Un estudio hecho por especialistas del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) reveló que entre el 1 y el 28 de enero de 2022 el fuego consumió 518.965 hectáreas de campos ganaderos, pastizales y monte nativo; además de zonas forestadas con pinos y eucaliptos. Es una superficie que es unas 50 veces más grande que la ciudad de París.

La falta de lluvias es un factor clave. De acuerdo a un informe del Instituto Correntino del Agua y el Ambiente en el mes de enero de 2022 sólo llovieron 23,4 milímetros cuando el promedio de precipitaciones del mismo mes en los 9 años anteriores fue de 265,4 milímetros, con picos de 474 en 2019.

El panorama en el terreno tiene un aspecto dantesco y en las imágenes satelitales del Servicio Meteorológico Nacional y los mapas del INTA puede verse que la distribución de los focos ígneos afecta a casi toda la provincia, ubicada en el Litoral Noreste de Argentina, y que el epicentro del fuego se ubica entre 600 y 1.000 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires.

El jefe Operativo de Defensa Civil de la Provincia, Orlando Bertoni, consideró crítica la situación “por la extensión que tomaron las llamas”, que afectaron distritos de los cuatro puntos cardinales, “causando pérdidas a la producción, la flora y la fauna”.

El funcionario dijo: “A esa gente que está prendiendo fuego le pido por favor que entienda que Corrientes vive momentos difíciles y los bomberos están agotados”.

Consideró que la presente es una tragedia mayor que la de años anteriores, “ya se quemó el 1,3% de la superficie de la provincia y siguen los efectos del fenómeno de La Niña”; señaló que la superficie quemada es el doble de lo registrado en años anteriores.

Las llamas han afectado a productores ganaderos, arroceros, citrícolas, horticultores y forestales, que son las cinco principales actividades rurales de la provincia, y levantó las quejas de productores como Fernando Gianelli de La Cruz, departamento ubicado en la Costa del Río Uruguay, a quien las llamas consumieron un campo de 5.700 hectáreas y difundió un video por redes sociales donde manifiesta el fuerte reclamo.

“Señor gobernador, señor presidente, señores diputados y senadores de la provincia y la Nación, hagan algo. Nosotros no tenemos recursos, estamos con una mochilita apagando incendios”, expresó.

El productor reclamó a los gobiernos nacional y provincial el diseño de un Plan de Contingencia. “Tuvimos 47 grados de térmica en Corrientes y en algunos lugares 50 grados. Y esto va a seguir así. Los productores no tenemos herramientas para luchar contra el fuego”, expuso Gianelli.

“Logramos sacar a los pichones de guacamayos a tiempo, antes que se quemen las cajas nido”

Los incendios también pegan de lleno a la incipiente recuperación del turismo que este año reabrió sus puertas, cerradas en 2020 y 2021 por los efectos de la pandemia, que obligó la clausura de varios de los portales de acceso a los esteros del Iberá, cuya extensión ocupa 12.000 kilómetros cuadrados, un 14% de la superficie de la provincia.

Marisi López, coordinadora de Parque Iberá y referente de Rewilding Argentina, entidades encargadas de la recuperación de la biodiversidad de los esteros con la reintroducción de especies que se habían extinguido, describió un “panorama preocupante” y dijo que el fuego puso en riesgo la infraestructura turística, ya que consumió las pasarelas de madera del Portal Cambyretá al norte; y afectó grandes zonas en Carambola y San Nicolás al oeste y Carlos Pellegrini, al Este de los esteros.

López destacó: “Logramos sacar a los pichones de guacamayos a tiempo, antes que se quemen las cajas nido, y los ejemplares mayores volaron a otros montes, por lo que esperamos que vuelvan, pero podemos monitorearlos porque tienen collares de identificación, para saber por dónde andan”.

Se manifestó optimista que cuando lleguen las lluvias los pastizales se recuperen, pero advirtió que “debemos estar alertas porque si bien se controla el fuego, mientras se mantengan las condiciones de sequía se vuelven a prender”.

200 millones de pesos de ayuda para minifundistas

Los gobiernos nacional y provincial, tras una serie de confrontaciones, se pusieron de acuerdo en la forma de afrontar la crisis y este martes el ministro de Agricultura de la Nación Julián Domínguez y el gobernador de la Provincia Gustavo Valdés firmaron un convenio de asistencia conjunta a los productores.

El convenio dispone, con la “conformación de un fondo rotatorio” de aportes conjuntos, de unos 200 millones de pesos (cerca de 1,9 millones de dólares, al cambio oficial actual), para llegar a los minifundistas que no son sujetos de crédito.

Esta asistencia se da en el marco de las declaración de Estado de Emergencia y/o Desastre Agropecuario, decretada por el gobierno provincial, que será homologada por la administración nacional, y que contempla facilidades fiscales, prórrogas de vencimientos impositivos y de préstamos de las bancas oficiales.

Además, el Ministerio de Ambiente de la Nación, a cargo de Juan Cabandié envió 50 brigadistas, un nuevo avión hidrante que se suma a los otros cuatro que ya operan en la provincia y otro número similar de empresas privadas, que ayudan a los cuerpos de bomberos voluntarios de las distintas municipalidades donde se dan los siniestros.

El clímax de los incendios se produjo entre el jueves 3 y el domingo 6 de febrero, aunque vale destacar que las llamas ya están presentes desde diciembre y enero y todo indica que, de no mediar lluvias suficientes, continuarán afectando toda la provincia.