También conocidas como ofidios, en el mundo existen más de 3000 especies de serpientes, una familia de reptiles que pertenece al orden Squamata junto a camaleones e iguanas. De ellas, más de un 10 por ciento son venenosas y, según datos de la Organización Mundial de la Salud, 138 000 personas mueren por mordeduras de serpiente cada año.
Estos serpenteantes animales se caracterizan por tener una mandíbula inferior móvil que les permite devorar presas de gran tamaño, además de una curiosa ausencia de extremidades que les hace reptar para desplazarse. Pero estos extraños reptiles también pueden saltar, volar e incluso trepar, según han descubierto los investigadores a lo largo de los últimos años.
Por ejemplo, la llamada serpiente voladora utiliza la velocidad de la caída y las contorsiones de su cuerpo para atrapar el aire y generar un impulso ascendente. Así, cambian la forma de su cuerpo para planear, según un estudio publicado en la revista Journal of Experimental Biology.
La anatomía única, la diversidad y los misterios de estos animales han sido uno de los motivos por los que las serpientes han impregnado casi todas las culturas humanas. Desde su presencia en mitos fundacionales de muchas religiones, como en la Historia de Adán y Eva de la Biblia, hasta nuestros días, en los que hasta la NASA tiene en cuenta a las serpientes y su anatomía para desarrollar instrumentos de exploración espacial.
Aún es mucho lo que queda por conocer de estos escamosos animales; tanto, que a menudo no se tiene claro siquiera el significado de los diferentes términos que utilizamos para referirnos a ellas. ¿Qué distingue a una serpiente de una víbora o de una culebra?