El presidente, con nuevo talante, se reúne con la oposición y deja caer al cuestionado comisionado de Paz
Un nuevo Petro se asoma en el horizonte. El presidente de Colombia ha vuelto al diálogo con la oposición después de unos meses en los que se había enrocado en sus posiciones, sobre todo tras la salida de tres centristas que equilibraban su Gobierno de izquierdas. Vuelve un Petro más parecido al del principio de su presidencia, el que apelaba al acuerdo nacional y buscaba mayorías para sacar adelante sus reformas en el Congreso. El otro, en el que se convirtió después, ha vivido una especie de parálisis que le ha puesto a él mismo en alerta. “El presidente está preocupado por su legado, siente que las cosas no se mueven a la velocidad que él quiere”, explica alguien cercano.
Con este nuevo talante ha despedido a alguien de su máxima confianza, el comisionado de Paz, Danilo Rueda, al que le llovían las críticas de la oposición por su gestión de la paz total, el proyecto de acabar con todos los grupos armados del país por la vía de la negociación. Rueda se encontró con obstáculos obvios en un país que lleva décadas en un conflicto, y durante un tiempo contó con el apoyo total del presidente, pero esta semana lo ha dejado caer sin miramientos. Lo ha despedido con frialdad, con apenas un tuit breve en el que anunciaba el nombre de su sucesor, Otty Patiño, un viejo militante del M-19 que ha participado en otros procesos de paz y cuenta con mucho crédito.
En esta nueva apertura se reunió anoche también con el expresidente Álvaro Uribe y los miembros de su partido, el Centro Democrático, para tratar el tema de la reforma a la salud, el cambio que más resistencias genera en la clase política colombiana, que argumenta que, mal que bien, el sistema mixto público-privado funcionó durante la pandemia, a diferencia de otros países de la región, que vieron sus hospitales colapsados. “Yo les diría que anoche no hubo un diálogo, hubo un debate, franco, claro, de discusiones argumentales, un debate intenso en buen lenguaje”, aseguró Uribe Vélez.
Era claro que no iban a llegar a un acuerdo. Petro quiere llevar a cabo esa reforma —se ha convertido en algo personal para él— y la derecha no quiere que se concrete: no hay un punto medio. Pero lo más importante fue que se sentaran a la mesa y dialogaran después de meses de distanciamiento y desencuentros. El representante a la Cámara por el Centro Democrático Andrés Forero reconoció que el sistema de salud se puede mejorar, pero muestra un gran avance social en los últimos 30 años: “Podemos decir que es un sistema solidario, es un sistema que está financiado, obviamente, parcialmente por el presupuesto general de la nación, pero también en gran medida por los aportes de los empresarios y contribuyentes”, dijo Forero.
Petro no dio declaraciones tras el encuentro, ha preferido el mutismo. Esta es la quinta vez que se encontraba con Uribe, al que le ha dado crédito desde que llegó al Gobierno. Uribe, atrapado como está en un proceso judicial por compra de testigos, recibe un balón de oxígeno del presidente, lo que le coloca en la primera línea política de nuevo. Seguro que esta no será la última vez que se vean y, aunque será difícil que lleguen a acuerdos concretos, empeño no les faltará. Aunque Uribe ha visto con mucha desconfianza durante toda su carrera a Petro, es un gran defensor de la institucionalidad y lo respeta como presidente de la República.
En la reunión le hicieron saber a Petro que existe la posibilidad de que la reforma a la salud se le estanque en el Senado o en la Corte Constitucional. Si eso ocurriera, dijo, está dispuesto a presentarla las veces que sean necesarias. De ese tamaño es su obstinación. Los analistas consideran que Petro podría centrarse en otras reformas más acuciantes y dejar esta, que produce tantas resistencias a un lado, pero no parece que eso vaya a ocurrir. El diálogo y la apertura tiene unos límites marcados.