El lago azul metálico, se ha manchado de sangre.
El engastado lago, Titi qaqa, roca de plomo, está sangrando en su cuenca cerrada.
Lago que toca el horizonte sobre sus miles de metros sobre el mar.
¡Puno hora nona!
Cuna de los Tiwanakus, Lupacas y Pukaras, de los hoy aymaras y kichwas, tierra de los que luchan por una vida buena, llena de cantos y bailes, plena de armonía.
Aquí se domesticaron y multiplicaron los pastores de llamas y alpacas, se criaron las vicuñas y los huanacos.
En este lago nacieron los padres originarios del imperio inka, Manku Khapaq y Mama Uqllu.
De aquí, de esta raza indómita, saltaron a la libertad y la dignidad, Tupac Katari y todos los indios rebeldes que hoy, “los de siempre”, los llaman terroristas, subversivos, violentistas, como ayer “indios alzados” .
Pero como coréa hoy nuestro pueblo, “la sangre derramada jamás será olvidada” su corazón no se conforma. Se sigue matando, se sigue enfrentando y engañando a nuestros hermanos y hermanas. ”Mamita candelaria han matado a tus hijos” le reclaman y preguntan las familias.
El racismo y el desprecio de lo andino indígena, sumado a la corrupción de todas las elites del poder han ido produciendo bronca, indignación y violencia.
Para mayor mal se ha secado el cielo, que se traduce en hambre angustia y desesperanza, monstruos que se agigantan junto con la indiferencia y la falta de compasión.
Pero basta de ello: “el miedo se acabó”, ”el pueblo unido jamás será vencido”, “amigo escucha únete a la lucha” se corea en un rio, en un wayku, de marchas campesinas y urbanas que inundan la criolla y banal Lima .
Con las wawas a la espalda, con hambre y con frio, a pie y con valentía, se mueven el corazón y el alma.
Nos matarán pero estamos aquí, sin rencor ni venganza, pero si queremos verdad y justicia “la sangre derramada jamás será olvidada”. “Cain donde está tu hermano”, “el pan, la tierra, el agua, la casa, que guardas y acaparas, pertenece a tu hermano”.
Hermano soldado, policía, terrorista o delincuente no manches más tus manos con sangre. “Ni un muerto más” con esperanza varias veces hemos reclamado. “No matarás ni con hambre ni con balas”.
La wifala multicolor, el arcoíris de nuestros pueblos, lenguas y culturas, puede flamear llena de amor y comprensión. “Un Perú nuevo y mejor es posible”.
Como el ichhu sencillo pero resistente, es nuestro pueblo andino, ya lo decía el tayta José María Arguedas, “kausashanchisraq”, “todavía estamos vivos”…. y lo seguiremos haciendo.
El presente y el futuro es nuestro, “ni un paso atrás”, que resuenen esperanzadores, sikuris, tarkas, zampoñas y tambores.
Ya no llores pueblo nuestros, tu dios, el defensor de los pobres te dice “ sal de tu sepulcro, vuelve a la vida, sal fuera, sigue caminando”, como a su amigo Lázaro.
La Pacha mama te sostiene y alimenta con sus senos, los apus y machulas están contigo.
Jallalla, siempre jallalla.