La Semana Santa de 2023 ha vuelto a las actividades presenciales de manifestación de la fe, colectivamente. Así, miles de personas se han desplazado a participar o espectar las manifestaciones que hacen memoria de la vida, muerte y resurección de Jesús de Nazaret, el Cristo.
Como no podía ser de otra manera, la fe de las personas se ha expresado sobre la muy concreta realidad de la búsqueda de justicia para los 66 asesinados (60 civiles en distintas ciudades en el contexto de protestas legítimas y 6 soldados muertos por una absurda orden del oficial a cargo) por la represión policial y militar entre el 10 de diciembre de 2022 y el 4 de abril de 2023.
Así que en el Cerro San Cristóbal en Lima y en la Plaza de Armas de Ayacucho, las muestras de fe se han acompañado de actos concretos de rechazo a dichas muertes. Sin embargo, en Ayacucho, el viernes santo, un contingente policial trató de destruir una alfombra floral con el mensaje “No Matarás 15 diciembre 2022”. Un comentarista del hecho apuntó que daba la impresión de que el estado de emergencia dado por el gobierno de Dina Boluarte y su presidente del Consejo de Ministros Alberto Otárola, también suspendía los 10 mandamientos. Finalmente, el obispo de Ayacucho, Salvador Piñero, el Domingo de Resurección dejó atrás su actitud poco empática con las víctimas de la represión de ese 15 de diciembre, y recordó a cada uno de los asesinados.
Días atrás, el Domingo de Ramos, el arzobispo de Lima, Carlos Castillo, había denunciado en su homilía “la costumbre de resolver las cosas a golpes” y que “a la gente se le ha pretendido silenciar con las armas, con el maltrato; cuando se ha podido inventar formas de diálogo, formas de tratar las cosas, y también formas de pedir perdón realmente, eficazmente y no de palabritas”. Para anunciar que
«El Señor nos llama a hacernos parte de la vida y de las familias que han sido maltratadas por los perdigones y las balas que les han caído (…) nos llama a identificarnos con todos los que han sido matados por obra de la violencia que algunos hermanos nuestros han ejercido. Y, por eso, el clamor del Señor es grande desde el que sufre, porque Él está en el que sufre».
Estos hechos le dan contexto a la pregunta clave de toda persona de fe: ¿Cómo se discierne la voluntad de Dios”?, que en la semana Santa tiene muchas oportunidades de plantearse. Esa pregunta nos exige ir de las palabras de Dios, expresadas para todos los tiempos, hacia nuestras circunstancias concretas, aquí y ahora. Para los ciudadanos de Ayacucho, por ejemplo, recoger el mandamiento “No matarás”, emitido hace más 3400 años, implica que la voluntad de Dios hoy es una de memoria y justicia por los asesinados el 15 de diciembre de 2022. Asimismo, la expresión de Jesús “la verdad os hará libres”, recogida en el Evangelio de Juan, nos da una pauta para buscar la verdad de los acontecimientos más allá de las noticias falsas o la omisión de información sobre las motivaciones y las circunstancias de las personas que han marchado por justicia y responsabilidad política en estos meses.
En cualquier caso, el discernimiento de la voluntad de Dios implica una actitud de escucha activa de los pobres. Como dijo el papa Francisco “Los seguidores de Jesús se reconocen por su cercanía a los pobres, a los pequeños…”[1]. Más allá de la Semana Santa, podemos seguir discerniendo la voluntad de Dios con esta cercanía.
