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Apurímac celebra su sesquicentenario y te invita a disfrutar de sus fascinantes atractivos

Apurímac celebra su 150 aniversario de creación departamental perfilándose como un notable destino turístico del sur peruano. En sus siete provincias alberga formidables atractivos naturales desbordantes de belleza paisajística y biodiversidad, impactantes sitios arqueológicos, cultura viva de raíces ancestrales expresada en tradiciones y costumbres que cautivan a los visitantes.

Apurímac celebra su 150 aniversario de creación departamental perfilándose como un notable destino turístico del sur peruano. En sus siete provincias alberga formidables atractivos naturales desbordantes de belleza paisajística y biodiversidad, impactantes sitios arqueológicos, cultura viva de raíces ancestrales expresada en tradiciones y costumbres que cautivan a los visitantes.

Apurímac, palabra quechua que significa “Dios que habla”, se ubica en el sector sureste de los Andes centrales, a una altitud promedio de 2,900 metros sobre el nivel del mar y con una geografía bendecida por pródigos valles interandinos, imponentes cañones surcados por caudalosos ríos tributarios del gran río Apurímac que da nombre a este bello departamento.
Su territorio fue el epicentro donde se desarrolló la civilización chanka, entre los años 1,200 y 1,440 d.C., cuyos habitantes eran notables guerreros y agricultores. Tras la conquista inca, Apurímac se desenvolvió como un importante centro administrativo y de abastecimiento alimentario del Tahuantinsuyo dado sus avanzados conocimientos tecnológicos y de producción agrícolas.

Con la conquista española en el siglo XVI y durante el virreinato, Apurímac formó parte de otras jurisdicciones, como Ayacucho y Cusco, y la actividad agrícola fue desplazada por la explotación minera dado los ingentes recursos descubiertos allí.

En las luchas por la emancipación del dominio español, Apurímac cobró protagonismo como cuna de la heroína abanquina Micaela Bastidas, esposa del prócer cusqueño José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II y una extraordinaria estratega que contribuyó al triunfo inicial de la rebelión indígena con mayor repercusión en Sudamérica en el siglo XVIII.

Apurímac integró el departamento de Cusco hasta el 28 de abril de 1873, cuando se oficializó su creación como nuevo departamento del Perú, conformado entonces por las provincias de Andahuaylas, Abancay, Aymaraes, Antabamba y Cotabambas. Posteriormente se crearían y sumarían las provincias de Chincheros y Grau.

En el siglo XX nacieron en el departamento de Apurímac ilustres peruanos como el escritor indigenista y antropólogo José María Arguedas, y la cantautora de música criolla Isabel Granda y Larco, conocida como Chabuca Granda.

Aunque económicamente es reconocida como una región agrícola y minera, Apurímac también apunta al turismo como una gran oportunidad de desarrollo sostenible.
La ciudad se encuentra a 905 kilómetros al sur de la ciudad de Lima y a 2,500 metros sobre el nivel del mar, al norte del valle del río Pachachaca y a las faldas del nevado Ampay. La urbe abarca los distritos de Abancay y Tamburco y tiene una población de más de 72,000 habitantes.

Abancay fue elevada de categoría urbana, de villa a ciudad, el 3 de noviembre de 1574, y fue parte del departamento del Cusco hasta la creación del departamento de Apurímac, convirtiéndose en la capital del mismo el 28 de abril de 1873.

Además del aniversario su elevación a categoría de ciudad, la celebración más importante de su calendario festivo es el Carnaval Abanquino, declarado Patrimonio Cultural de la Nación el 7 de marzo de 2011.
Ubicada en el centro de la ciudad de Abancay, cerca de la Plaza de Armas. Lleva el nombre de la heroína Micaela Bastidas, quien junto a su esposo Túpac Amaru II luchó contra el dominio español y fue uno de los primeros gritos de emancipación en el Perú y América.

En el centro de la plaza se erige un monumento con la efigie en cuerpo entero de la heroína que mide alrededor de cuatro metros de alto y fue construida en acero, concreto y mármol gris perla, y tiene un peso aproximado de tres toneladas.
Se encuentra en las instalaciones de la que fue Casa Hacienda Illanya, una de las primeras haciendas de la época colonial (1592) y su estilo arquitectónico es francés. Durante muchos años produjo aguardiente de caña de azúcar, chancaca y miel de caña. La primera propietaria fue doña Isabel Junco y Estrada, y luego fue sede del convento de Santa Catalina de Abancay.

La edificación está restaurada y en su interior se exhiben objetos arqueológicos, líticos y restos óseos hallados en la zona. También se llevan a cabo exposiciones pictóricas de artistas regionales.
Zona arqueológica ubicada en el distrito de Curahuasi, dentro de la ex hacienda Saywite, propiedad de la familia Valer, a la altura del kilómetro 45 de la carretera que conduce de Abancay al Cusco y a más de 2,400 metros de altitud. Los estudiosos sostienen que Saywite reúne características de un centro ceremonial donde se rendía culto al agua y la naturaleza.

El complejo está formado por seis áreas bien definidas. En una se aprecia la existencia de un ushno o plataforma elevada donde se practicaba la observación astronómica. A pocos metros está el célebre monolito de piedra que da nombre al sitio arqueológico, con cuatro metros de diámetro y dos metros y medio de altura. Se trata de una especie de maqueta en alto relieve, labrada en la roca, en la que destacan figuras a escala de andenes, canales de riego y templos, así como pumas, lagartos, anfibios, crustáceos, monos y figuras humanas.
Área natural protegida creada el 23 de julio de 1987 y ubicada en el distrito de Tamburco, provincia de Abancay. El objetivo del santuario es asegurar la intangibilidad del árbol intimpa (árbol del sol, en castellano), único en su género. En la actualidad solo quedan 600 hectáreas de intimpas, protegidas de la amenaza de la tala indiscriminada que padeció en el pasado.

El Santuario alberga la laguna de Angascocha, ubicada a 45 minutos de caminata a partir de la entrada al área protegida. El espejo de agua es ideal para que las aves se posen a beber y alimentarse con los pececillos y permite reparar energías a otros animales, como vizcachas, zorritos, pumas y venados de cola blanca.
Es uno de los más importantes puntos turísticos de Abancay donde se practica el turismo medicinal, dadas las propiedades de sus aguas termales para tratar diversas dolencias del organismo.

Ubicado a 16 kilómetros de la ciudad de Abancay sobre el río Pachachaca, este puente de piedra, cal y canto de la época colonial fue construido por orden del virrey Conde de Salvatierra en 1654. Su presencia contrasta con el hermoso valle que lo alberga.

Se trata de una mole de granito de más de 100 toneladas que debe su apelativo a que encabeza una legión de rocas de diverso tamaño que simulan un ejército pétreo, disperso entre los pastizales.

Desde este punto estratégico se puede apreciar la inmensidad del indómito Cañón de Apurímac. Con más de 3,000 metros de profundidad, es considerado uno de los más abismales de América y del planeta. El mirador brinda también la oportunidad de contemplar la imponente cordillera de Vilcabamba, con su soberano nevado y apu tutelar Salkantay. Un escenario de belleza sobrecogedora, ideal para el ecoturismo, el deporte de aventura y el avistamiento de cóndores.
Se llama así al magnífico bosque de colosales piedras dispersas sobre una extensa planicie de 60 hectáreas y a 3,600 metros de altitud, ubicada a 120 kilómetros al suroeste de la ciudad de Andahuaylas. El origen de esta impresionante formación natural de colosales piedras de sillar cuyo nombre significa “pampa fría”, se remonta a más de cuatro millones de años, tras la erupción de los volcanes Qarwarasu y Sotaya, actualmente inactivos.

Las formaciones rocosas tomaron caprichosas formas cónicas y de hongos que superan los ocho metros de altura. En el sector de Páncula hay familias de pastores de ovejas y llamas que han construido sus viviendas debajo de estos obeliscos naturales, aprovechando que brindan protección y calefacción.

El complejo ha sido señalizado en su acceso gracias al trabajo coordinado de la Dirección Regional de Comercio Exterior y Turismo (Dircetur) de Apurímac y el gobierno local, con participación de la comunidad. Para visitarlo se necesita buena adaptación a la altura para evitar el soroche o mal de altura.
Ubicado a unos quince minutos de la ciudad de Chalhuanca, en la provincia de Aymaraes, este conjunto de pozas está abierto las 24 horas del día, todo el año.

Sus características químicas las clasifican como aguas con tendencia ligeramente alcalina y sus 32 grados Celsius las convierten en alternativa para aliviar el estrés, el cansancio y dolencias como el reumatismo y la artritis.
En Apurímac destacan dos iglesias coloniales: la de Chuquinga y la de Nuestra Señora de Pampamarca. La primera, ubicada en la misma ciudad de Chalhuanca, fue edificada con piedra, barro de mampostería y adobe. El 15 de febrero de 1982 fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación.

Por su parte, la iglesia de Pampamarca se encuentra a 23 kilómetros de Chalhuanca y su construcción de piedra corresponde al siglo XVII.
El ancestral y vasto conocimiento de la ingeniería agrícola en el departamento de Apurímac se expresa en hermosos andenes como el de Caraybamba, en la provincia de Aymaraes. Son terrazas agrícolas de origen preinca, sostenidas por muros de contención que se adecúan a la topografía del terreno, conformados estructuralmente por muros de piedra de tipo “pirca” (colocadas una sobre otra y unidas con barro).

Estas andenerías están emplazadas sobre una superficie de 150 hectáreas, siendo las segundas de mayor extensión en el Perú, después de las del Cusco. Aquí se observa el gran esfuerzo y habilidad que tuvieron los antiguos peruanos para llevar a cabo este tipo de obras de ingeniería agrícola pese a la difícil topografía que presenta la zona. Ello con la finalidad de lograr su máximo rendimiento y abastecerse de alimentos de forma sostenible durante todo el año.
Gran espejo de agua de tonos azulados, ubicado a 17 kilómetros de la ciudad de Andahuaylas, es considerada una de las lagunas más bellas del Perú. Allí se puede realizar paseos en bote y recorridos a caballo y bicicleta por sus alrededores. También es posible volar en parapente y disfrutar de todo el esplendor de la laguna.

Localizado a 21 kilómetros al noreste de Andahuaylas y a 3,200 metros de altitud, este sitio arqueológico de 10 hectáreas de extensión fue edificado inicialmente por la cultura Chanka y luego ocupado por los incas. Consta de una pirámide central rodeada por muros y terrazas que desembocan en plataformas con amplios espacios abiertos.

Por su posición estratégica y proximidad a la laguna de Pacucha, se atribuye al complejo arqueológico de Sóndor una función religiosa.
Además de los mencionados existen muchos otros atractivos turísticos para visitar y disfrutar en el departamento de Apurímac, como el templo de San Jerónimo, el puente colonial El Chumbao, el santuario de Campanayocc, el mausoleo donde descansan los restos del célebre escritor José María Arguedas, el bosque de piedras de Huichihua, Curahuasi conocida como la “capital del anís”, el mirador natural de Huayhuacalle, entre otros.
Los platos típicos del departamento de Apurímac son el tallarín casero servido con estofado de gallina, el kapchi de chuño, la trucha frita, el cuy chactado, el chicharrón de cerdo, el rocoto relleno, la gallina en escabeche y el pepián de cuy.

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