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Medio Ambiente

El ‘divorcio’ de un pingüino puede impactar negativamente a la colonia entera

Puede que hayas oído que los pingüinos se emparejan de por vida, pero para los pingüinos pequeños, la cosa cambia. Estos diminutos pájaros de Australia y Nueva Zelanda pueden divorciarse de su pareja si no están contentos con el número de polluelos que producen.

“Divorciarse y echar una canita al aire en el hotel local es una parte muy importante de la vida [de los pingüinos]”, afirma Rory Wilson, experto en pingüinos de la Universidad de Swansea (Gales).

Ahora, los investigadores han descubierto el sorprendente impacto de las rupturas entre pingüinos. El número de divorcios influye en el éxito reproductivo de la colonia más que factores como la temperatura del mar y los esfuerzos de búsqueda de alimento.

Esta conexión ofrece a los investigadores una pista útil para predecir la salud futura de la colonia y protegerla de posibles daños, ya que los hábitats de los pingüinos se calientan con el cambio climático.

Los pingüinos azules pequeños (Eudyptula minor), también conocidos como pingüinos pequeños o pingüinos hada, son la especie de pingüino más pequeña del mundo, con una altura media de sólo 30 cm.

La isla Phillip, al suroeste de Melbourne, alberga unos 30 000 ejemplares de estas diminutas aves. “Tiene la mayor colonia de pingüinos pequeños del mundo”, afirma Richard Reina, biólogo de la Universidad de Monash (también en Melbourne) y coautor del nuevo estudio publicado en Ecology and Evolution que explora las sorprendentes repercusiones del divorcio de los pingüinos.

Tras un día buscando comida en el mar, las diminutas aves regresan a sus madrigueras en la ladera. Algunas de la colonia viven en cajas nido especiales y llevan microchips, como un gato o un perro de compañía, de modo que los científicos pueden escanearlas fácilmente para recoger datos sobre cualquiera de las aves de la caja.

“Basta con poner un lector y hacer ‘blip’ y te dice quién está en casa”, dice Wilson, que no participó en el estudio.

Durante la época de cría (de septiembre a febrero), los investigadores registran qué aves están emparejadas en cajas nido o “casadas”, cuándo ponen huevos y cuándo eclosionan, así como las tasas de crecimiento y supervivencia de los pollos. También anotan si alguna pareja se separa o “divorcia”.

Aunque pueda parecer “un poco injusto”, un pingüino con una pareja mediocre podría pensar: “Me voy a buscar a otra y así las cosas irán mejor”, dice Wilson. Las separaciones suelen producirse cuando las parejas no consiguen reproducirse.

Pero esta táctica es arriesgada. “Puede que esa nueva pareja no sea realmente mejor. Podría ser peor”, dice Reina.

Además, según Wilson, se tarda tiempo en encontrar una nueva pareja y establecer un vínculo con ella. Esto significa que los pingüinos “pueden saltarse una temporada de cría porque no han conseguido ponerse de acuerdo”.

Reina y sus colegas examinaron las tasas de divorcio de los pingüinos durante 13 temporadas de cría. De media, alrededor de una de cada cuatro parejas encontraba nueva pareja cada año, pero la tasa de divorcio en un año podía ser tan baja como una de cada 20 o tan alta como una de cada tres. Esta alta variabilidad de las tasas de divorcio fue “bastante inesperada”, afirma Reina.

Y lo cierto es que la compleja vida amorosa de estos pajarillos podría tener efectos inesperados en toda la colonia. Los años con una mayor tasa de divorcios estaban fuertemente correlacionados con un menor éxito de los volantones (aves que todavía no vuelan) y viceversa.

La tasa de divorcios también resultó ser más fiable para predecir el éxito reproductor futuro que los factores ambientales o de comportamiento, como la temperatura de la superficie del mar o los hábitos de alimentación.

Se sabe que otras especies, como los pingüinos Rey (Aptenodytes patagonicus), Emperador (Aptenodytes forsteri) y Adelia (Pygoscelis adeliae), también se divorcian, pero aún no se ha estudiado si sus tasas de divorcio afectan a la salud de sus colonias.

Actualmente, la población de Phillip Island se encuentra bien. “Los pingüinos pequeños saben protegerse muy bien de las perturbaciones ambientales”, dice Reina, porque pueden adaptar dónde buscan alimento y durante cuánto tiempo.

Otra estrategia de supervivencia es abandonar a sus polluelos cuando les falta comida. “Es desgarrador porque todos los polluelos de la colonia se mueren de hambre”, explica Reina.

Pero este movimiento aparentemente despiadado protege al adulto, para que pueda reproducirse de nuevo en el futuro.  ”Si abandona al polluelo, siempre le quedará el año que viene y el siguiente”, explica.

“Comprender los factores que influyen en la reproducción es esencial para evaluar su supervivencia a largo plazo”, afirma Diane Colombelli-Négrel, ecóloga del comportamiento de la Universidad Flinders de Australia, que tampoco participó en el estudio.

Los expertos podrían predecir el éxito de las próximas temporadas de cría basándose en las tasas de divorcio de los pingüinos. Esto es especialmente importante, ya que las actividades humanas siguen afectando al océano.

“El estrecho de Bass, donde se alimentan estos pingüinos, se está calentando mucho más rápido que la media mundial”, afirma Reina. A la comunidad científica le preocupa que los pingüinos no puedan soportar los cambios de su entorno durante mucho tiempo antes de llegar a un punto de inflexión.

“Lo esencial es que el medio ambiente juega un papel decisivo”, afirma Wilson. “Si no hay peces, se acabó. Olvídalo”.

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