El penúltimo sábado del presente abril estuve conversando con los estudiantes del tercer ciclo de Administración Industrial del Servicio Nacional de Adiestramiento en Trabajo Industrial, SENATI, sobre desafíos y principios de la Logistica en nuestro país y región. El diálogo me dio varios motivos de esperanza que comparto.
1 Los estudiantes del SENATI tienen una alta empleabilidad, dado que la calidad de su formación se ha mantenido en un buen nivel a lo largo de sus 62 años. A su vez, esto se hia debido a la naturaleza híbrida del SENATI, que si bien tiene una gestiòn privada, es una persona jurídica de Derecho público. ¿En donde mas se podría replicar este modelo de gestión pública / privada.
2 Esa alta empleabilidad coloca a los y las estudiantes en una posición adecuada para valorar el trabajo humano que materializa la producción y hace posible la distribución de productos. Así, pueden reconocer que la SUNAFIL no es una amenaza a los empresarios, sino una entidad que concreta el valor que los trabajadores y trabajadoras agregan a los bienes y servicios a cargo de las empresas donde trabajarán.
3 Asimismo, la conciencia de estudiar en una institución con prestigio, facilita la conciencia de su responsabilidad en ser actores de cambio para el desarrollo. En ese sentido, fueron muy receptivos a las concepciones de la Logística que se enfocan en evitar desperdicios en las cadenas de producción y de distribución de bienes o servicios, detectando, por ejemplo, la oportunidad de los restaurantes de rehusar las sobras de la comida, o la necesidad de detectar en qué carreteras se produce una mayor pérdida de productos agrarios, para concentrar allí la inversión pública. Asimismo, su conciencia de la necesidad de plantear mejoras que hagan frente a los desafíos que traen el cambio climático y la aparición de nuevas tecnologías, los llevó a proponer la adopción masiva en Huánuco de energías renovables como la solar o la eólica, que están disponibles, listas para ser aprovechadas por las industrias locales o las que puedan establecerse. Así como el agua de lluvia, que todos los veranos podría ser aprovechada para múltiples usos.
4 Esta vocación ambientalista no se da por la celebración del Día de la Tierra o por moda generacional. En su caso, la mayoría tiene padres, abuelos u otros parientes con chacras. Así que viven conscientes de la urgencia de aprovechar mejor el agua, que cada vez con mayor frecuencia se hace escasa para los cultivos. Así que plantearon la necesidad de tecnificar el riego de la agricultura familiar, teniendo en cuenta que menos del 10% de los cultivos huanuqueños se riegan con alguna técnica. Los y las jóvenes de esta elite de técnicos industriales están dispuestos a aplicar los conocimientos que aprendan, en las chacras familiares, para mejorar su productividad y contribuir con una buena alimentación de los consumidores, ahora víctimas del uso intensivo de pesticidas tóxicos.
5 Asimismo, son conscientes de los daños que causa la corrupción normalizada. Y por consiguiente, la rechazan. Esto es muy importante, porque suma a la conciencia ambiental, una conciencia ética. Ambas son dimensiones de la conciencia ciudadana. El que la tengan, no sólo nos da razones de esperanza, sino motivos de reimpulso de la responsabilidad por contribuir a que la política y la sociedad, en la región y el país, amplíen los espacios propicios para que esa conciencia y la consiguiente ética social del cuidado, se desarrollen