El estudio presentado recientemente en la Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología, junto con el Congreso Mundial de Cardiología, indica que los jóvenes que tienen hábitos de sueño más beneficiosos tienen cada vez menos probabilidades de morir prematuramente; y alrededor del 8 % de las muertes por cualquier causa podrían atribuirse a patrones de sueño deficientes.
“Observamos una clara relación dosis-respuesta, de modo que cuantos más factores beneficiosos presenta una persona en términos de mayor calidad del sueño, menor es también la mortalidad por cualquier causa y la mortalidad cardiovascular. Dormir bien puede alargar la esperanza de vida […] estos resultados ponen de relieve que no basta con dormir las horas suficientes. Realmente hay que tener un sueño reparador y no tener muchos problemas para conciliar el sueño y permanecer dormido”, dice el doctor Frank Qian, coautor del estudio.Los investigadores evaluaron cinco factores diferentes de la calidad del sueño. Los factores incluían: duración ideal del sueño de siete a ocho horas por noche; dificultad para conciliar el sueño no más de dos veces por semana; dificultad para permanecer dormido no más de dos veces por semana; no utilizar medicación para dormir; y sentirse bien descansado tras despertarse al menos cinco días por semana.
Para su análisis, Qian y su equipo incluyeron datos de 172 321 personas (edad promedio de 50 años y el 54 % mujeres) que participaron en la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud entre 2013 y 2018. Cuando ambos sexos mostraban las cinco medidas de calidad del sueño, la esperanza de vida aumentaba 4,7 años para los hombres y 2,4 años para las mujeres, en comparación con aquellos que no tenían ninguno o solo uno de los cinco elementos favorables.
