La artritis reumatoide es una enfermedad crónica que afecta a las articulaciones y provoca rigidez, dolor e inflamación, a la vez que origina también la pérdida de la función articular y causa dificultad para el movimiento. Estos síntomas pueden venir acompañados por una sensación de fatiga, episodios aislados de fiebre y pérdida del apetito. Las zonas del cuerpo más afectadas son- las muñecas, las manos, los pies, la columna vertebral, los codos, las rodillas y la mandíbula. Los tratamientos que se aplican a los pacientes persiguen minimizar los efectos negativos de la enfermedad y proporcionar un buen nivel de calidad de vida.
A diferencia de la artrosis, en la que hay un lento proceso gradual de desgaste del cartílago articular (el tejido que recubre el hueso en la zona de la articulación), en la artritis se origina una inflamación crónica de la membrana sinovial (tejido que envuelve la articulación) que provoca dolor y problemas de movilidad, al mismo tiempo que daña muy rápidamente el cartílago, el hueso, los ligamentos y los tendones y puede causar deformidad en las articulaciones.
Esta es una enfermedad autoinmune aunque se desconoce qué la origina. Pese a que la función del sistema inmunitario es la de proteger al organismo de cualquier amenaza externa, como por ejemplo las infecciones, en este caso ataca los tejidos sanos de las articulaciones. La artritis reumatoide puede aparecer de forma gradual y lentamente ir afectando a varias zonas del cuerpo. Los síntomas pueden agravarse temporalmente por situaciones particulares de los pacientes, como por ejemplo pasar por etapas de mucho estrés,
Hay varios factores que pueden significar un mayor riesgo de tener esta enfermedad. Puede aparecer en cualquier momento de la vida, pero es más común entre las mujeres que entre los hombres. El hecho de tener antecedentes en la familia también incrementa el riesgo, al igual que otros factores como el tabaquismo o la obesidad. También se ha observado un mayor riesgo de tener artritis reumatoide en personas con una enfermedad periodontal, infección que afecta a las encías.
El principal interrogante al que se enfrentan los científicos que investigan posibles soluciones a la artritis reumatoide es el desconocimiento de las causas que la provocan. No se ha conseguido saber todavía qué provoca que el sistema inmunitario ataque las articulaciones y otros tejidos del cuerpo. La hipótesis más probable es que sea una combinación de genes, factores ambientales y hormonas sexuales las que estén detrás del origen de esta enfermedad.
La artritis reumatoide no tiene cura, pero es más probable minimizar los síntomas cuando se aplica el tratamiento precozmente. Generalmente consiste en administrar fármacos antirreumáticos modificadores del curso de la enfermedad. También es importante llevar un estilo de vida saludable, como evitar el tabaco y el alcohol, hacer deporte moderado y adaptado a la persona de manera regular, dieta sana, control del peso corporal para que las articulaciones no sufran, tener un correcto descanso y reducir los factores de estrés.