“La oficina permitirá que la alianza militar realice consultas periódicas con Japón y socios clave en la región, como Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda, a medida que China emerge como un nuevo desafío, junto con su enfoque tradicional en Rusia”, ha indicado este miércoles el medio japonés Nikkei Asia.

Hasta ahora, el Ministerio de Exteriores de Japón y el vocero de la OTAN no se han pronunciado sobre este tema.

Según los informes, la idea fue planeada en un encuentro que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, mantuvo a finales del pasado enero con el primer ministro japonés, Fumio Kishida, durante su visita al país asiático.

Luego, la alianza militar occidental circuló en abril un borrador sobre la propuesta entre sus 31 miembros.

La oficina tendrá lugar en Tokio y su apertura está programada para el próximo año, pero aún no se han publicado detalles.

La OTAN tiene oficinas similares en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, en la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) en Viena, en Georgia, Ucrania, Bosnia y Herzegovina, Moldavia y Kuwait. Su oficina en Tokio es considerada la primera de la Alianza Atlántica en Asia.

Japón y la OTAN, además buscan fortalecer la cooperación sobre amenazas cibernéticas, tecnologías destructivas y desinformación con el objetivo de formar una asociación antes de la cumbre de la OTAN en Lituania en julio.

Japón es también miembro de un grupo conocida como Quad, una alianza de seguridad flexible con Australia y La India liderada por Estados Unidos que se creó en 2007, pero se volvió más fuerte una década después en medio del aumento de las tensiones entre Pekín y Washington en el disputado mar de la China Meridional.

Stoltenberg, durante una conferencia de prensa conjunta mantenida en abril con el canciller nipón, Yoshimasa Hayashi, en Bruselas (capital belga) declaró que ningún otro socio es “más cercano y más capaz” que Tokio, y le agradeció por dedicar una misión diplomática a la OTAN.

Los nuevos acontecimientos geopolíticos relacionados con la expansión de las fronteras de la OTAN en Europa ya se catalogaban una advertencia para Rusia, pero, ahora, la presencia, por primera vez, del primer ministro japonés Fumio Kishida y del presidente surcoreano Yoon Suk Yeol, como observadores de la cumbre de la OTAN, junto a Australia y Nueva Zelanda, se considera como una amenaza similar para China.

La huella de la OTAN en la región de Asia-Pacífico puede alterar el equilibrio del poder en esta zona estratégica, y la insistencia del organismo militar y Occidente para fortalecer su presencia en el Este puede tener consecuencias peligrosas para todo el mundo.