From boom to bust (del auge al estadillo). Esta expresión utilizada a menudo por los economistas anglosajones para definir cómo funcionan los ciclos de negocio y de la propia economía define a la perfección lo que ha ocurrido con la industria de los chips semiconductores en cosa de dos años y poco. TSMC, el mayor ensamblador y fabricante de chips, es un buen ejemplo de lo que está ocurriendo y de sus posibles implicaciones para la economía global.
Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) no ha cumplido con las estimaciones de ventas por segundo trimestre consecutivo. Sus decepcionantes resultados son producto de una señal de debilidad en la demanda mundial de productos electrónicos, lo que deja entrever, por un lado, que la demanda ha virado desde los bienes hacia los servicios y, por otro, que el consumo global podría haber comenzado deteriorarse, lo que supone una seria amenaza para la economía mundial. Esta caída contrasta con las subidas en bolsa en los últimos meses de algunas firmas de chips semiconductores. No obstante, esta subida llega después de un desplome de casi el 50% desde los máximos de 2022.
Muy relacionado con el deterioro del consumo (sobre todo de bienes intensivos en microchips y de elevado precio) está la fuerte subida de tipos de interés a nivel global. Muchos de los dispositivos electrónicos que llevan chips avanzados se consumen a través del crédito (no todo el mundo puede pagar a toca teja un ordenador, un frigorífico o una videoconsola).
Las subidas de tipos de interés que encarecen el crédito también podrían estar detrás de este descenso en la demanda, dando a su vez una pista más del declive que están sufriendo los chips semiconductores tras el boom que experimentaron con la pandemia del covid. Este sector sufre por varios frentes: la recuperación de los servicios, la acumulación de inventarios durante 2020 y 2021 y las subidas de tipos de interés ahora. La ‘guinda’ al pastel puede ser la caída del consumo si llega la recesión.
Todo ello ha deteriorado los resultados del gigante TSMC. Los ingresos del primer trimestre en el fabricante de chips más grande del mundo fueron de 508.600 millones de dólares taiwaneses (16.700 millones de dólares), según cálculos de Bloomberg, por debajo de las previsiones medias de los analistas de 525.500 millones de dólares taiwaneses. Las ventas cayeron un 15% el mes pasado (marzo) en relación con el año anterior, según ha revelado en el comunicado la propia TSMC.
Estos resultados sugieren que la caída en la industria de los chips aún no ha tocado fondo, ya que el aumento de los tipos de interés, el aumento de la inflación y la crisis bancaria continúan afectando la confianza del consumidor.
Los envíos globales de PC se desplomaron un 29% en el primer trimestre, liderados por la línea de Mac de Apple, según las últimas cifras de IDC. TSMC depende de Apple y otros fabricantes de PC y marcas de productos electrónicos de consumo, como Nintendo para mantener sus ventas en marcha.
En concreto, los envíos de ordenadores personales de Apple han caído un 40,5% en el primer trimestre, lo que marca un comienzo de año difícil para los fabricantes de PC que aún se enfrentan al exceso de inventario sin vender y una caída de la demanda producto de la incertidumbre global.
TSMC ha recortado sus planes de gasto de capital para este año a un rango por debajo de los 36.300 millones del año pasado. Los ejecutivos admitían ya en enero que esperaban que las ventas de la compañía en el primer semestre disminuyeran en un porcentaje elevado, aunque preveían una recuperación del negocio en el segundo semestre.
No solo TSMC. También Samsung Electronics anunció hace unos días que reducirá “en un nivel significativo” la producción de chips el mismo día en el que informó que prevé una caída de su beneficio operativo del 95,8% en enero-marzo, hasta situarlo en unos 600.000 millones de wones (unos 455 millones de dólares).
En un comunicado emitido para el operador de la Bolsa de Seúl, la compañía dijo que ajustará la producción para reducir el exceso de inventario ante la contracción que ha experimentado el mercado de los semiconductores.
Sin embargo, Samsung, que en un principio había asegurado que no ajustaría su producción ante la caída de precios en el sector, no aportó más detalles sobre los niveles en los que recortará el rendimiento de sus plantas.
“Al tiempo que hemos ajustado nuestro plan de producción a corto plazo seguiremos invirtiendo en infraestructura para establecer salas blancas (espacio donde se manufacturan los semiconductores), y expandiendo la inversión en I+D para fortalecer nuestro liderazgo tecnológico, puesto que anticipamos una demanda sólida a medio-largo plazo”, explicó en el comunicado.
Al final, aunque estas son unas pocas empresas, su tamaño es importante a nivel global, por lo que una caída de sus ventas puede influir en la actividad económica del mundo. Esto último puede ser clave, sobre todo, en el componente de inversión, puesto que los fabricantes de chips son muy intensivos en capital y tecnología (maquinaría, ordenadores…). Una reducción en la inversión en I+D de estos gigantes puede afectar a la inversión global, uno de los componentes más volátiles del PIB.