desde 1991.
Según Romero, este escenario responde a causas concretas. “Milei logró construir una expectativa pesimista respecto al futuro inmediato: más inflación, más pobreza, una profundización de la caída del salario real, y demás. Ese diagnóstico que hizo al asumir la presidencia es fundamental para entender por qué aún no hay una masiva resistencia popular”, consideró.
“Milei tiene una ventana de oportunidad para operar sobre la realidad ante una opinión pública que todavía no le es demasiado esquiva. El Poder Ejecutivo va a tener que aprovechar todo lo que puede del envío inicial, como hizo con la devaluación abrupta apenas asumió”, apuntó el politólogo.
En este punto, Novaro planteó un matiz respecto a su colega. Si bien la narrativa oficialista desempeña un rol clave en la tolerancia a las medidas dispuestas, esta se complementa por el recuerdo presente del Gobierno predecesor, a cargo de Alberto Fernández (2019-2023), cuyos resultados lo llevaron a perder contra Milei.
“Parte de la resignación de la población se debe a la tolerancia que ha sembrado la última gestión respecto al empobrecimiento. Milei promete que este esfuerzo será el último, y hasta ahora la gente no ha salido a manifestarse masivamente contra él”, indicó el investigador.