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Colombia no está preparada para el bum de inversión china

A pesar de que el Gobierno Petro busca diversificar sus socios, los crecientes riesgos políticos, de seguridad y de contratación afectan la percepción de las empresas chinas sobre el país, advierte un informe

SANTIAGO TORRADO

De la construcción de la siempre postergada primera línea del metro de Bogotá a una petrolera que suspende sus operaciones ante los bloqueos que sufre en San Vicente del Caguán, las inversiones chinas en Colombia parecen estar en todas partes. Así lo evidencia que ese rubro se haya triplicado entre 2021 y 2022. El Gobierno de Gustavo Petro, sin embargo, no está preparado para profundizar su relación con China, el gran poder en ascenso, desde el punto de vista económico, político ni geoestratégico, apunta un informe de la consultora Colombia Risk Analysis dedicado a las percepciones locales sobre la inversión china en el país.

“No se trata simplemente del actual desequilibrio comercial entre los dos países, o de la falta de un enfoque claro, coherente y sostenido de política exterior por parte de Colombia”, señala el documento, publicado este miércoles. “También se relaciona con la forma en que las instituciones con un papel de control y supervisión se verán desafiadas por los problemas que surjan de las empresas chinas de infraestructura, como ya ha sido el caso tanto en América Latina como en otras partes del mundo”.

La presencia china en Colombia ya es una realidad. En el pulso entre potencias, Estados Unidos, el principal socio comercial y militar de Colombia, se ha mostrado preocupado por la influencia que pueda ejercer Pekín sobre Bogotá. Si bien Petro ha anunciado en su cuenta de Twitter una visita a China para discutir el tema del metro de Bogotá, sin fecha definida, lo ha hecho con un objetivo doméstico, destaca Sergio Guzmán, director de Colombia Risk Analysis. “Una agenda interna, no necesariamente una externa, clara, coherente, bien comunicada con Cancillería”, apunta.

El informe estudia 90 proyectos chinos –o financiados por China– en Colombia, incluyendo concluidos, en proceso, fracasados y potenciales. Entre los más ambiciosos está la primera línea del metro de Bogotá, adjudicada a un consorcio de China Harbour Engineering Company y Xi’an Rail Transit Group –y que el presidente Petro insiste en soterrar, a pesar de que el plan aprobado contempla una línea elevada–; el RegioTram para conectar a Bogotá con varias poblaciones vecinas, adjudicado a la empresa china Civil Engineering Construction Corporation; y la mina de oro de Buriticá, en Antioquia, comprada en 2020 por Zijin Mining a la canadiense Continental Gold. China también está interesada en invertir en la próxima licitación de telecomunicaciones 5G, además de múltiples proyectos ferroviarios y viales que se licitarán a finales de este año o que se encuentran en fase de planeación por parte del Gobierno.

Sin embargo, los riesgos políticos, de seguridad y de contratación están aumentando para las empresas, lo que afecta a la inversión extranjera directa en el país, apunta Colombia Risk Analysis. La creciente incertidumbre, pronostica la consultora, afectará la percepción de las empresas chinas, especialmente cuando tres de sus principales proyectos –en Bogotá, Buriticá y Caquetá– enfrentan crecientes desafíos. El último se refiere a la empresa china Emerald Energy, que solo mantiene uno de los cinco bloques que tiene adjudicados un mes y medio después de la toma violenta del 2 de marzo, en la que murieron un policía y un campesino.

A ese escenario se añade que existe una falta de conocimiento y comprensión sobre China y su forma de hacer negocios entre los funcionarios públicos colombianos, la comunidad empresarial y el público en general, de acuerdo con el informe, elaborado en colaboración con la firma Cifras y Conceptos, que realizó encuestas sobre la percepción hacia China. El 67% de los encuestados cree que Colombia debería fortalecer sus lazos económicos con China y el 59% sus relaciones políticas. “Hay una buena percepción sobre China, con un alto nivel de desconocimiento, y hay unos ruidos alrededor de la calidad (de sus productos), el tema de derechos humanos y el tema de derechos laborales”, resume César Caballero, gerente de Cifras y Conceptos.

Como en el resto de América Latina, la influencia que ejerce la República Popular China en Colombia ha crecido en tamaño y alcance durante la última década. En la región, 21 países se han adherido a la iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), que se puso en marcha en 2013 y es financiada por el Gobierno chino para invertir en infraestructuras como represas, ferrocarriles, carreteras y puertos. Aunque Colombia no es firmante del BRI, los proyectos más grandes de infraestructura en transporte y minería en los últimos tiempos han sido adjudicados a empresas del gigante asiático.

La relación se ha profundizado con los últimos presidentes. Juan Manuel Santos (2010-2018) desplegó esfuerzos diplomáticos en Asia y el Pacífico: firmó un TLC con Corea del Sur, discutió un TLC con Nueva Zelanda y creó la Alianza del Pacífico –junto a Chile, Perú y México–. También empezó a negociar un TLC con China en 2015, que nunca llegó a concluirse. Su sucesor, Iván Duque (2018-2022), también mostró interés en fortalecer los lazos comerciales y visitó el gigante asiático al final de su primer año para celebrar los 40 años de relaciones diplomáticas y atraer más inversión china a Colombia, aunque después introdujo medidas proteccionistas que afectaron los productos chinos.

Petro, por su parte, han mantenido hasta ahora un relación cordial y nombró embajador al cineasta Sergio Cabrera, con profundos lazos con la República Popular. El presidente se ha empeñado en formular propuestas para la construcción de grandes proyectos de infraestructura que conecten las zonas rurales del país, muchos de los cuales probablemente dependan de la inversión extranjera directa para su construcción, destaca el informe. A su vez, los proyectos de infraestructura chinos podrían fomentar mayor desarrollo y bienestar especialmente en regiones de periferia en Colombia, siempre y cuando cuenten con mecanismos de supervisión y cumplimiento financiero.

“Es probable que en el futuro cercano, el involucramiento de China en Colombia se centre en su agenda comercial y económica. Sin embargo, es probable que la relación política de China con la administración de Gustavo Petro crezca”, no solo como resultado de los avances logrados bajo Santos y Duque, “también gracias a la inclinación del presidente Petro por diversificar los socios comerciales y de inversión”, pronostica la consultora.

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