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Excursionismo en Perú: conoce rutas regionales ideales para este turismo de aventura

El Perú destaca no solo por sus ingentes atractivos turísticos ubicados a lo largo y ancho de su territorio, sino también por las rutas terrestres de acceso a estos seductores lugares, las cuales componen un prodigioso escenario que estimula la práctica del excursionismo, llamado también senderismo o trekking  

El Perú destaca no solo por sus ingentes atractivos turísticos ubicados a lo largo y ancho de su territorio, sino también por las rutas terrestres de acceso a estos seductores lugares, las cuales componen un prodigioso escenario que estimula la práctica del excursionismo, llamado también senderismo o trekking.

Estas rutas y caminos constituyen un poderoso imán para los turistas nacionales y extranjeros que disfrutan de recorrer a pie grandes distancias disfrutando de lugares pletóricos en belleza paisajística, singulares ecosistemas, gran biodiversidad, sitios arqueológicos y cultura milenaria que gestan una experiencia de viaje inolvidable.

Prestigiosas publicaciones internacionales sobre viajes y turismo, como Travel + Leisure, Condé Nast Traveler y Lonely Planet, destacan que Perú es un auténtico paraíso para los amantes del excursionismo y lo han incluido en sus selectas listas de rutas turísticas ideales para el excursionismo en el mundo.
Los Andes centrales peruanos son catalogados como una de las cordilleras más impactantes del planeta. Y tienen en el Callejón de Huaylas a un destino de encantadora belleza que es una alternativa a Machu Picchu y cautiva sobre todo a los amantes del excursionismo. El Callejón de Huaylas configura una gran cadena de montañas nevadas dueñas de una impresionante altura que invitan a contemplar su majestuosa belleza haciendo caminata o intentar coronar sus cumbres si se practica el alpinismo.

Dentro de esta vastedad montañosa destaca la ciudad de Huaraz, considerada como la “Capital del Trekking” o caminata a campo libre del Perú. Por ello, concita una creciente presencia de visitantes interesados en cubrir rutas de gran extensión para contemplar la bucólica belleza de los valles interandinos con su singular flora y fauna, lagunas de color turquesa y colosales picos nevados.
Una de las rutas más populares es la Caminata Santa Cruz, de 45 kilómetros de longitud y permite ascender en su punto más alto ubicado a 4,750 metros sobre el nivel del mar. En este periplo de inolvidable experiencia turística, que demanda cuatro días, destaca el ascenso a la laguna Churup, conocida como la “Laguna de siete colores”, localizada a más de 4,000 metros de altitud y a pocos kilómetros de la ciudad de Huaraz.

El Callejón de Huaylas forma parte del Parque Nacional Huascarán, una de las primeras áreas naturales protegidas del Perú, creada el 1 de julio de 1975. Dos años después fue declarado Reserva de Biosfera por la Unesco; y en 1985 fue incluido en la lista de Patrimonio Natural de la Humanidad.

Otra ruta ideal es la Caminata Olleros–Chavín, que ofrece un recorrido de aproximadamente 37 kilómetros, a través de parajes andinos con una altitud que va de los 3,450 hasta los 4,680 metros sobre el nivel del mar. Es una ancestral ruta usada por las culturas preincas para conectar el Callejón de Huaylas con el Callejón de Conchucos.

Esta caminata atraviesa la Cordillera Blanca, a través del paso de Yanashallash, localizado a 4,680 metros de altitud y brinda una hermosa vista del nevado Uruashraju, ubicado a 5,722 metros sobre el nivel del mar.
Considerada como la mejor ruta de excursionismo en Sudamérica, esta parte del Gran Camino Inca o Qhapaq Ñan conduce, a través de varios tramos, a Machu Picchu, Patrimonio Mundial y una de las siete nuevas maravillas del mundo.

El tramo más largo se inicia en Piscacucho, a la altura del kilómetro 82 de la línea férrea hacia la formidable ciudadela inca. Atraviesa diferentes ecosistemas, colosales sitios arqueológicos y parajes ricos en flora y fauna, hasta llegar al complejo arqueológico y estandarte turístico del Perú.

Asimismo, existe otra ruta en el camino a Choquequirao, también en Cusco, distrito de Santa Teresa, provincia de La Convención. La ruta se inicia en el poblado de Cachora, en la región Apurímac, ubicada a 2,900 metros sobre el nivel del mar. A través del recorrido es posible apreciar los impresionantes paisajes del río Apurímac hasta llegar al complejo arqueológico de Choquequirao.

Otras dos rutas fabulosas son continuar la caminata desde Choquequirao hacia Machu Picchu y recorrer el sendero que une el nevado Ausangate y la montaña de siete colores o Vinicunca.
El recorrido a pie por esta ruta de 115 kilómetros demanda ocho días y tiene un nivel de dificultad calificado como “desafiante” debido a los diversos pisos altitudinales, que van desde 2,000 a 5,085 metros sobre el nivel del mar, los que pueden provocar “soroche” o mal de altura si no se realiza una adecuada aclimatación ni se posee la preparación física necesaria.

Las agencias de viaje ofrecen programas que comienzan habitualmente en un viaje en bus (3 horas) desde la ciudad del Cusco hacia el pueblo de Cachora en el departamento de Abancay. A partir de allí empieza el primer día de caminata, de 4 ó 5 horas, hasta la denominada Playa Rosalina donde se acampa y cena.
El segundo día se parte muy temprano rumbo al caserío de Marampata (4 ó 5 horas) donde se almuerza. Después se prosigue con una corta ruta (1 hora y 30 minutos) para llegar por la tarde al recinto arqueológico de Choquequirao. Este sitio arqueológico inca, considerado “hermano menor” de Machu Picchu por su diseño y características constructivas y cuyo nombre en quechua significa “Cuna de oro”, se ubica a 3,050 metros sobre el nivel del mar en la cordillera de Vilcanota.

Esta ciudadela, a la que se puede acceder por dos rutas desde las regiones de Cusco y Apurímac, se extiende a lo largo de tres cerros y hasta el momento se han identificado 12 sectores. Las investigaciones arqueológicas estiman que aún falta descubrir más edificaciones, dado que solo se ha excavado el 30 % de toda su área. En la urbe destaca el centro ceremonial, que es una gran plataforma a la que se accede atravesando una puerta de doble marco. Asimismo, existen dos plazas principales, templos, fuentes de agua, canales, talleres, almacenes, residencias de élite y otros predios que parecen haber tenido un uso administrativo.

Otra de las estructuras impresionantes de Choquequirao es una enorme escalera que al amanecer del solsticio de verano es iluminada completamente por los rayos del sol. Si bien todas las edificaciones son de piedra, algunas de ellas estuvieron cubiertas de arcilla tanto al interior como por fuera, por lo que exhiben un color anaranjado claro.
El tercer día de la excursión comienza con una exigente subida al sector de Río Blanco (3 horas aproximadamente) donde se realiza una pausa para almorzar. Luego se prosigue la caminata hasta el sector de Maizal, donde se acampa y cena. El cuarto día se asciende por espacio de 3 horas al abra de Yanama, conocido también como el abra Victoria. Después se desciende hasta las minas Victoria, lugar donde se extraía plata y el cual está actualmente abandonado. Luego del almuerzo se desciende hasta el campamento de Yanama donde se pasa la noche.
El quinto día se desciende por unas vertientes donde se aprecia la abundante flora y fauna característica del lugar hasta llegar a la zona denominada Totora, donde se hace una pausa para almorzar. A continuación, se avanza hasta el campamento de Collpa, sitio donde existen productos ofrecidos por la población.

El sexto día continúa el descenso por la vertiente oriental de los Andes hasta llegar al campamento La Playa, llamado así por la hermosa catarata que refresca a los visitantes. Luego se realiza un recorrido por cafetales y platanales.
La séptima jornada de la travesía comienza muy temprano con una caminata de alrededor de cinco horas hasta llegar a la estación ferroviaria Hidroeléctrica, muy cerca del distrito de Machu Picchu pueblo. Luego de un almuerzo se recorre por dos horas paralelamente al río Vilcanota hasta arribar y pernoctar en el distrito de Machu Picchu pueblo, ubicado al pie de la montaña en cuya cima se encuentra la ciudadela inca, Patrimonio de la Humanidad y una de las siete nuevas maravillas del mundo.

El octavo y último día está destinado a conocer el sitio arqueológico de Machu Picchu. Luego del recorrido por la edificación inca, el visitante inicia el retorno a la ciudad del Cusco en tren hasta la estación de Ollantaytambo y luego en bus.
La duración de esta travesía de aproximadamente 15 kilómetros dura cuatro días y presenta un nivel de dificultad entre moderado a desafiante para el caminante turístico, por lo que se aconseja también tener un buen estado físico y realizar la debida aclimatación.

Ubicada al sudeste de la ciudad del Cusco, en el distrito de Ocongate de la provincia de Quispicanchis y con una altitud de 6,380 metros sobre el nivel del mar, la montaña Ausangate, considerada un apu o divinidad tutelar y sagrada desde tiempos ancestrales, es el comienzo de lo que muchos viajeros extranjeros y nacionales consideran la excursión más impactante en los Andes peruanos.

El primer día de la caminata se parte muy temprano desde la ciudad de Cusco en un vehículo para llegar a la villa Tinki, en el distrito de Ocongate, donde comienza el recorrido hacia la montaña a Ausangate. Durante el trayecto se conocen varias aldeas de comunidades campesinas dedicadas al pastoreo de llamas y alpacas. Luego se llega al pequeño asentamiento de Upis, sitio conocido por sus fuentes de baños termales donde el viajero puede bañarse para recargar energías y en Upis se pernocta. En este bello paraje andino se puede disfrutar del pintoresco fondo de la montaña Ausangate cuando se produce la puesta del sol. Y por la noche se puede apreciar el magnífico cielo oscuro decorado con miles de estrellas.
El segundo día comienza el ascenso al abra Arapa, ubicado a 4,950 metros de altitud, desde donde se puede contemplar la magnífica cordillera Vilcanota, cuyo punto más alto es el nevado Ausangate. La caminata continúa hacia el lago Pucacocha, un bello lago de aguas color turquesa rodeado de glaciares. En el trayecto se apreciará a numerosas llamas y alpacas guiadas por pastores. Al llegar a las faldas del imponente Ausangate se pernocta y se vive una extraordinaria experiencia de aventura al aire libre, rodeado de montañas nevadas y un precioso cielo que de noche es un concierto de estrellas y al amanecer se tiñe de celeste adornado con nubes que parecen copos de algodón.

El tercer día demanda mayor esfuerzo físico dado que contempla el ascenso al abra Pucacocha, el punto más alto del trayecto a 5,100 metros de altura. Este paso tiene vistas increíbles y recompensa con una vista de 360 grados a uno de los paisajes más increíbles del planeta. Después de superar el difícil ascenso a Pucacocha comienza el descenso hacia el valle verde poblado de alpacas y llamas, donde se almuerza para reparar energías. A continuación, se realiza una caminata al campamento en la comunidad de Ananta, donde, si hay suerte, se puede apreciar el vuelo del majestuoso un cóndor andino.

El cuarto y último día se parte muy temprano hacia el destino de la montaña arcoíris o Vinicunca, ubicada en el distrito de Pitumarca y su cumbre alcanza los 5,200 metros sobre el nivel del mar. La variada gama de colores que cubre la superficie del Vinicunca se debe, según la Sociedad Geológica del Perú, a una compleja historia geológica de sedimentos marinos, lacustres y fluviales. Estos sedimentos, transportados por el agua que antes cubría la zona, datan de los periodos terciario y cuaternario, es decir, de hace 65 a dos millones de años.

El movimiento de las placas tectónicas del área elevó estos sedimentos hasta que se convirtieron en montañas. Con el paso del tiempo, los sedimentos fueron formando capas que en la actualidad se ven como franjas y los colores llamativos se deben a la oxidación de los minerales, ejercida por la humedad de la zona, y a la erosión.
Los colores que se aprecian en estos cerros y su relación con los minerales son los siguientes: fucsia y rosado (mezcla de arcilla roja, fango y arena); morado o lavanda ( una mezcla de arcilla y carbonato de calcio y silicatos); rojo (argilitas y arcillas); verde (mezcla de hierro, magnesio y óxido de cobre), mostaza o dorado (limonitas, areniscas calcáreas ricas en minerales sulfurados o combinados con azufre); blanco y crema (arenisca o arena de cuarzo y piedra caliza).

Luego de contemplar la maravillosa montaña de siete colores se desciende hacia un sobrecogedor espectáculo geológico, el famoso valle rojo, conformado por un conjunto de pequeñas colinas tapizadas con arcilla de colores rojo y ocre, que brindan la sensación de encontrarse en el planeta Marte. Luego se avanza hacia la comunidad de Qesuno, desde donde empieza el retorno a la ciudad de Cusco.
El departamento de Lima posee también diversos escenarios para realizar caminatas y disfrutar de sus hermosos escenarios naturales. Un ejemplo de ello son las Lomas de Lachay, en la provincia de Huaura, a solo 105 kilómetros al norte de la ciudad de Lima. Este es un destino impresionante que posee una vegetación de impactante belleza donde habitan diversas clases de aves y mamíferos.

Esta Reserva Nacional cuenta con diversos senderos, donde el más largo denominado “La Perdiz”, atraviesa todo el área natural protegida y la caminata dura alrededor de dos horas y media, permitiendo apreciar el magnífico paisaje del bosque nublado.

Para los que quieren iniciarse en el excursionismo, las Lomas de Lúcumo es uno destino ideal ubicado a solo 34 kilómetros al sur de Lima, en el centro poblado Quebrada Verde del distrito de Pachacamac. El recorrido por este encantador ecosistema de loma costera de 150 hectáreas puede durar entre 2 y 4 horas.

Otra ruta para un senderismo formidable es la que recorre diversos destinos en la provincia de Huarochirí, en la Sierra limeña, que une el pueblo de San Mateo y la laguna Rapagna. Durante la caminata se puede apreciar cautivantes bosques andinos.

También se encuentra la ruta a Marcahuasi, el fantástico bosque de piedras, ubicado a 4,000 metros sobre el nivel del mar. Es un destino de recorrido muy exigente que empieza en el pueblo de San Pedro de Casta. La caminata dura más de 3 horas y requiere una buena aclimatación para no sufrir el mal de altura o soroche.
El equipamiento básico debe considerar carpa, bastón, vestimenta adecuada como zapatillas, pantalón y casaca impermeable, así como ropa de abrigo para las noches (guantes, gorras, chalinas y medias de lana), ponchos para lluvias.

Asimismo, se debe contar con cargador solar para las linternas, cámaras fotográficas y de video y baterías. También se debe portar algunos alimentos envasados y, sobre todo, agua embotellada y/o pastillas para purificar el agua corriente, dado que es muy importante estar hidratado para sobrellevar la exigencia de la excursión a pie.
La aclimatación con varios días de anticipación es fundamental para recorrer sin problemas aquellas rutas que comprenden lugares altoandinos.

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