Un ataque áereo contra un acto de la oposición al régimen de la Junta Militar de Birmania, que se estima puede haber dejado más de un centenar de muertos, evidencia la escalada de violencia en el país y genera la condena de la comunidad internacional.
Decenas de personas, hasta más de un centenar dependiendo de las fuentes, entre ellas niños, han muerto en bombardeos del Ejército birmano el martes contra un acto del Gobierno de Unidad Nacional (NUG), que se declara la autoridad legítima de Birmania (Myanmar) tras la asonada de 2021, en la región de Sagaing (al noroeste).
Las fuerzas armadas birmanas (el Tatmadaw) bombardearon a primera hora del martes una ceremonia de inauguración de una oficina administrativa vinculada al NUG en la localidad de Pazigyi, en Sagaing (uno de los principales bastiones rebeldes en el país), y después cazas perpetraron otro ataque por la tarde en la zona durante las tareas de rescate, afirmó un portavoz de la organización.
“Estaban celebrando una ceremonia de inauguración y, siguiendo la tradición, servían comida a la gente, por lo que el evento había atraído a muchos niños”, aseguraron desde el terreno al portavoz del NUG, que prefiere preservar el anonimato, añadiendo que el número de víctimas mortales, inicialmente calculadas en al menos 50, es difícil de saber, pues muchos cuerpos quedaron mutilados.
Según afirmó a EFE el portavoz del NUG, los cazas volvieron a bombardear el poblado cuando voluntarios buscaban supervivientes entre los escombros y retiraban los cuerpos sin vida.
Asumen autoría del bombardeo
La Junta Militar birmana reconoció este miércoles la autoría del ataque áereo contra las fuerzas de defensa del pueblo (PDF, por sus siglas en inglés), movimiento opositor formado sobre todo por jóvenes en el 2021.
“Probablemente, civiles obligados a apoyarles murieron también”, declaró el general del régimen golpista, Zaw Min Tun, que en línea con la retórica militar tachó a las PDF de “terroristas”.
“Llevamos a cabo el ataque durante la ceremonia de inauguración. Miembros de las PDF fueron asesinados. Ellos son los que se oponen al gobierno de este país”, dijo Zaw Min Tun a la cadena propagandística, perteneciente a los militares.
Escalada de violencia militar
Se trata de uno de los ataques más sangrientos de los que se tiene registro desde que el Ejército dio un golpe de Estado el 1 de febrero de 2021, poniendo fin a una década de transición democrática y sumiendo a Birmania en una espiral de violencia y semianarquía, con los militares controlando apenas una cuarta parte de la nación.
Un portavoz del NUG comparó la magnitud de este bombardeo con el ataque áereo perpetrado en octubre durante un festival de música en el norte del país para conmemorar el 62 aniversario de la fundación de la Organización para la Independencia de Kachin (KIO), de la etnia homónima y aliados del NUG, y que afirma dejó unos 80 muertos.
El ataque va en línea con las arengas del líder de la junta, el general Min Aung Hlaing, del pasado 27 de marzo, cuando advirtió que “aplacará con firmeza” a la resistencia, con el foco en el NUG, formado en parte por exdiputados del derrocado Gobierno civil de Aung San Suu Kyi, y las PDF.
La escalada de violencia del Ejército de Birmania (el Tatmadaw), acusado de crímenes de lesa humanidad por la ONU por sus ataques contra la minoría rohinyá, coincide con informaciones desde el terreno que aseguran que no ha logrado controlar más de la cuarta parte del país desde el golpe.
Las PDF, en gran parte jóvenes que dejaron atrás su vida para entrenarse en la lucha armada con las guerrillas de minorías étnicas que llevan décadas combatiendo al Ejército, han ido aumentando sus destrezas bélicas en un giro inesperado por parte del Tatmadaw, que según expertos ha incrementado aún más en consecuencia sus brutales métodos.
La comunidad internacional, incluidos EE.UU., la Unión Europea y la ONU han condenado el ataque de Sagaing, una de las peores masacres desde la asonada, que puso fin a una década de transición democrática y sumió al país en una espiral de violencia y semianarquía.
El relator de la ONU para Birmania, Thomas Andrews, denunció en marzo que más de 3.000 civiles han sido asesinados, 1,3 millones han tenido que abandonar sus hogares y 16.000 se han convertido en presos políticos desde el golpe, entre ellos Suu Kyi. (Con información de EFE).
Fuente: RPP