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Economía

Parados desaparecidos que aparecen: la nueva realidad líquida de los mercados laborales

Los nuevos modelos de trabajo de pocas horas semanales, el impacto de la pandemia, los Ertes o las reformas laborales están metiendo una presión inaudita a las estadísticas de los organismos oficiales. Muchos parados o empleados infrautilizados están quedando al margen de los grandes datos del mercado de trabajo. El último organismo en ajustar sus series históricas es el Departamento de Trabajo de EEUU, con las peticiones semanales de desempleos. Algunas instituciones independientes como la AIReF piden ampliar los indicadores para recoger toda la realidad del mercado laboral.

La pandemia y el confinamiento han vuelto locos a los mercados laborales. En casi cualquier rincón del mundo, en 2020, se desplegaron medidas inéditas para proteger el empleo, el modelo de ERTE fue el más seguido en Europa, o garantizar los ingresos, como sucedió en EEUU con los cheques directos, cuando la actividad económica hibernó para combatir al coronavirus. En la historia nunca ha sido tan difícil seguir la evolución del empleo. Las estadísticas han sido sometidas a una enorme presión, con circunstancias que difícilmente podrían encajar en las series históricas tradicionales.

En pocas palabras, las series históricas, que suelen estar desestacionalizadas para no estar afectadas por el calendario o anomalías puntuales, saltaron por los aires. La consecuencia inmediata es que las cifras oficiales de los organismos encargados de hacer los recuentos de trabajadores y parados despiertan dudas razonables sobre la fiabilidad de los datos.

Ha pasado en España con la actualización de la serie desestacionalizada de afiliados a la Seguridad Social. Y esta semana está pasando en EEUU. El Departamento de Trabajo ha revisado los efectos estacionales de las estadísticas de las peticiones semanales de desempleo. De primeras supone que los datos ya publicados quedan como papel mojado.

Y este aspecto es importante, en un momento en que los datos de alta frecuencia, como las peticiones semanales de desempleo, se miran con lupa, dada la importancia del mercado de trabajo para la política monetaria de la Fed. Los economistas y la propia Reserva Federal no han parado de preguntarse cómo era posible que el empleo siguiera creciendo con fuerza, cuando se ha ejecutado la mayor subida de tipos en más de cuarenta años.

Casi de manera sistemática las peticiones de subsidio no llegaban a superar las 200.000 solicitudes, lo que dejaba descolocado continuamente al mercado y a analistas. Sin la nueva metodología se hubiera repetido la circunstancia en el dato de ayer. Las peticiones se situaron en 228.000, con el nuevo ajuste estacional, y se revisó los datos de los últimos cinco años. El Departamento de Trabajo reconoce que los cambios han provocado “revisiones mayores de lo habitual”, pero deberían proporcionar una imagen más precisa de las peticiones iniciales y las continuas”. La consecuencia es que economistas y mercado se movieron con el dato de 198.000 estadounidenses pidiendo paro hace dos semanas, la nueva realidad es que fueron 246.000 con la nueva serie estacional.

El organismo no solo publica los datos semanales de la semana anterior, también suele revisar cifras anteriores, con la mayor información disponible, y ofrece las peticiones semanales de las últimas cuatro semanas. Estos datos suelen ser muy apreciados por economistas e instituciones económicas del país, ya que son los primeros indicadores del estado de salud del mercado de trabajo. Para muchos otros países son la referencia para renovar la información estadística de Empleo. Por ejemplo, el dato de mitad de quincena que adelanta la Seguridad Social sobre afiliación tiene este espíritu.

Sin embargo, la pandemia hizo saltar las costuras de las peticiones. En una sola semana de marzo de 2020, en mitad de la pandemia, más de 6 millones de personas quisieron cobrar prestaciones por desempleo. Posteriormente, las peticiones se contaban de millones en millones. El coronavirus provocó una fuerte distorsión en las series normalizadas del Departamento de Trabajo a la hora de corregir efectos estacionales. La nueva revisión obedece al trabajo de años para encajar las series históricas a la nueva realidad del mercado de trabajo.

Los recientes despidos masivos en sector tecnológico hicieron saltar las alarmas en algunas casas de análisis. Por ejemplo, a JP Morgan no le encajaba que las peticiones siguieran por debajo de 200.000 solicitudes, cuando los despidos en Google, Amazon, Meta y Microsoft se contaban en miles de personas despedidas. “Si bien las reglas varían según el estado, la indemnización cobrada generalmente retrasa o limita el cobro del seguro por desempleo, por lo que es posible que las personas que fueron despedidas y han recibido una indemnización aún no hayan solicitado la prestación”, especulaban los analistas JP Morgan. La explicación era confusa y estaba enmarañada, pero venía a decir que las personas despedidas habían cobrado buenas indemnizaciones, que dejaban en limosna lo que podían recibir por paro.

Tras la publicación de los nuevos datos semanales, los analistas de Goldman Sachs decían que no estaban sorprendidos por superar las 200.000 peticiones y que estas cifras se ajustaban más a la realidad de las empresas americanas.

Aquí en España el debate sobre las cifras de paro y afiliación está más que abierto. La AIReF precisamente, hace poco, dijo que el indicador de paro tradicional ha dejado de reflejar la realidad del mercado laboral. Los registros del SEPE y la EPA no registran toda la población que estaría en disposición de trabajar o trabajar más horas. Los técnicos de la AIRef para tener la foto completa del mercado de trabajo ha comenzado a utilizar otras fuentes de información, que abarca, por ejemplo, los nuevos modelos de empleo de escasas horas de trabajo diario y que se quedan fuera de las grandes estadísticas. Para el organismo, el 18% de la población activa está infrautilizada, es decir, trabaja por debajo de lo que quisiera o podría.

Para el organismo es importante conocer el espectro amplio de parados, “personas que quieren trabajar y que no trabajan o lo hacen pocas horas”, para el desarrollo de políticas eficaces de empleo. Y también que se puede hacer mayor esfuerzo para medir las horas trabajadas como un buen indicador del mercado de trabajo. “Cada vez se hace más necesario disponer de información de alta frecuencia para medir la evolución de la situación económica y los cambios de comportamiento que se están registrando”, dicen.

Por otro lado, la última reforma laboral ha dejado en un limbo estadístico a los trabajadores con contrato fijo discontinuo. Think thanks como Fedea o BBVA Research apuntan que esta figura, que ha crecido a costa de trabajadores con empleo temporal, esconde más de medio millón de parados, que mantienen contrato laboral, pero no trabajan de forma efectiva.

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