Carlo Buontempo, director de cambio climático del programa Copernicus de la UE, advierte del peligro de tormentas torrenciales tras un verano extremadamente cálido y seco en Europa
MANUEL PLANELLES
Carlo Buontempo (Roma, 49 años) es el director del servicio de Cambio Climático de Copernicus, que forma parte del Programa Espacial de la Unión Europea. Gracias al sistema de satélites europeo, Copernicus ofrece información en abierto sobre diferentes variables relacionadas con el calentamiento global y el clima. Este verano, Buontempo, doctor en física y que hasta 2016 trabajaba para el Met Office (el servicio meteorológico del Reino Unido), y su equipo están registrando unos impactos excepcionales por su dureza y extensión, como detalla en esta entrevista telefónica.
Pregunta. ¿La situación que está viviendo Europa de calor extremo, incendios y sequía es normal?
Respuesta. No es normal. Basta con mirar un poco atrás y veranos tan calurosos, con unas anomalías de humedad y de sequía así, no se han visto en muchos años. Con lo cual, en ese sentido, no es normal. Es un evento excepcional, muy fuerte y muy extenso.
P. Respecto a los incendios, ¿está siendo un verano duro en toda Europa?
R. Depende del lugar. Tuvimos algunos incendios muy fuertes e intensos, como el de la zona suroeste de Francia. También hemos tenido muchos incendios en España, pero en Portugal es un año más o menos normal, no excepcional. En Italia hubo incendios significativos… Todavía no tenemos una visión paneuropea completa sobre los incendios. En algunos países seguramente será uno de los años con más superficie forestal quemada, por ejemplo, en España.
P. En cuanto a las temperaturas, ¿está siendo anómalo este verano?
R. Absolutamente. En el caso de la temperatura lo podemos fijar mejor, porque esta variable está muy bien observada, especialmente en Europa. Y hemos vivido varias cosas importantes: como una serie de olas de calor que nos afectaron desde el final de la primavera, porque la primera fue en mayo. Eso es muy temprano. Después siguieron las olas de calor en junio, julio y, ahora, en agosto. Es decir, muchos eventos muy extremos y con nuevos récords de temperaturas máximas en casi todos los países. Ha sido un verano muy caluroso. Todavía tenemos que esperar al final para decir si este ha sido el verano más caluroso registrado nunca. El más caluroso registrado hasta ahora fue el del año pasado. El otro hecho realmente excepcional, que me preocupa muchísimo, es la anomalía en la temperatura del Mediterráneo. El Mediterráneo está hirviendo, la temperatura está cinco o seis grados sobre el valor normal. Eso tiene un impacto no solo ahora, sino en las próximas semanas y meses. Es como un almacén de energía, la cantidad de calor acumulada es enorme.
P. ¿Y por qué está hirviendo?
R. Hemos tenido varios fenómenos distintos que han influido. Por un lado, al final de la primavera tuvimos una masa de aire muy caliente que llegaba desde África sobre Europa. Hubo récords de temperatura en el Reino Unido, en Alemania, en Holanda… Algo increíble. Eso fue más una traslación de aire caliente. Después lo que vimos es un sistema de alta presión bastante estático que, básicamente, significa que en muchas zonas de Europa central y occidental no tuvimos casi precipitaciones. Es decir, que no tuvimos perturbaciones atlánticas que aportasen agua y que enfriaran un poco el clima, lo que ha generado una anomalía importante. Las dos cosas seguramente han jugado un papel importante en el calentamiento del agua. Pero el agua no solo se está calentando en el Mediterráneo y sabemos que esto está relacionado con el cambio climático.
P. ¿Tanta energía acumulada en el Mediterráneo implica que hay un mayor riesgo de fuertes tormentas?
R. Sí, ese es uno de los ingredientes para tener eventos extremos como los que vimos el año pasado o el anterior con precipitación muy fuertes en pocas horas. Pero también se necesitan perturbaciones de origen atlántico que lleguen al sur de Europa. Uno de los ingredientes ya lo tenemos, que es la temperatura del agua superalta y muchísima humedad en las capas más bajas de la atmósfera. Y cuando se retire el anticiclón y comiencen a llegar perturbaciones atlánticas, tendremos la otra variante. Por eso es posible que veamos eventos extremos. Aunque también es posible que este anticiclón que empezó antes de lo normal permanezca más allá de lo que sería normal… Por eso no podemos decir que es seguro que vaya a ocurrir; lo que podemos decir es que uno de los ingredientes lo tenemos ya.
P. Si el anticiclón continúa, tendremos otra mala noticia, que es un empeoramiento de la sequía.
R. Sí. El final de verano y principio del otoño es una situación difícil de prever a nivel meteorológico. La información que tenemos, que no es muy fiable porque es un período difícil, va en ese sentido. Es decir, que la alta presión, especialmente en la parte más oriental del Mediterráneo, se quedará.
Con el cambio climático, las olas que nos parecen tan extremas ahora serán más comunes en el futuro y potencialmente todavía más intensas
P. En todo este verano extremo que vive Europa, ¿qué papel juega el cambio climático?
R. Sabemos que ha aumentado la temperatura global del planeta y también la temperatura del mar. Cada una de las olas de calor que hemos visto tiene su historial meteorológico, pero sabemos que son totalmente consistentes con lo que esperamos que ocurra con el cambio climático. Y lo que esperamos es que estas olas que nos parecen tan extremas ahora serán más comunes en el futuro y potencialmente todavía más intensas. Ahora lo vemos como un evento excepcional, pero en el futuro serán menos excepcionales. Lo mismo pasa con la temperatura del mar, cuyo aumento es totalmente consistente con lo que sabemos del cambio climático. Porque al final el cambio climático es un problema de balance de energía, de la energía que llega del sol y la energía que el planeta puede devolver al espacio. Como tenemos un exceso de gases de efecto invernadero, no conseguimos enfriarnos y aumenta la energía del sistema.
P. ¿Este verano extremo es una excepción o forma parte de una tendencia?
R. La historia climática nunca es una línea recta, hay siempre muchas variaciones de un año a otro. Y este año es particularmente excepcional. Lo que podemos decir es que el aumento de los años calurosos es algo consistente y está en línea con lo que esperamos del cambio climático. Pero siempre ha existido una variabilidad climática porque el sistema es caótico y tiene variaciones independientemente del cambio climático.
P. Hay científicos que mantienen que los modelos quizá se han quedado cortos, que no se esperaba del cambio climático algo tan intenso tan pronto. ¿Comparte esa visión?
R. Es difícil analizarlo sobre un evento en particular o sobre un año solo. Si miras lo que ha sido el incremento real de la temperatura en los últimos años y lo comparas con lo que indicaban los modelos hace 15 o 20 años, me parece que la tendencia estaba bien calculada. De todas formas, si estaban equivocados —algo que yo no comparto—, serían más optimistas de lo que ha ocurrido. Muchas veces a los científicos se nos critica por ser catastrofistas y hablar de un futuro demasiado negativo. Y si los modelos se hubieran equivocado, sería por no haber sido lo suficientemente catastrofistas.
Este verano ha sido muy extremo y creo que mucha gente que cuestionaba el cambio climático se ha dado cuenta de que está aquí
P. ¿Cómo puede la humanidad salir de este atolladero en el que se ha metido?
R. La ciencia climática es bastante clara. No podemos predecir todos los impactos en todos los sectores, pero sí tenemos muy claras las razones: el cambio climático está conectado a las actividades humanas y al incremento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera. Por eso la solución tiene que pasar por un sistema donde la concentración de estos gases, no solo las emisiones, bajen. Es indispensable.
P. Más allá de Europa, ¿parece que estamos viviendo también un verano extremo en otras muchas partes del hemisferio norte?
R. Como todos los años, dependiendo de dónde se mira, hay más o menos impactos. A lo mejor el año pasado en Norteamérica fue el verano aún más extremo con los incendios en Canadá y California, que fueron brutales. Pero hay anomalías en muchísimos lugares. Aunque Europa es un lugar especial, porque a nivel de temperatura del verano el calentamiento es muy tangible. Creo que nosotros, los seres humanos, no somos muy buenos a la hora de actuar o responder a los problemas que nos quedan lejos. Nos cuesta tomar decisiones basadas en modelos o en lo que dicen los científicos. Pero sí sabemos reaccionar cuando tocamos las cosas directamente. Y este verano ha sido muy extremo y creo que mucha gente que a lo mejor cuestionaba las conclusiones científicas o el cambio climático se ha dado cuenta de que está aquí. El impacto es muy directo.