El oficialismo progresista en Chile no da el brazo a torcer. El presidente Gabriel Boric prometió no cambiar sus agendas sociales a pesar del abrumador triunfo de la ultraderecha en los comicios constituyentes del 7 de mayo, que condujeron a un giro inesperado en el tablero político chileno.
Boric recordó que su elección en 2021 como presidente fue por el anhelo del pueblo chileno de cambiar la Constitución impuesta desde la dictadura de Pinochet y así disminuir la brecha social.
Entretanto, desde el ultraderechista Partido Republicano, que logró 23 de los 51 escaños del órgano que redactará la segunda propuesta de Carta Magna, aseguraron que no permitirán la elaboración de una Constitución que imponga una forma de Estado social-demócrata. Pues a su juicio, la nación demostró en las urnas su rechazo a esta idea.
Los 51 consejeros elegidos el domingo tienen cinco meses para trabajar el anteproyecto escrito por un grupo de expertos designados por el Congreso. Si las fuerzas conservadoras se unen, podrán modificar sin contrapesos el anteproyecto de los expertos, que luego deberá ser sometido a plebiscito en diciembre.