El asalto sobre las defensas rusas en el frente de Zaporiyia aporta las primeras imágenes de tanques Leopard destruidos. Zelenski confirma acciones de contraataque
La escena es comprometedora para Ucrania mientras que para la máquina propagandística rusa es un chute de autoestima. Los vídeos difundidos por militares de ambos bandos muestran hasta nueve vehículos de infantería estadounidenses Bradley, un tanque alemán Leopard y un vehículo antiminas caídos en combate. En cuestión de minutos, la 47ª Brigada Separada Mecanizada ucrania perdió el jueves entre un 5% y un 10% de sus blindados de infantería en el frente de Zaporiyia. Las imágenes también confirmaron que el armamento aportado por los aliados de la OTAN a Ucrania ya ha entrado en acción en la contraofensiva. Este sábado, el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, ha confirmado “acciones contraofensivas”, aunque ha rechazado dar detalles sobre la etapa en la que se encuentran.
Las Fuerzas Armadas Ucranias han impuesto un apagón informativo. Los detalles que Kiev aporta de la contraofensiva son mínimos y se ha restringido —todavía más— el acceso de los medios a las zonas de combate. Los centros de análisis de la guerra dependen de la información que aportan militares rusos en sus cuentas de Telegram. Es sobre todo a partir de estos que se sabe cómo el Ejército de Tierra ucranio está intentando romper las defensas rusas en Zaporiyia por dos sectores, en una maniobra de pinza. En el sector más occidental, en el asalto al pueblo de Mala Tokmachka, la 47ª Brigada y la 33ª Brigada mecanizada ucranias avanzaron hacia una trampa con sus vehículos recién aportados por los aliados occidentales.
La columna de Bradleys transportaban infantería escoltada por un tanque Leopard y un vehículo antiminas que abrían el camino. Las unidades ucranias fueron golpeadas por drones bomba y en la retirada, los blindados cayeron en un campo de minas. Uno de los vídeos, filmados por un militar ucranio desde uno de los blindados, muestra cómo soldados salían vivos de las explosiones mientras el cañón de un Bradley cubría su retirada.
Para la propaganda rusa, el hecho de haber anulado ya tres tanques Leopard en una semana es una bendición. La propaganda ucrania había alimentado durante meses una imagen de invencibilidad del armamento suministrado por Occidente, pero la realidad es que la contraofensiva de este verano será mucho más compleja que las contraofensivas que en 2022 liberaron la provincia de Járkov y la mitad occidental de la provincia de Jersón. Por entonces, las líneas de defensa rusas eran mínimas. El invasor ha levantado desde el pasado verano 800 kilómetros de líneas triples de defensa, con obstáculos y fosas antitanque, campos minados, alambradas, nidos de ametralladoras, búnkeres y posiciones de artillería soterradas.
La teórica militar indica que un Ejército que ataca requiere de una superioridad de tres a uno respecto al que defiende. En una entrevista del pasado abril con EL PAÍS, el general ucranio Serguéi Melnik estimaba que la superioridad, para las defensas que encontrarían en la contraofensiva, debería ser de cuatro o seis a uno.
Los aliados de Ucrania han aportado este año cientos de vehículos blindados y armamento para la ofensiva ucrania. El analista militar Volodímir Dacenko publicó en mayo una serie de gráficos en los que se constataba que las fuerzas de ambos ejércitos se habían equilibrado gracias al suministro occidental de nuevos equipos y a las pérdidas rusas tras 15 meses de guerra. Ambos ejércitos cuentan ahora con medio millón de soldados en el terreno, un número similar de tanques —1.500, Rusia, 1.400, Ucrania— y 2.000 obuses en el lado ucranio frente a los 3.000 rusos. En cuanto a blindados de transporte y asalto de infantería, el desequilibrio sigue siendo grande: Rusia tiene unas 12.000 unidades frente a las 6.500 de Ucrania, la mitad. Pero cuando empezó la guerra, en febrero de 2022, el invasor tenía ocho veces más blindados que Ucrania, según Dacenko.
Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Alemania han suministrado algunos de sus modelos de blindados de infantería más utilizados en las últimas décadas, mejores que los vehículos soviéticos mayoritarios en el lado ruso y ucranio. En el frente de Zaporiyia, además de los Bradley, ya se ha identificado el uso de los AMX-10 franceses, que destacan por su potencia de fuego. Oryx, grupo de referencia para el análisis de activos militares en esta guerra, asegura que Ucrania ya ha perdido dos blindados AMX-10. También en Mala Tokmachka se ha confirmado, a partir de videos rusos, la destrucción de otros vehículos de infantería occidentales mediante drones bomba: los 4×4 Humvee y los vehículos blindados de asalto MaxxPro (de fabricación estadounidense) y Mastiff (británicos).
provincia de Bélgorod, por parte de paramilitares extranjeros apoyados por las Fuerzas Armadas Ucranias. Esta operación busca que Rusia se vea forzada a desviar unidades militares en el frente para la defensa de sus fronteras. El principal grupo de estos asaltantes son dos organizaciones de extrema derecha rusas opositoras al régimen de Vladímir Putin. También se ha confirmado la presencia de voluntarios polacos. El Gobierno de Estados Unidos y el de Bélgica han abierto una investigación para esclarecer por qué armamento aportado a Ucrania está siendo utilizado para invadir territorio ruso. Para la OTAN es una línea roja que sus armas no sean utilizadas en suelo ruso. Además de los MaxxPro y los Humvees, los asaltantes en Bélgorod estaban armados con fusiles belgas SCAR, con los checos Bren y con los lanzacohetes suecos AT-4.
El comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania, Valeri Zaluzhni, había reservado este armamento para el momento de la verdad, y este ya ha llegado. Se ha confirmado que los cañones antiaéreos móviles alemanes Gepard están desde hace semanas en el frente para repeler ataques de drones y de aeronaves tripuladas. A las baterías estadounidenses de misiles de precisión Himars, determinantes para destruir puestos de mando rusos y su cadena de suministros en la retaguardia, se suma ahora el uso de los misiles británico-franceses Storm Shadow. Los primeros cohetes de largo alcance en manos de Ucrania están castigando periódicamente en el último mes bases rusas e importantes centros de armamento y otros recursos para las tropas lejos del frente.
Ígor Girkin, ultranacionalista ruso de origen ucranio y veterano de la guerra de Donbás —además de perseguido por la justicia internacional—, habitual crítico con el mando de Putin y sus ministros por considerar que no conducen bien la invasión, escribía este sábado que la contraofensiva había empezado de forma pésima para Ucrania, con escasos progresos, por obstinarse en romper las líneas enemigas en un frente tan difícil: “El mando de las Fuerzas Armadas Ucranias ha cometido un claro error de falta de flexibilidad”. En las diferentes visitas que EL PAÍS ha realizado desde enero en el frente de Zaporiyia, militares ucranios de brigadas de infantería y blindados han explicado que la orografía de la zona, de grandes llanuras y pocos bosques, deja muy expuesto un asalto con estas unidades. Un ataque en esta parte del frente requiere de una superioridad clara en artillería y aérea. La ofensiva rusa del pasado invierno en esta misma zona terminó en estrepitoso fracaso.
Girkin, sin embargo, avisa de que la ofensiva solo acaba de empezar, y que los recursos aportados por Occidente que tiene Zaluzhni para romper las líneas rusas son formidables: “La batalla acaba de empezar, el enemigo [Ucrania] está destinando un gran número de activos de la retaguardia al frente, 300-400 tanques y un número similar de vehículos de infantería. La batalla ha empezado bien para nuestras tropas, pero es demasiado pronto para juzgar lo que sucederá”.